Orígenes y fundamentos del Centro Eleia

Fragmento de entrevista con la Dra. Celia Leiberman

 

En esta reflexión, la Dra. Celia Leiberman nos comparte el proceso y los principios que impulsaron la creación del Centro Eleia. Desde sus raíces en la formación psicoanalítica, donde maestros y experiencias fueron decisivos, hasta el énfasis en un aprendizaje libre y plural, cada aspecto de la escuela fue pensado para fomentar una educación profunda y crítica en psicología y psicoanálisis. El compromiso con una enseñanza abierta a distintas perspectivas, una práctica ética y un enfoque humanista son pilares fundamentales en Eleia. Aquí, los estudiantes no solo estudian, sino que aprenden a comprender la mente humana de manera integral.

 

Dra. Celia Leiberman: “Cuando intentas crear algo nuevo, en este caso el Centro Eleia, tratas de volcar en ello todo lo bueno que aprendiste, para repetirlo, y evitar lo que consideras inadecuado de tus experiencias previas. Eso fue lo que hicimos. 

Primero, en nuestra formación como psicoanalistas tuvimos muy buenos profesores (Ricardo Etchegoyen, David Liberman, José Bleger, Benito López, Carlos Paz, Leonardo Wender y otros), a quienes recordamos con cariño y gratitud. Identificados con ellos, estudiamos psicoanálisis con mucha intensidad para ser los mejores docentes posibles, dentro de nuestras aptitudes y limitaciones, claro está. También tratamos de formar e impulsar a los alumnos más destacados para ayudarlos a convertirse en excelentes maestros, situación que me parece que hemos logrado poco a poco. 

Segundo, en los lugares en los que estudiamos siempre nos molestó que, en algunas ocasiones —pocas, por suerte—, las ideas se transformaban en dogmas que no se podían discutir ni desechar. Por eso, hemos propiciado en los programas académicos y enseñanzas del Centro Eleia —LicenciaturaMaestría y Doctorado— ofrecer a los alumnos y a los maestros la libertad para elegir la manera de pensar psicoanalíticamente que más les agrade o mejor se adecúe a su personalidad. Esto crea un clima de compromiso con las ideas propias y también con las ajenas. Rechazamos los conocimientos repetitivos y monótonos, como si un solo autor o esquema referencial pudiera resolver los problemas teórico-clínicos de nuestra disciplina. 

Tercero, en la época en que nos formamos como psicoanalistas, solo los titulados en medicina tenían acceso a los seminarios de capacitación psicoanalítica. Conociendo a analistas talentosos no médicos que existieron en la historia del psicoanálisis (por ejemplo, Anna Freud, Melanie Klein, Heinrich Racker, Jacques-Alain Miller, Betty Joseph, entre otros), nos pareció adecuado permitir que toda persona de nivel universitario que esté interesada en aprender psicoterapia psicoanalítica y psicoanálisis pueda hacerlo en el Centro Eleia, siempre que cuente con los grados y requisitos que la SEP requiere. Así, pueden existir distintas perspectivas en la forma de abordar cada problema; se trata de un intercambio que posibilita el diálogo enriquecedor entre todos, alumnos y maestros. 

Cuarto, la teoría, la técnica y la ética están estrechamente interconectadas en el psicoanálisis. En las actividades del Centro Eleia propiciamos una actitud ética en el ejercicio de la profesión de psicólogo, psicoterapeuta psicoanalítico y psicoanalista. La búsqueda de la verdad del inconsciente predomina en la enseñanza y en el aprendizaje de las actividades, así como en el desarrollo profesional.

Además, creamos la Clínica de Asistencia Comunitaria para atender a todas las personas que consultan, mediante un pago mínimo acorde a sus posibilidades económicas. Esta clínica responde al mismo criterio ético y social de beneficiar con nuestros conocimientos a quienes lo necesitan. 

Quinto, un requisito importante en las instituciones en las que me formé como psicoanalista fue el de analizarme y supervisar con analistas didácticos de la misma institución. Un elemento a favor es que el analista, tal como lo planteó Freud, debe conocer sus propios conflictos inconscientes para ayudar a los pacientes a comprender los suyos. De allí la obligatoriedad del análisis personal, que considero indispensable; lo mismo con las supervisiones. 

