Patrones familiares y educabilidad cultural*
*Esta es la primera parte de un resumen de Meltzer, D. (1990). Patrones familiares y educabilidad cultural. En Metapsicología ampliada (pp.175-200). Buenos Aires: Spatia.
Resumen por Sara Fasja Laniado
Meltzer (1990) clasifica los patrones familiares en distintos modelos para explorar el tipo de proceso de aprendizaje que se desarrolla en cada uno, y los conflictos educativos correspondientes.
La intención manifiesta de cualquier agrupación familiar es promover el desarrollo de sus miembros, conservar la integración armónica y preservarlos de ataques del mundo circundante (Meltzer, 1990). Debe estimular el aprendizaje en sus integrantes para contribuir al desarrollo de su personalidad y al estatus familiar.
El carácter estará profundamente determinado por los modos preferidos de aprender, y éstos se ven influenciados por las formas que prevalecen en el grupo familiar y su nivel de organización (Meltzer, 1990).
El autor comenta que la vida familiar se visualiza como una organización más o menos estable, que se presenta de tres formas generales: la familia conyugal, la pandilla narcisista y el grupo de supuesto básico. Además, muestra un modelo altamente dinámico que supone un flujo constante en la vida de los individuos, las familias y las comunidades. Asimismo, en las familias y comunidades, los individuos desempeñan papeles especiales y cumplen funciones particulares y éstos pueden coincidir, superponerse o divergir (Meltzer, 1990).
Formas de aprendizaje en la familia
Por otro lado, Meltzer describe las diferentes formas de aprender, basándose en la teoría del aprendizaje implícita en el modelo de pensamiento Klein-Bion:
– Aprendizaje de la experiencia: Este tipo de aprendizaje modifica a la persona porque proviene de la experiencia emocional en la que el caos y la ansiedad catastrófica, que llegan a la confusión, son sometidos a un objeto interno o externo con una transferencia parental, para que sean ordenados. Se presenta una identificación introyectiva, el problema es resuelto y es obtenido un aprendizaje acerca del modo de pensamiento utilizado en la resolución. Surge también una lucha para pasar de la posición esquizoparanoide a la depresiva, en una experiencia estética.
– Aprendizaje a partir de la identificación proyectiva: La motivación para aprender es la envidia de la capacidad superior del objeto, además, busca adquirir inmediatamente la aptitud o conocimiento que se sobreestima de forma delirante. De manera que logra reproducir la habilidad mecánicamente, pero de forma caricaturesca por la falta de autenticidad de la emotividad. Resulta cómica.
– Aprendizaje a través del coleccionar obsesivo: Emplea medios omnipotentes para controlar a sus objetos, para evitar el conflicto edípico. Tiende a ordenar, catalogar y coleccionar a los objetos mediante la privación de su libertad y vitalidad. Es altamente valorado, sin embargo, es fácilmente sustituible por una máquina. No incluye la creatividad y ansiedad necesarias para que el sentido o significado sea aprehendido a un nivel estético.
– Aprendizaje a través del sometimiento a un perseguidor: Se denomina el método pedagógico “del palo y la zanahoria” que puede ser más o menos benevolente, pero es estructuralmente tiránico. Permite alcanzar la mecánica del aprendizaje, pero también fomenta la rebelión y el negativismo. Lo que se aprendió se borra de la mente tan pronto sea posible escapar del tirano, y se identifica proyectivamente con el perseguidor al utilizar lo aprendido de forma agresiva y tiránica.
– Aprendizaje mediante el hurto y el pillaje de desperdicios: Se utilizan los sentidos de forma secreta para adquirir habilidades y conocimientos. Después, se inhibe lo aprendido por sentir que exhibirlo sería admitir la culpa del hurto. Se tiene un sentido de falta de integración social.
– Aprendizaje a través de la identificación adhesiva: Tipo de identificación con las cualidades superficiales y socialmente visibles del objeto, pero no con sus cualidades mentales o estados de la mente. El resultado es tan inmediato y dependiente de la presencia o vividos del objeto externo que parece mímica. (Meltzer, 1990, pp.177-179).
