Suicidio en la adolescencia: motivaciones desde lo intrapsíquico
Nadezda Berjón
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) (Notimex 2018b), la ansiedad y la depresión son los cuadros de enfermedades mentales que más presentan los jóvenes en nuestro país, además del llamado trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Entre los síntomas están dormir de más; perder el interés en aquello que antes agradaba, como puede ser un deporte o ir al cine con los amigos; baja en el rendimiento académico; pérdida de peso y de apetito; autoestima baja; cambios de humor sin motivo aparente, entre otros. Además, este malestar emocional puede llevar a aislamiento, adicciones, lesiones y suicidio.
Según estadísticas oficiales (Notimex, 2018a), 30% de los suicidios que ocurren en México sucede en el grupo de edad que va de los 15 a los 29 años.
Un intento suicida no surge como algo aislado, impredecible. Es el punto final de una cadena de eventos emocionales que surgen por los cambios en la pubertad (King, 1996).
De acuerdo con Laufer (1976), los adolescentes que intentan o logran quitarse la vida pasan primero por un periodo de crisis denominado breakdown o quiebre emocional. En éste, se da un derrumbe psicológico en el que el joven no encuentra una salida ni siente esperanza respecto al estado de desastre interno presente.
En el adolescente suicida hay una señal de crisis mental, en la que el joven percibe que la muerte es la única salida. La muerte trae consigo la posibilidad de paz. Ahora bien, ¿qué compone tal crisis, por qué se presenta, crisis ante qué? Veamos algunos de los componentes psíquicos de este derrumbe adolescente en los que se profundizará a lo largo del Diplomado “Ansiedad y depresión en la vida cotidiana” con múltiples ejemplos:
- El cuerpo sexualmente maduro.
Laufer (1978) señala que el cuerpo es la fuente principal de los sentimientos de anormalidad, minusvalía y/o locura del joven.
- La relación dependiente con la madre.
Por una parte, está el deseo de separarse, pero todavía a esta edad está presente la necesidad de estar junto a la madre, portadora de bienestar y seguridad desde el nacimiento. Si no logra sentir la libertad para apartarse emocionalmente de la madre, puede optar por la muerte. Matarse será igual a separarse, y quizá el único medio para hacerlo según lo sienta el adolescente. Algunos autores lo piensan como miedo a ser devorado por la madre.
- Depresión.
Es común que el adolescente que toma la decisión de matarse presente previamente una depresión. Sin embargo, no todo adolescente deprimido se quita la vida. La depresión suele presentarse junto con abuso de sustancias y problemas de ansiedad, lo que agudiza el cuadro y configuran un riesgo suicida mayor (Rutter, 1995).
- Agresión.
Según observan algunos psicoanalistas como Laufer (1976), cuyo trabajo con población adolescente en crisis es muy amplio, para que un joven se mate es preciso una cantidad de agresión importante. Hay muchachos que se suicidan porque sienten mucho enojo hacia su cuerpo, sexualmente maduro, que los hace sentir que están en líos con sus padres. En este caso, odian al cuerpo y por lo tanto lo mortifican vía asfixia u otro medio para matarse.
Algunas señales de alerta para jóvenes con conflicto que pueden estar en riesgo suicida, según Laufer (1976) y King (1996), son:
- Odio hacia sí mismos y sensación de minusvalía.
- Incapacidad para usar su enojo de modo constructivo y dirigirse hacia la independencia.
- Sentimiento de anormalidad y odio hacia el cuerpo.
- Incapacidad para tolerar afectos dolorosos, enojo, culpa, vergüenza o desamparo.
Conoce más del Diplomado «Angustia y depresión en la vida cotidiana» que inicia el 18 de mayo 2019.