Perspectivas sobre la realidad
Por Andrea Méndez ©
Arquitecto de aquellos mundos,
encauzaba a mi voluntad
grandes océanos domados
bajo túneles de cristal.
Baudelaire
Partiendo de la idea de que no existe una única y verdadera versión de lo real, este artículo pretende mostrar cómo el tema de la realidad ha sido cuestionado a lo largo del tiempo. En un mundo donde gobierna la incertidumbre, donde no existe utopía alguna o promesa de un futuro mejor, el ser humano ha tratado de encontrar la manera de explicar la realidad, su realidad. Esta búsqueda ha ido evolucionando a lo largo de la historia partiendo desde la época de los griegos, donde lo más importante consistía en ser un buen ciudadano, hasta la actualidad, donde lo que reina es el individualismo.
Para muchos autores, el pensamiento griego es la base de la razón y, por tanto, de la realidad, ya que fueron los primeros en cuestionar públicamente su existencia y su relación con el mundo circundante; se pensaba que el papel que cada quien cumplía como ciudadano reflejaba en parte la realidad que vivía. Posteriormente, en la época medieval, el hombre seguía tratando de conservar la armonía social: cada sujeto sabía lo que tenía que hacer durante toda su vida, si nacía en una familia de zapateros se dedicaría a arreglar zapatos; al parecer, su realidad estaba construida desde el momento de nacer (Rawls, 2001). Con el Renacimiento, hubo un cambio de lo fijo al mundo de la posibilidad, es decir, el individuo tenía ahora la oportunidad de labrar su destino. Al abrirse múltiples posibilidades para que cada persona creara su camino, se percibió al mundo como algo infinito y el hombre se enfrentó a la incertidumbre de su futuro y de su función en la vida. Su mundo ya no tenía un “límite preciso”, según Villoro (1992), si no que se encontraba frente a un abanico interminable de posibilidades que se transformaron en inseguridad. Sin embargo, este cambio en la percepción no sólo trajo dudas e incertidumbre, sino que gracias a él surgió el interés por sus propios deseos y motivaciones.
En general, las nociones anteriores al pensamiento posmoderno relacionaban la realidad con situaciones externas objetivables, pero encontramos excepciones aun durante periodos en los que esta tendencia era predominante, como es el caso de Sigmund Freud, que desarrollaba su teoría psicoanalítica con dos postulados básicos: la existencia del inconsciente y la existencia de la sexualidad desde las fases infantiles. Freud luchó porque el psicoanálisis fuera reconocido como ciencia en la sociedad del siglo XIX, donde regía el modelo positivista. Para ello, en un principio, pretendía demostrar que el psicoanálisis era capaz de dar cuenta de una realidad objetiva y verificable empíricamente: la del pasado de sus pacientes como determinante de sus patologías actuales. Es decir, creía que a través del tratamiento psicoanalítico se podía llegar a dilucidar qué era lo que en realidad le había ocurrido al paciente, refiriéndose a la realidad externa.
Freud descubrió que lo psíquico no era sólo lo consciente, sino también lo inconsciente, como un sistema con su propio modo de funcionamiento. Decía que el analista tiene que colegir lo olvidado, construirlo, una labor similar a la del arqueólogo, sólo que el analista trabaja en mejores condiciones, ya que dispone de más material porque el objeto al que se dirige está todavía vivo (Freud, 1937). Al no ser algo tangible o de fácil acceso, el estudio del inconsciente se torna complejo; para abordarlo, Freud se vio en la necesidad de establecer un diálogo con el paciente, donde sus relatos y la observación de sus modos de comportarse en las sesiones le sirvieran como material. De hecho, en las sesiones analíticas, el paciente continuamente traduce su experiencia en discurso, ya que sin éste no tienen estructura ni forma definida, sólo el discurso puede conformarlas.
Freud no fue el primero en hablar sobre los sueños, pues a lo largo de la historia han despertado una gran curiosidad en los seres humanos, al ser una realidad diferente a la vigilia. Para el psicoanálisis, los sueños representan una realidad que se estructura de modo distinto y posee un peso importante, puesto que, como se mencionó, es una de las formas como se manifiesta el inconsciente, junto con los lapsus ‒errores en el discurso‒, los actos fallidos ‒aparentes errores en la conducta‒, entre otros.
Hasta ahora, hice referencia específicamente a Freud, sin embargo, podríamos continuar más adelante este breve texto con la descripción de los diferentes analistas que explican cómo el mundo, la realidad del individuo, se puede entender a partir de la realidad externa, que sería lo fenomenológico, lo objetivo; otros autores incluso piensan que lo que mayor peso posee es lo interno, las fantasías y lo subjetivo.
Referencias
Etchegoyen, H. (1986). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Amorrortu, 2005.
Freud, S. (1937). “Construcciones en el análisis”, en Obras Completas. Tomo XXIII. Buenos Aires: Amorrortu.
Rawls, J. (2001). “Introducción: la filosofía moral moderna, 1600-1800”, en Lecciones sobre la filosofía moral. Barcelona: Paidós.
Villoro, L. (1992). “Introducción. La pérdida del centro. La idea del hombre. Características del pensamiento moderno. La crisis de la modernidad”, en El pensamiento moderno, filosofía del Renacimiento. México: El Colegio Nacional-FCE.