Los objetos de la pasión

Por Yolanda del Valle

 

Bastaron un par de días de observación de las diferentes ocasiones en las que se utilizaba la palabra “pasión” en diversos contextos, para constatar la frecuencia de su uso: “La pasión por el futbol”, “Celebramos una década de pasión por nuestro proyecto”, “El tema de esta serie es el desencuentro y la pasión imposible”, “La limpieza es su pasión”, “Este es un trabajo que refleja la pasión del artesano”, “Todo en ella es pasión por la actuación”, “En nuestro oficio aplicamos un concepto simple, pero a la vez abstracto: la pasión”.

  

En el diccionario de María Moliner, ‘pasión’ se define como: “Sentimiento muy fuerte por una persona. Atracción intensa particularmente del orden sexual. Inclinación o preferencia muy fuerte por alguien o algo” (Moliner, 1967/2016). Es así que se le sitúa en el orden de los afectos. Y si bien, puede ser fuente de inspiración y de creación, también puede ser irrefrenable, a tal punto que termina por destruir a aquel que se abandona a ella.

  

En la Antigüedad, “pasión” significaba dolor, sufrimiento, muerte; mientras que, en el Romanticismo moderno, se refería al hecho de amar más al amor que al objeto de amor. El sujeto puede mostrarse apasionado o desapasionado, pero se trata de un afecto que siempre se dirige a algo. Y es ese objeto de la pasión lo que ahora nos interesa investigar.

 

Lo cierto es que la pasión nunca se presenta sola: se dirige a algo, se refiere a algo. Ese “algo” es el objeto, que puede considerarse de sumo interés y valor, y se le consagran dedicación y cuidados. O sea que, se le puede investir. La investidura como una ligadura que amarra y confiere un sentido especial.

  Además, el objeto está ahí; puede ser mirado, señalado; puede darse a conocer a otros, como Patricia, quien inviste su coche que recién estrena. Sin embargo, el objeto también puede ser creado por la mente, es decir, puede tratarse de algo que no tiene las características concretas de un objeto, pero que se le puede transformar en uno, como efecto de la psique. De esta manera, observamos en Sonia que el objeto que ha preciado ya no es específicamente un ejercicio intelectual que le gusta o le divierte, porque mudó su tarea intelectual hasta transformarla en un gozoso trabajo creativo al que dedica su vida: la escritura es el objeto de su pasión, al que ha investido significativamente. La mente crea tales objetos mediante lo que André Green llama función de objetalización.

 

Por otra parte, en la aventura de la pasión se puede optar por la propia persona: “Me amo a mí por encima de lo que puedo sentir por el otro”. Los griegos describieron a Narciso como el personaje mítico que desvió el rumbo de la pasión hasta llevarla hacia sí mismo. En el narcisismo, el yo modifica la ruta del deseo que se dirigía hacia el objeto, para retrotraerlo hacia él. Borra la huella del deseo de lo Otro, para pasar a ser el deseo de lo Uno. El efecto de este cambio de itinerario se logra al mirarse, pues es a través de la contemplación de la propia imagen como se enciende la pasión; Narciso se recrea en la belleza de su imagen porque le despierta tentación y lascivia. La belleza capturada por los ojos. La mirada, cuya consecuencia aprisiona y aniquila. Lo esencial es que el otro se borra. El otro no importa. Desaparece.

 

También se puede despertar la pasión en otro mientras el sujeto permanece en la indiferencia. Entonces, habría que darle un lugar especial a lo que resulta ser tan frecuente en la clínica actual: el no objeto, la no pasión, el objeto distorsionado, la pasión retorcida. El deseo que se anula en el no desear. Todo objeto y toda pasión se excluyen. Como lo describe Roberto: “Cada mañana me pregunto: Y despertar, ¿para qué?”. En este caso, la huella del deseo de lo Otro pasa a ser el deseo de Ninguno.

 

El objeto de la pasión o su ausencia dice mucho sobre el sujeto en la clínica analítica. Los objetos de la pasión son tan variados como representativos. Descubrimos mucho del sujeto en su deseo de poder, dolor, odio, adicción, posesiones; o bien, de conocimiento, de servicio a otros, de interés por el ambiente, de contemplación de la naturaleza o del arte.

 

¿Qué opinan algunos de los grandes psicoanalistas acerca de la pasión, del objeto, del objeto de la pasión? ¿Qué podemos descubrir en los textos del psicoanálisis de algo tan conocido en su apariencia, pero tan ignorado en su profundidad? Echemos una mirada para averiguar un poco sobre lo que se piensa y se publica, así como sobre la forma en que lo encontramos en la clínica.

 

Conoce más de este encuentro científico «Los objetos de la pasión«, que se llevará a cabo del 25 de marzo de 2023

 

Referencias:

Moliner, M. (2016). Diccionario de uso del español. Gredos. (Obra original publicada en 1967).

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