Subjetividad, historia y temporalidad. Relatos clínicos
Por Muriel Wolowelski
El inconsciente y la sexualidad han sido nociones propias del psicoanálisis desde su nacimiento: lo caracterizan y, a su vez, lo definen. Dos terrenos que confluyen en la “normalidad” y en la patología. De igual forma, la subjetividad, la historia y la temporalidad forman parte de aquellas cuestiones fundamentales que estudiamos en psicoanálisis. Se definen con dificultad y la relatividad siempre se hace presente. Una persona puede considerarse a sí misma a partir de quién cree que es, tan distinta a lo que observan quienes la ven desde otra perspectiva. Es muy común escuchar expresiones que enmarcan la subjetividad de una mirada: “Así lo veo yo”, “Es mi forma de pensar”, “Aquello no tiene que ver conmigo”, y podemos continuar la lista indefinidamente, entre oscilaciones que se acercan y alejan de posiciones más o menos realistas.
De alguna forma, la historia también queda atravesada por las coordenadas de la realidad objetiva y psíquica. Desde los inicios del psicoanálisis, Sigmund Freud manifestó la diferencia de niveles en que se aprecian las “realidades” personales, cargadas de emociones que las matizan: individuales, compartidas, pero casi nunca objetivas. La forma en la que una persona cuenta su vida cuando llega por primera vez a su análisis, se irá modificando con el paso del tiempo, con el acercamiento a la propia vida mental, con el contacto con conflictos y emociones desconocidas. Un paciente relataba la relación infantil con una madre autoritaria, egoísta y mezquina, a la que veía como una mujer que lo avergonzaba en sitios públicos por lo estridente de su voz y lo evidente que se volvía su presencia. Después de algunos años de análisis, la versión de los recuerdos infantiles cambió; recordaba momentos muy placenteros y valiosos, en los que la madre lo llevaba a museos de arte que cultivaron su amor por la pintura. Podemos preguntarnos si esos recuerdos habían sido inicialmente olvidados o reprimidos, si la recuperación de partes inconscientes de la mente permite integrar aspectos totalmente disociados. La historia no cambia; se modifica la versión en la medida en que se enfrentan conflictos inconscientes. Se recuperan experiencias emocionales que dan pie a que una persona modifique la forma en la que se mira, se percibe y se asume; es decir, como sujeto de su historia.
Los griegos tenían dos palabras para el tiempo: chronos y kairós. Chronos es el tiempo lineal, que se mide con el reloj. Kairós es el momento justo: no el tiempo cuantitativo, sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno. Sabemos, también, que la temporalidad cronológica nos acompaña de forma indefectible. Los artistas, poetas, dramaturgos y compositores, así como los mundos de las ciencias y las humanidades, se han ocupado del paso del tiempo. Deseamos aprovecharlo, vivirlo, frenarlo, prolongarlo. Sin embargo, el tiempo del inconsciente no se mide del mismo modo. Es un tiempo personal, a veces concreto y otras, atemporal. Nociones como la de los recuerdos encubridores y la función de la memoria o la temporalidad del après coup desempeñan un papel importante. El niño sigue presente en el adulto, con sus fantasías y la realidad psíquica en el mundo de las neurosis. Una mujer adulta, que es profesionista, trabaja en una empresa con un buen sueldo y un excelente desempeño. Consulta por sus conflictos de pareja y las dificultades que tiene en una relación prolongada con un hombre casado, bastante mayor. Puede desempeñar roles más maduros y estar dominada, simultáneamente, por conflictos infantiles que la atormentan, cargándola de emociones como los celos, la exclusión y la rivalidad. Son reproducciones de su vida sexual infantil, experimentadas en el tiempo presente como actuales.
El psicoanálisis constituye un mundo complejo con muchas dimensiones en las que se mueven y se transforman los personajes dentro de la sesión y en la vida cotidiana. En la sesión, conviven los tiempos del analista y del paciente, las dimensiones del proceso, la verdad material y la realidad psíquica; la transferencia y contratransferencia confluyen con la fantasía, la conciencia y el inconsciente, la verdad y la mentira. Entrar en un territorito desconocido para indagar sobre la vida mental es la propuesta psicoanalítica contemporánea, la mejor herramienta para explorar el inconsciente en movimiento perpetuo.