Verdades y mentiras en la mente
Bárbara Sánchez Armass
Mentir es un acto que está presente en la forma de ser de todo individuo. Cuando pensamos en este tema casi siempre lo hacemos desde la perspectiva moral. Para los psicoanalistas, investigar las mentiras es una propuesta interesante, pues nosotros tratamos de averiguar sus orígenes, motivaciones, procesos y el modo en el que se presenta en cada persona y circunstancia. Por ejemplo, podemos preguntarnos cuál es la mayor mentira que hemos dicho, frente a qué circunstancia tendríamos que mentir o cuál mentira familiar se ha enraizado tanto en nosotros, que ahora se vive como una verdad.
La línea divisora entre verdades y mentiras no es tan tajante. Contrastando la mentira, hablamos de la verdad absoluta como si fuera un hecho que se presenta con claridad y firmeza. Sin embargo, los efectos mentales cuando hacemos una afirmación que creemos es inamovible, incuestionable y que brinda una respuesta única son muy similares a los de una mentira. De hecho, podemos distinguir aquellas mentiras “blancas” que no producen patología, al contrario de las verdades absolutas.
Por ejemplo, cuando para evitar un chisme no decimos algo sobre una persona y en cambio decimos otra cosa. O bien, sabemos que vivimos rodeados de mentiras, en los noticieros, en las conversaciones casuales de la vida cotidiana, en la propaganda y también en nuestra vida personal. Estas mentiras están ahí y podemos cuestionarlas, confrontarlas o dejarlas pasar y mantener otra postura dentro de nuestra mente. Sin embargo, una verdad absoluta puede nunca ser cuestionada e influir de modo determinante en nuestro quehacer diario.
Cuando se construyen verdades y mentiras, habrá un receptor que tal vez se cuestione esta información; por lo que la actitud que se tome en tal circunstancia también influirá en cómo se procesa. Una postura interesante es la de mantener una actitud que aspire a la verdad. Buscar la verdad es distinto a tener la razón, a poseer una certeza o un saber absolutos.
La sensación de verdad, fuera de ser una afirmación, es un estado mental que promueve el pensamiento: la duda, el análisis, la discriminación, el uso de las experiencias pasadas, la imaginación, la intuición y la sinceridad, entre otros. Cuando pensamos si algo es mentira o verdad ponemos a prueba nuestro juicio y percepción; también buscamos reafirmar la confianza que existe en el vínculo; incluso, juntamos ideas distintas que pueden contradecirse. Nos preguntamos si estamos dispuestos a cambiar el statu quo con el que vivimos, enfrentamos el dolor de la verdad, hacemos contacto con la incertidumbre. Asumimos la separación y diferenciación que existe entre nosotros y los otros. Es por ello que para algunas personas resulta peligroso pensar en las verdades o mentiras y prefieren acomodar los hechos que les cuentan y los mitos familiares a sus vivencias emocionales.
La relación de un individuo con sus verdades o mentiras influye en la identidad. Sabemos también que hay distintas intenciones en la mentira: algunos hechos pueden exagerarse o distorsionarse para realzar características socialmente valoradas, otras veces para negar situaciones dolorosas. Asimismo, se utilizan las mentiras para reemplazar una verdad por otra con fines hostiles y agresivos.
El propósito de este taller es adentrarnos en el área de la mente que produce mentiras y verdades; entender que debajo de ellas existen motivaciones y que poseen una función para el crecimiento mental.
El taller «Verdades y mentiras en la mente» a cargo de Bárbara Sánchez Armass se impartirá:
Plantel Norte: 28 de noviembre
Plantel Sur: 5 de diciembre
Horario: 10 a 13 hrs.