¿Por qué hablar de sexualidad?

Artículo del Diplomado “Sexualidad, erotismo, vidas paralelas”

Por Karina Velasco Cota

¿Qué es erótico? El juego acrobático de la imaginación.

El mar de recuerdos en que nos bañamos.

El modo en que acariciamos y adoramos las cosas con la mirada.

Lo que es erótico es nuestra pasión por la vitalidad de la vida. 

Diane Ackerman

La sexualidad y el erotismo son los cimientos sobre los cuales se erige la identidad y la vida afectiva de las personas. Sigmund Freud, desde muy temprano, no sólo se interesó en el tema, sino que desarrolló un modelo teórico y un método de investigación del psiquismo en torno a la vida sexual y amorosa de los seres humanos. Comprendió que, en nuestra especie, el ejercicio de la sexualidad no se reduce a la reproducción; sino que está conformada por un complejo entramado de placeres, fantasías y afectos que, en conjunto, impulsan cada uno de nuestros dramas internos.

Si bien es cierto que el sexo y lo erótico evocan curiosidad, deseo y sensualidad; también resultan ser el centro de diferentes conflictivas, como en los casos en los que hombres y mujeres se ven aquejados por síntomas que limitan su vida sexual, por ejemplo, la impotencia y la anorgasmia; así como el paraje que va desde las expresiones y prácticas más diversas, hasta lo que podríamos considerar, a veces, bizarro y perverso.

En 1905, cuando se publicó Tres Ensayos de Teoría Sexual, Freud desafió el statu quo de la época al afirmar que la sexualidad y el erotismo están presentes desde el inicio de la vida y que sus manifestaciones pueden apreciarse de forma natural y espontánea en los niños. Basta ser un buen observador para concluir que este no es un terreno exclusivo de los adolescentes y los adultos; sino que los bebés y los infantes tienen una relación con su cuerpo a través de las sensaciones placenteras y displacenteras que les proporcionan los sentidos, mismas que se acompañan de un corolario emocional. Todavía solemos pensar ‑erróneamente‑ que las historias de amor y desamor que inauguran la vida romántica en la juventud son inéditas, cuando, en realidad, no son más que la reedición de los cariños platónicos de la infancia. Nuestras relaciones íntimas ‑en la alcoba y fuera de ésta‑ condensan nuestra historia, anhelos y una gran variedad de identificaciones con las personas más significativas, la sociedad y la cultura en la que vivimos.

Como señala Jean-Michel Quinodoz (2011), otro de los grandes aciertos del trabajo de Freud residió en su habilidad para revelar los puentes que conectan aquello que se consideraba la sexualidad normal y anormal, mostrando que la sexualidad, en realidad, toma senderos diversos y expresiones distintas. Su teoría conmocionó a la sociedad que recibía al siglo XX; sin embargo, para las mitologías griega, romana y hebrea, así como para la literatura, estas expresiones nunca han sido asuntos ajenos o impropios, sino que son las grandes pasiones que han atormentado a la mente humana desde siempre. En ese sentido, la apreciación psicoanalítica de la sexualidad es mucho más cercana al arte que a la ciencia: trasciende el cuerpo biológico para explorar una existencia plagada de representaciones, motivaciones y deseos subjetivos.

Hoy en día, el debate en torno al tema está lejos de haber concluido y, además, se han sumado nuevos desafíos. En un mundo en el que los límites y las diferencias se diluyen, y en el que la tecnología parece haber abierto una puerta a un espacio paralelo – el virtual -, hay quienes piensan que la vida sexual y la amorosa han adquirido otros matices, otras posibilidades; mientras que otros consideran que la fantasía y las emociones ‑como eje central de la vida sexual‑, simplemente, cuentan con otras vías y lugares para su manifestación; no es que hayan cambiado en realidad. El poeta y ensayista mexicano Octavio Paz alguna vez señaló que “en todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación”, y esta es precisamente la que colorea la sexualidad, el amor y la intimidad de una tonalidad u otra.

¿Cómo el erotismo se imprime en el carácter? ¿Todo vínculo amoroso está necesariamente impregnado de erotismo? ¿Existe la adicción al sexo? ¿Son la fidelidad y la monogamia expresiones del amor? ¿Cómo incide la pornografía en la vida sexual? ¿El sexting equivale a tener una relación sexual? ¿Por qué algunas prácticas sexuales involucran violencia? ¿Qué hacer cuando se padece algún síntoma que afecta la vida sexual?

Te invitamos a participar en el Diplomado “Sexualidad, erotismo, vidas paralelas” que se impartirá próximamente en el Centro Eleia. En un clima que estimula el diálogo y la pluralidad de ideas, y de la mano con especialistas en el área, estudiaremos lo factores psíquicos y socioculturales asociados a la sexualidad y al erotismo, así como la clínica de las afecciones asociadas a este campo.

Referencias

Freud, S. (1905). Tres ensayos sobre teoría sexual. En Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu.

Laplanche, J. y Pontalis J. B. (1996). Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

Quinodoz, J. M. (2011). Reading Freud: A Chronological Exploration of Freud’s Writings. Londres: Routledge.

Wiener, A., Salazar, J., Puig, M. y Bolaños, P. (2018). La Sexualidad. México: Centro Eleia.

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