¿Quién fue Donald Meltzer?
Por Elena Ortiz*
Donald Meltzer nació en 1922 en Nueva Jersey, Estados Unidos; estudió Medicina en la Universidad de Yale y en el Albert Einstein College de Nueva York; se especializó en psiquiatría infantil en el hospital Bellevue y formó parte del equipo de Lauretta Bender, pionera en la intervención con niños psicóticos. En esta época, tomó contacto con la obra de Melanie Klein, y se interesó fuertemente en ella; su determinación por continuar su formación en esta línea lo llevo a encontrar la manera de vivir en Londres. En 1954 comenzó su análisis con Klein e ingresó en la Asociación Británica de Psicoanálisis. Meltzer estaba en análisis con Melanie Klein cuando ésta murió en septiembre de 1960.
Tomó decisiones que lo fueron alejando del grupo kleiniano; a él le preocupaba que la transmisión del psicoanálisis se realizara de forma íntima y cercana, una modalidad en la que los procesos de identificación tuvieran un lugar al margen del dogmatismo. Pensaba que el aprendizaje tiene un fondo transferencial, misterioso, que es un proceso en que la inspiración está presente.
Uno de los grandes talentos de Meltzer fue su capacidad de supervisar con agudeza, intuición y cercanía. Los libros y grabaciones dedicados a las supervisiones que impartió en diferentes lugares son uno de sus mejores legados. Solía pedir a los estudiantes que no se barnizara el material clínico; no quería diagnósticos inteligentes, sino acceso a la esencia emocional de la situación transferencia–contratransferencia, a la música de la relación, como solía denominarla. El interés en las supervisiones estaba centrado en el material, no en la interpretación que el terapeuta hacía de éste, y alertaba frente al riesgo de presentar interpretaciones correctas y adecuadas que obstruyen la experiencia, a la manera de una transferencia preformada en el análisis.
Incluso en sus obras más originales, Meltzer se preocupó por mostrar cómo se hila su pensamiento con el de sus maestros y predecesores, cómo desde esa plataforma se abre lugar a nuevos hallazgos. Le importaba evidenciar este entretejido no sólo por razones epistemológicas y teóricas, sino también emocionales: la necesidad de reconocer, alejado de una postura narcisista autosuficiente, a los objetos internos que son la fuente de inspiración.
En el desarrollo de su obra, Meltzer investigó sobre temas específicos tales como el proceso psicoanalítico y el vínculo analítico, los sueños, la sexualidad, el espacio, los objetos internos, el self, las modalidades e intenciones en las relaciones de objeto, los distintos tipos de identificación, la conformación de la mente y el pensamiento, entre otros.
Algunas de las ideas fundamentales de Meltzer que se encuentran ampliamente expuestas a lo largo de sus textos son: la visión del proceso psicoanalítico como una analogía con el desarrollo y con la maduración en la calidad del vínculo con el objeto; la visión del encuadre como estado mental del analista; la distinción cualitativa de los estados mentales fluctuantes entre lo infantil y lo adulto; el estudio de las organización perversas; las modalidades de identificación tales como la proyectiva comunicativa, las identificaciones narcisistas adhesiva e intrusiva y la identificación introyectiva como formas de conformar diferentes funcionamientos mentales.
Una de sus líneas de estudio la dirigió hacia los sueños. Meltzer transita por un agudo recorrido de la teoría freudiana, kleiniana y bioninana, y desarrolla una visión contemporánea sobre el estudio de los sueños. Sus propuestas son también originales, el interés por la estética y las expresiones formales en lo onírico, así como el énfasis en la atmósfera emocional alrededor del trabajo con los sueños, son algunas características profundamente propias. Meltzer estudia el proceso creativo en el sueño desde un enfoque poético y plástico, y lo entiende como el espacio de generación de significado.
En la consideración integral de las ideas de Meltzer, se encuentra un modelo de salud mental que se pueda comprender desde coordenadas metapsicológicas y no sólo fenoménicas, adaptativas o estadísticas. Su énfasis por subrayar un modelo de salud mental está presente desde su primer texto y lo continúa a lo largo de su obra. Parte por supuesto del sistema de valores en el interior de la mente que Klein construyó gracias al desarrollo de las ideas de la posición esquizo-paranoide y depresiva, y de la conceptualización de la gratitud versus la envidia. A esto se suman las nociones bionianas de pensamiento y antipensamiento o desmentalización y verdad, versus mentira.
La identificación introyectiva con los objetos internos es uno de los parámetros más ricos que Meltzer ofrece para comprender la salud mental y es un concepto que mantiene una estrecha relación con ideas como la sinceridad y la intimidad, la sexualidad adulta, la tetradimensionalidad y la pasión como complejidad. Agrupados, estos conceptos configuran una cartografía clara y penetrante sobre el desarrollo mental.
* Extractos del texto: Ortiz, E. (2019). Donald Meltzer. Vida onírica. Sueños, mente y pensamiento. México: Analitiqué.