Recomendación de libros con una mirada psicoanalítica
La mirada del Edipo y la mujer en Japón a través de sus artistas: Haruki Murakami
Por Nadezda Berjón
El signo de Oriente se cierne sobre el mundo occidental atrayendo de modo enigmático a quienes nos dejamos seducir por éste. Es el caso de Japón, lejano al psicoanálisis y sin embargo tan cercano en temas que trabajamos en la consulta día a día. Hablaré de un escritor que ha ganado millares de seguidores en todo el mundo, enfocándome a tres de sus muchos textos. Con una prosa fluida y ligera, teñida de descripciones exquisitas sobre la naturaleza, así como el desarrollo de tramas con vueltas de tuerca y situaciones misteriosas, invita a visitar sus novelas y adentrarse irrefrenablemente en éstas. El autor suele dirigir sus narraciones en torno a la juventud, el desapego familiar, el suicidio, el amor maduro y la libertad interior versus las formas estereotipadas de ser, todo dentro de un Japón histórico y dinámico que combina la tradición con la modernidad.
En el caso de «Kafka en la orilla» (2002 en Tusquets, México, 2006) de Haruki Murakami podemos observar los sinuosos caminos que sigue el llamado complejo de Edipo, estudiado por S. Freud. Esta voluminosa historia narra la adolescencia de Kafka Tamura, que a los 15 años va al encuentro de su vida. Por una parte, la novela describe de modo delicado y sensible el paso de la niñez a la adultez, las transformaciones físicas, la mirada del joven sobre ese cuerpo que se le muestra nuevo y que debe descubrir, sintiendo su fuerza, su ímpetu así como sus debilidades. Abandonado por la madre, rechazado por el padre, va al encuentro de una mujer, la señora Saeki, con la que pondrá en juego todas las vicisitudes de la apuesta edípica. Descubrir a su madre en esa nueva figura es un atractivo al que no puede renunciar. Otra de sus novelas, quizá la más afamada, es «Tokyo Blues/Norwegian wood» (1987 en Tusquets, México, 2008) cuyo título hace referencia a una pieza de los Beatles. La trama coincide con la historia de un joven adolescente, Toru, que inicia su vida académica por primera vez lejos de casa, y busca en los nuevos vínculos el amor, las identificaciones, la relación con su cuerpo ahora sexualmente potente así como el apego a mujeres lejanas cuya mente no puede desentrañar.
Tanto la mujer madura Saeki, en «Kafka en la orilla» como la joven Naoko, en este otra novela, nos muestran a un Murakami intrigado con la psique femenina a la que no logra entender pero sí anhelar y admirar profundamente. La búsqueda del varón por la entrada al universo materno en los diversos personajes del autor nos remota a psicoanalistas como M. Klein al hablar del deseo del infante por meterse dentro del cuerpo de la madre y descubrir su interior, al que imagina pleno de contenidos. D. Meltzer y W. R. Bion apoyan esta idea de la mamá como enigma, como dadora de vida, lejana e inalcanzable. En una tercera obra, “Sputnik, mi amor” (1999 en Tusquets, México, 2006) el autor se coloca justo en el lado femenino con el personaje Sumire, una joven cuya madre falleció siendo ella muy pequeña, y que enamorada de una mujer mayor, Myu, busca la identificación con ese primer objeto de amor. Sumire trata de meterse en los pensamientos de esta persona a la que admira y añora, imagen desplazada de aquel primer vínculo perdido. El Edipo, en este caso negativo, de nuevo como eje central del desarrollo humano y como impulso apasionado de la vida.