Más adelante, Meltzer muestra los principios generales que rigen a las relaciones en los grupos familiares, y que favorecen la utilización de uno u otro de los modelos de aprendizaje, que son los siguientes:
– Generar amor: Ya sea por la pareja parental o por un individuo en su relación con sus objetos internos, generar y difundir el amor fomenta la dependencia. También provoca envidia, por lo que los miembros dependientes estarán en un equilibrio entre identificación proyectiva e identificación introyectiva. La persona amante puede afectar este equilibrio al permitir al otro experimentar el dolor mental causado por su situación de inferioridad, dándole espacio y tiempo antes de intervenir para ayudar.
– Promulgar odio: Atacar los vínculos dentro del grupo familiar a través de manipular los sentimientos de frustración. Esto siempre genera una pandilla tiránica que utiliza a la amenaza y a la seducción para su organización interna. El aprendizaje ante el sometimiento es rápido.
– Promover la esperanza: La esperanza es un sentimiento que proviene del equilibrio entre las fuerzas constructivas y destructivas en el individuo y en el grupo. Ante una tragedia es fácilmente perturbada. La capacidad de algún miembro para mantener un sentido de proporción creará un ambiente de esperanza, que anima la aspiración y voluntad de arriesgar posiciones seguras al exhibir vitalidad y recursos, al mismo tiempo que estimula una sed de conocimientos y habilidades. Es la cualidad más capaz de alentar la identificación introyectiva, ya que muestra coraje frente a las consecuencias, que es más convincente que el coraje frente al peligro.
– Sembrar la desesperanza: El pesimismo, que nace de una rigidez inexpugnable del sistema, o de fuerzas destructivas abrumadoras envenena el ambiente y empuja a hacer operaciones de seguridad. Favorece el aprendizaje obsesivo, el pillaje de desperdicios y el aferramiento al grupo de Supuesto Básico. Aprender habilidades irrelevantes y adquirir conocimiento delirante hace que la familia se aliene de la cultura y se encuentre en relación destructiva y parasitaria de la comunidad.
– Contener el dolor depresivo: Característicamente lo hacen los padres, pero varias veces un hijo desempeña el papel, a veces con la apariencia de una enfermedad emocional. Es una condición previa para utilizar el aprendizaje a través de la experiencia. Si fracasa, desencadena fuerzas fragmentadoras en el grupo familiar, ya que circula la depresión persecutoria y aumenta la irritabilidad. Esto provoca un egocentrismo en los miembros que engendra actitudes delincuentes.
– Emanar ansiedad persecutoria: Cualquier miembro con una vivencia de terror puede promover esta emoción, emanar la ansiedad al ambiente o proyectarla, y aterrorizar a los más débiles o jóvenes. La sensación de que las fuerzas catastróficas son más fuertes que los padres hacen que prevalezca un ambiente de pánico o de peligros apocalípticos. Esto paraliza las funciones de aprendizaje, excepto las formas adhesivas que se observan en contacto con los servicios comunitarios.
– Pensar: Pueden ser los padres u otro miembro el que haga esta función. Se puede agotar esta capacidad si los problemas son demasiado complejos o si la familia está lejana a la comunidad o se encuentra desorganizada. Este miembro adquiere un significado transferencial y se encarga de las funciones parentales, usurpa o no el estatus de los padres. Si está ausente la función, la familia dependerá de los valores tradicionales de los modelos de comportamiento, o buscará consejos fuera. De ahí que sean tan demandados últimamente los “pensadores profesionales” acerca de los problemas familiares.
– Crear mentiras y confusión: Se puede desarrollar desde muy temprana edad, mientras que la capacidad de pensar se da en cantidades mínimas en los mayores. Por eso la familia se encuentra en constante amenaza, debido al mentiroso que albergue en su seno. Es difícil detectar la mentira, por lo cual puede causar muchos estragos. La incertidumbre que provoca puede transformarse en cinismo respecto al valor de la verdad y envenena la cualidad ética de la vida familiar. Esto aminora el ímpetu para aprender y puede llegar hasta el desaprendizaje de lo ya adquirido o la inversión de la función alfa.