¿Por qué el psicoanálisis en tiempos de pandemia?
Por Alba Leticia Pérez Ruiz
El ser humano se enfrenta día a día a grandes cambios y dificultades que le obligan a una búsqueda continua de alternativas para ser parte de nuestra sociedad. Se evade continuamente de sí mismo y de sus propios deseos sin darse cuenta ni reflexionar sobre si lo que hace realmente le satisface. El sistema social lo absorbe y con frecuencia reduce su actuar a la necesidad de sobrevivir.
Un evento inesperado como el que ocurre actualmente con la pandemia, que nos obliga al aislamiento y nos confronta de repente con nosotros mismos, nos hace parar y mirar al otro que corría diariamente para cumplir satisfactores externos. En el aislamiento obligado por la pandemia una persona se enfrenta a sus propios recursos y se manifiestan las capacidades emocionales que posee; es decir, se da un reencuentro consigo misma.
Una persona que está aislada durante la contingencia se puede dejar llevar por diferentes sentimientos y emociones que la invaden. Así, cada sujeto puede experimentar angustia, miedo, tedio, depresión, incertidumbre o desasosiego dependiendo de la realidad psíquica que lo sostiene. Cada individuo se enfrenta a sus propios verdugos internos y el virus de la pandemia se convierte en uno de ellos.
Además, es común que en estas circunstancias los seres humanos busquemos sustitutos del pensamiento, lo cual nos puede llevar a ocuparnos en acciones que nos eviten el pensar las emociones.
El tedio, por ejemplo, tiene que ver con el estancamiento de la fuerza interna que mueve al individuo. Si nos dejamos llevar por él, perdemos el tiempo en intentos fallidos por huir de nosotros mismos: buscamos refugio en la televisión, el internet y las redes sociales o cualquier otro medio de comunicación que permita escapar de los pensamientos reflexivos sobre nuestros verdugos internos. Este actuar de ninguna manera nos lleva a sentirnos mejor o a restaurar el equilibrio psíquico.
La pertinencia del psicoanálisis en la situación actual se explica por múltiples razones. En principio, permite al sujeto pensar sus emociones. Es con esta reflexión del individuo sobre sí mismo que la actividad psicoanalítica lleva al sujeto a modificar su perspectiva sobre su experiencia afectiva; le permite lidiar con su angustia, con la incertidumbre y con el miedo y lo lleva a la comprensión de la realidad psíquica propia y la de los otros. De hecho, promueve el entendimiento de los conflictos que se repiten de distintas maneras a lo largo de la vida de un sujeto. Es así como busca sacar al individuo de una existencia inauténtica y ayudarlo a comprender cómo funciona su mente, que se encuentra en un estado de cambio constante; permite, en suma, identificar cuál es su realidad psíquica y entender por qué reacciona de una u otra manera ante una situación específica (por ejemplo, en el caso del aislamiento actual).
El proceso psicoanalítico intenta descubrir la verdad del sujeto. No trata de educar, aleccionar, sugestionar o dar consejos. En cambio, promueve a la reflexión, el cuestionamiento y la responsabilidad subjetiva. El psicoanálisis es una experiencia creativa a través de la palabra que permite al individuo lidiar con el conflicto interno, con el dolor psíquico y con la diferencia. Es por ello que involucra la transformación y la posibilidad de que el individuo construya su propia palabra.