¿Qué es lo que sucede en la mente de una mujer cuando se convierte en madre?

Por Raquel Vega

La maternidad es una experiencia única que inevitablemente tiene un gran impacto en la vida y mente de una mujer. No sólo conlleva cambios corporales que comienzan desde el embarazo y permanecen en el posparto, sino que también implica cambios significativos en su vida emocional.

Para muchas mujeres, la maternidad puede ser vista como una crisis de identidad. La llegada del nuevo bebé desencadena toda una serie de cambios en su vida: desde cómo se ve a sí misma, hasta la forma en que se relaciona con las demás personas, tanto cercanas como ajenas. Para Winnicott, psicoanalista inglés, la madre se conecta con su hijo y sus necesidades a un nivel muy profundo, en el cual se vuelve de suma importancia satisfacer sus necesidades, enseñarle el mundo y proporcionarle los cuidados necesarios, no sólo para que el bebé sobreviva, sino también para que pueda desarrollarse adecuadamente en el ámbito emocional (Abello & Liberman, 2011). Por este motivo, sobre todo en los primeros meses, suele haber mujeres para quienes el bebé se vuelve su todo. Así pues, habrá mujeres que viven esta experiencia gustosas, abocándose a su tarea de maternar; sin embargo, también habrá quienes perciban que las exigencias de este momento de vida son abrumadoras. Es posible que lleguen a sentir – y resentir– que su identidad como persona individual se pierde dentro de la vorágine de situaciones que implica la maternidad. Lo cierto es que, en efecto, ser madre implica una reconstrucción en la identidad de la mujer. No obstante, cómo sea vivida dicha reestructuración tendrá mucho que ver con lo que habita en la mente de cada persona.

La manera en que se vive esta experiencia también tiene que ver, desde la noción de relaciones de objeto internas, con el tipo de relación que tenga la mujer con su propia madre, pero no sólo con su madre real, sino también con la figura de la madre que ha internalizado. Cuando una mujer se convierte en madre, es muy probable que sea el tipo de mamá que ha creado en su mente. Si ha rescatado los elementos más bondadosos de ese personaje, es mucho más probable que la maternidad, aun con sus retos y exigencias, sea vivida primordialmente como una buena experiencia que ayude a la construcción de una nueva identidad que enriquezca a la mujer.

Si en la relación con la propia madre abunda el desconocimiento, la rivalidad y la competencia, resulta más factible que esta experiencia a menudo se viva como una carrera en la que una se está quedando corta. Por el contrario, una experiencia que llena de sentimientos de triunfo a la mujer sobre su madre propia, pues “ella sí lo está haciendo bien”, hace que se deje de lado la posibilidad de resignificar su relación materna.

Esta experiencia, como muchas otras, no se libra de la ambivalencia y la culpa, las cuales son emociones comunes que se llegan a experimentar durante la maternidad. A menudo, la mujer puede sentirse dividida entre su deseo de ser una buena madre y su necesidad de mantener su vieja identidad y autonomía. Esto puede despertar culpa hacia sí misma por no cumplir con la expectativa y una gran hostilidad hacia el bebé, a quien también se ama. Entre mayor sea la exigencia por “serlo todo”, y sentir sólo amor por el bebé, es mucho más probable que los sentimientos de culpa y ansiedad sean mayores.

Lo cierto es que, a pesar de los desafíos y las emociones negativas que pueden surgir durante esta etapa de la vida, esta experiencia también puede ser una oportunidad para la transformación y el crecimiento. Al convertirse en madre y reconocer tanto la belleza como lo angustiante de ello, la mujer puede descubrir nuevas fortalezas y habilidades, además de desarrollar una mayor comprensión y empatía hacia los demás, no solamente hacia su bebé.

La maternidad es una experiencia compleja y multifacética que puede tener un impacto profundo en la vida de una mujer. En el Diplomado “Vínculos tempranos, crianza, maternidad, psicoanálisis”, coordinado por Gabriela Cardós y Raquel Vega, estudiaremos este momento tan importante en la vida de la mujer desde diversas perspectivas.  

 

Referencia:

Abello, A. & Liberman, A. (2011) La madre en la obra de D.W. Winnicott. Una introducción a la obra de Winnicott. Contribuciones al pensamiento relacional. (pp. 82 – 93). Ágora Relacional.

 

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