El elemento en contra de esta regla es que no toma en cuenta la motivación individual para realizar el análisis, necesaria para que pueda ser eficaz y verdadero. Pienso que elegir a la persona que uno siente más adecuada como analista es otra condición importante, sea de la corriente teórica que le guste a la persona o no, pero que sea uno quien tome la decisión. Esto nos llevó a plantear en la Maestría del Centro Eleia que el análisis personal es imprescindible, aunque no reglamentario. Que los estudiantes deben elegirlo porque quieren ser verdaderos psicoanalistas, y pueden hacerlo en el momento que lo decidan y con quien prefieran. 

Otro punto es que nos propusimos promover un clima de respeto hacia diversas forma de pensar y sentir, independientemente de dogmatismos, siguiendo la idea de que la mente humana es compleja y debe comprenderse como tal. El pluralismo teórico-clínico fue un principio predominante en nuestras actividades de estudio y trabajo. Es un resultado directo de lo que aprendimos con El psicoanálisis después de Freud: deconstruir los orígenes, fundamentos, ventajas y dificultades de cada esquema referencial. Todos tienen su razón de ser; por eso, es necesario que formen parte del aprendizaje del terapeuta. Una teoría expresa solo parte de la verdad, pero, en conjunto, pueden complementarse para entender con mayor profundidad los contenidos inconscientes. De ahí que en la enseñanza de la Licenciatura, Maestría y Doctorado del Centro Eleia revisamos todas las perspectivas psicológicas, de psicoterapia psicoanalítica y de psicoanálisis. Lo mismo sucede en los talleres, diplomados y Jornadas que realizamos. 

En los años cincuenta y sesenta, los psicólogos del yo y los analistas kleinianos discutían con vehemencia en los congresos psicoanalíticos temas como el psicoanálisis de psicóticos o la regresión; lo mismo sucedía con los lacanianos con la psicología del yo, los psicólogos del yo y los seguidores de Kohut; también los intersubjetivistas con algunas ideas freudianas, y la lista continúa. El pluralismo nos permite tomar o dejar de lado las nociones que se adaptan a nuestra manera de pensar psicoanalíticamente y aquellas que nos resultan más adecuadas según nuestra experiencia. Aunque, claro está, los enfrentamientos seguirán existiendo, como en cualquier grupo humano. 

El séptimo punto es la línea de pensamiento que desarrollamos en los últimos textos que hemos publicado, la cual toma en cuenta la complejidad en el conocimiento psicoanalítico, así como la posibilidad de formular interpretaciones complejas en las sesiones de psicoterapia psicoanalítica y psicoanálisis. Se trata de entender lo mejor posible qué sucede en los procesos inconscientes del paciente y en el intercambio paciente-terapeuta. 

El mismo material permite crear lecturas de contenidos diferentes, a veces pensados desde distintas perspectivas teóricas, ya sea simultánea o sucesivamente, dependiendo de cómo capte el analista (con frecuencia de manera intuitiva) la posibilidad que el paciente tiene de comprender estos significados. Por supuesto, el analista siempre debe expresar las interpretaciones en el lenguaje y con el tono emocional más adecuado para su comprensión vivencial, lo cual a veces solo puede requerir formular una pregunta. Otras formas son la descripción de aspectos de la mente que se enfrentan o se desconocen. Todos los esquemas referenciales coexisten en las teorías y experiencias del terapeuta como telón de fondo. 

Complejidad no implica superposición ni desorden; significa comunicar lo que vamos entendiendo de los contenidos inconscientes del paciente en los distintos niveles de profundidad. Cada analista podrá jerarquizar lo que considere esencial, y determinar cuáles son para él o ella los conflictos centrales y secundarios de la sesión. 

El último punto es tratar de establecer un ambiente confortable con una comprensión teórica, técnica y clínica profunda. Todo esto es parte de la tarea docente que realizan los maestros del Centro Eleia. Creo que hemos logrado algo muy cercano a lo que nos propusimos cuando decidimos fundar el Centro Eleia y estamos muy agradecidos con todos los que nos ayudan a realizarlo”.

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