Clínica de los pacientes graves o no neuróticos
Por Nadezda Berjón
Cada día, nuestro quehacer en el consultorio es un reto: ¿Qué le pasa a mi paciente? ¿Cómo puedo ayudarlo? ¿Cuál es su conflicto? ¿Por qué después de meses o años no mejora? ¿Cómo escucha lo que le digo y acaso lo retiene en su mente? Estas son preguntas que todos nos formulamos, principalmente en el trabajo con aquellas personas a quienes denominamos graves o no neuróticos.
Entender a los pacientes fronterizos, psicosomatosis, carácter narcisista, trastornos de la sexualidad y melancolías, por mencionar sólo algunos cuadros recibidos cotidianamente en consulta, incentiva un número importante de estudios que se dan a la tarea de encontrar caminos que ayuden a su abordaje, comprender qué interpretaciones contribuyen a sacarlos de su encierro psicopatológico. Es decir, estimula la investigación teórico-clínica que permite llevar a cabo tratamientos lo más adecuados posible, que es la parte neural del programa de Doctorado en Clínica Psicoanalítica.
En sus inicios, el Psicoanálisis tuvo como objeto terapéutico a las neurosis, es decir, a aquellas configuraciones psicopatológicas cuya sintomatología surge de conflictos en la sexualidad infantil, dícese edípicos, para la cual el trabajo de las resistencias y el acceso a lo inconsciente eran la elección de camino a seguir. Freud lo menciona como oscilar entre el trabajo del yo (resistencias) y el análisis del ello (las pulsiones). De manera que el trabajo con lo neurótico es el punto de partida del Psicoanálisis, pero posteriormente, a partir de la década de 1930, se suma una mayor variedad de condiciones psíquicas a analizar. Desde el abordaje de bebés e infantes hasta el acercamiento a la psicosis, nuestra disciplina se enfrenta a un terreno incierto, pero que a muchos seduce, principalmente impulsados por el deseo de comprender la complejidad de la psique.
El Doctorado en Clínica Psicoanalítica del Centro Eleia es un posgrado de alto nivel que tiene como intención asistir en la adquisición de herramientas para el trabajo con los pacientes que llegan hoy día a consulta. La conflictiva es aguda y ya Freud (1920, 1926) dio cuenta de lo atrincherada que puede estar la persona, que se aferra a su enfermar como si se tratara de su salvación. Son otros los que profundizan en ello y nos muestran que la mente es un laberinto cuyo minotauro se resiste a ser liberado.
Tomando el laberinto como metáfora, pensemos en aquellos que habitan claustros dentro de su mente, que viven a modo de un mundo dentro del mundo. Como inquilinos de un cadáver, miran la vida desde dentro de la carcasa, sin salir a debatirse realmente entre el dolor y el anhelo. Por ejemplo, pacientes que quieren aprender sin estudiar, sólo con presentarse a clase, pero que no están dispuestos a llevar a cabo el doloroso proceso de crecer; jóvenes que fantasean con heredar un departamento y una empresa familiar de tal modo que, de un instante a otro, tengan acceso ilimitado a la seguridad y comodidad; mujeres que se ofrecen como muñecas vivas para adornar la vida familiar, pero que carecen de pasiones y vida propias, de sueños a realizar; aquellos que rechazan depender, pues los hace conscientes de las limitaciones personales. Pacientes que son un calabozo para sí mismos (Milton, 1955, en Willoughby, 2001).
Asimismo, es frecuente encontrarnos en una situación de atrincheramiento del paciente que no solo se defiende de ansiedades muy tempranas, por ejemplo, de fragmentación o de separación, sino que mantiene de modo férreo una distancia afectiva con fines de no depender del objeto. Además, pueden aparentar normalidad siempre y cuando mantengan sus defensas. Se prefieren acartonados, superficiales y supuestamente en paz que en contacto íntimo con el otro (Joseph, 1993; Riesenberg-Malcolm, 1999). El trabajo de las ansiedades tempranas es medular en la clínica psicoanalítica actual (Davies, 2012), aspecto que se analiza de forma compleja y profunda en el programa del Doctorado.
En éste, se estudian las perversiones, lo psicosomático y los trastornos de la sexualidad, entre otros. Se ahonda en la teoría y práctica kleiniana y postkleiniana contemporánea, en los desarrollos llevados a cabo a partir de la llegada del psicoanálisis a Estados Unidos en 1909 a la visita de Freud a la Clark University, así como el Psicoanálisis en Francia, que inicia en 1926 con la Sociedad Psicoanalítica de París.
Hoy en día nos encontramos con la clínica de la ausencia de sentido, lo bidimensional, las defensas que ocultan un posible derrumbe psicótico, la dificultad para separarse o el terror a fusionarse y perder las propias fronteras, así como la poca capacidad para pensar las experiencias vitales y tolerar el dolor psíquico. Las preguntas del inicio y que se vinculan con este tipo de padecimientos pueden encontrar respuesta mediante el estudio meticuloso y comprometido que el programa del Doctorado brinda.
Celebrando treinta años del Centro Eleia, celebrando la posibilidad de aprender y acceder a una formación sensata y coherente.
Te invitamos a que asistas a alguna de las Pláticas Informativas que se impartirán sobre el funcionamiento del programa del Doctorado. La próxima se llevará a cabo el sábado 6 de junio a las 10 de la mañana en el Plantel Sur.
Referencias
Davies, R. (2012). Anxiety: the importunate companion. Psychoanalytic theory of castration and separation anxieties and implications for clinical technique. Int J. Psychoanal, 93: 1101-1114.
Freud, S. (2013). Más allá del principio del placer. Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu. (Obra original publicada en 1920).
Freud, S. (2013). Inhibición, síntoma y angustia. Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu. (Obra original publicada en 1926).
Joseph, B. (1993). Equilibrio y cambio psíquico. Madrid: Julián Yébenes. (Obra original publicada en 1989).
Riesenberg-Malcolm, R. (1999). On bearing unbearable states of mind. Londres: Routledge.
Willoughby, R. (2001). The dungeon of thyself. The claustrum as pathological container. Int´l J. of Psycho-Analysis, 82 (5): 917-931.