Taller Pareja de los padres y construcción de la identidad
Conrado Zuliani
“Lo que has heredado de tus padres adquiérelo para poseerlo”[1]. Aunque la frase es de Goethe, la cita es de Freud. El maestro vienés la menciona en más de una ocasión, pues si algo descubre el psicoanálisis es que el sujeto no sabe quién es. Hablado antes que hablante, hasta aquello que más nos define, el nombre, viene de otros y debemos trabajar, a veces arduamente, para hacerlo propio.
¿Quién es uno? Uno es, en realidad, varios: el niño que fuimos, las voces que nos habitan, el lugar de origen (“la tierra madre”) y pertenencia, sus costumbres, los ideales y valores transmitidos por nuestros padres y hechos propios, sus creencias y las nuestras. A estas alturas es imposible hablar de la identidad sin hablar del yo. Pero ¿qué es el yo? El yo, dirá Freud en una de sus múltiples definiciones, es un cementerio de cargas de objeto, relaciones y vínculos abandonados o perdidos, esos que dejan marcas con las cuales nos identificamos y que nos constituyen.
¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Cuáles son mis identificaciones, mis herencias? ¿En qué medida me es posible apropiarme, alejarme o alojarme en eso que los personajes significativos de mi historia me han transmitido? El psicoanálisis constituye ese espacio donde alguien puede “hacer hablar” a esos muchos que lo constituyen desde lugares desconocidos e inesperados como “yo”.
Identidad es un término complejo: la raíz de la palabra incluye una referencia a lo idéntico, aunque su construcción supone la diferencia, diferenciarme de esos otros que, a su vez, me constituyen. “Digno hijo de sus padres”, el yo nunca es amo en su propia casa, aseveraba Freud. Los padres realizan la función de transmitirnos todo un sistema de valores, rasgos y características de nuestra forma de ser. Asimismo, tomamos de ellos mucho de la manera en que nos relacionamos con los otros. En estos procesos cabe apuntar la importancia de la sutil intersección entre aquello que nos legan y el sentido que le damos a esta transmisión, en buena medida determinada por nuestros propios deseos y emociones más profundos.
Termino con unas palabras de Pontalis[2]: “En cuanto a mi pasado, es una leyenda que invento, una leyenda que me arrastra mucho más allá de mi persona. ¿De qué soy portador sin saberlo? ¿De quién soy el vocero? ¿Será la principal función del día mantener alejada a la noche?»
[1] Freud, S., Tótem y Tabú (1912), Obras Completas, Tomo XIII, Amorrortu, Buenos Aires, p. 159.
[2] Pontalis, J.-B., Al margen de las noches, Paidós, Buenos Aires, p. 92.
Taller «Pareja de los padres y construcción de la identidad» que imparte el doctor Conrado Zuliani el 19 y 26 de enero. Regístrate