Lo que debes saber antes de estudiar psicología
Por Fernanda Aragón
Estar en la preparatoria como estudiante implica grandes cambios y desarrollos de vital importancia; uno de ellos tiene que ver con la elección de carrera. Sabemos que puede producir múltiples emociones, como temor o incertidumbre. También, el estudiante se vuelve blanco de recomendaciones de la gente cercana, que pregunta si ya se decidió sobre alguna vocación o en qué escuela llevará a cabo su formación profesional. No siempre esos comentarios son del todo objetivos y menos cuando la elección en cuestión es la psicología.
Elegir carrera implica cuestionarnos sobre los gustos y habilidades con las que contamos para desenvolvernos lo mejor posible. Podemos imaginar cómo nos sentiríamos al ganarnos la vida trabajando en lo que estudiamos; al mismo tiempo, se despierta la emoción de brindar nuestros conocimientos a aquellos que solicitan nuestra ayuda. Se abre la posibilidad de fantasear con un futuro que iremos construyendo, poco a poco, al comenzar la universidad.
Una de las grandes inquietudes que despierta la psicología es comprender el comportamiento y las motivaciones detrás de las personas. Las emociones son elementos humanos que han estado siempre presentes, pues forman parte de su naturaleza; sin ellas, no nos sería posible establecer relación alguna entre nosotros, la sociedad y el mundo. La psicología es una carrera que permite estudiar los estados emocionales que se despiertan en las personas, tanto de manera individual como de forma colectiva. Busca entender las reacciones y los significados de cada evento de la vida personal. Podríamos decir que un requisito indispensable para aquellos que desean ser psicólogos es la curiosidad por saber a profundidad.
La empatía es otro requisito indiscutible. No sólo se trata de pensar cómo es estar en los zapatos del otro, sino de poder discernir sus afectos predominantes, cuestionar qué lo habrá llevado hasta ese conflicto o por qué actuó de cierta manera. Ser empático permite considerar varios puntos de vista, e incluso posibilita conectar con la vivencia y mirar las alternativas que podrían resolver el atoramiento.
Eso nos lleva a uno de los grandes mitos respecto a los interesados en estudiar una licenciatura en psicología: si tengo problemas personales, ¿no puedo estudiar esta carrera? Esa es una fantasía recurrente. Todas las personas tenemos dificultades: algunas más y otras menos; no existe alguien que esté libre de sentimientos agresivos, tristes, celosos o amorosos. Los médicos se enferman; los economistas, a veces, hacen una mala inversión. Entonces, ¿por qué los psicólogos estarían libres del enojo que produce el tráfico o la tristeza que despierta una película con un final trágico?
Los psicólogos, como cualquier otro profesional, tienen que librar sus propias batallas internas. Por ello, un buen psicólogo también debe optar por atenderse con un terapeuta más experimentado, que le ayude a procesar su propia historia, es decir, que le brinde las herramientas para lograr conocerse profundamente y, así, poder escuchar a otros sin confundir aquello que le es propio y aquello que es del paciente.
Es necesario estudiar mucha teoría para entender el trabajo y los alcances que la psicología tiene. La carrera permite adquirir conocimientos teóricos y prácticos para ejercer la profesión con ética y responsabilidad, de manera que vamos incorporando la forma de trabajo en todas las áreas donde podemos ejercer: la clínica, la educativa, la organizacional, etcétera. Contar con profesores experimentados y bien formados dota de grandes identificaciones para los alumnos y nutre el deseo de saber más.
La psicología es bien remunerada; podemos vivir cómodamente si nos preparamos, estudiamos y practicamos. El terreno laboral es bastante grande: dentro de hospitales, escuelas, fundaciones, organizaciones públicas y privadas, hasta en el deporte. Esa es una elección propia.
Probablemente, con la llegada de la pandemia estamos más decididos a abrirle espacio al mundo emocional, a darle importancia a las emociones intensas y abrumadoras que no se calman a voluntad. Hoy en día, consideramos la gran valía del contacto físico y la presencia del otro.
La carrera de psicología despierta grandes inquietudes, dudas y temores. Resulta interesante comprender la personalidad y las motivaciones que empujan a alguien a actuar, o profundizar en cómo se desenvuelven las personas en sus relaciones interpersonales, laborales y sentimentales. Quizá, una buena parte de la curiosidad por acercarnos a explorar el mundo de la psicología provenga del deseo de comprendernos a nosotros mismos y de encontrar respuestas sobre quiénes somos.