Lenguaje y transferencia psicopática. ¿En qué se asemejan?
Por Kathia Cavazos
El término “transferencia psicopática”, acuñado por el psicoanalista y psiquiatra austriaco Otto Kernberg, designa los periodos en el tratamiento en los que predomina el engaño y su proyección. Dicho concepto posee un valor fundamental al trabajar clínicamente con pacientes graves, ya que dicho fenómeno favorece el establecimiento de un clima emocional en el que, a través de múltiples estrategias como la supresión de información, las mentiras abiertas o las conductas manipulativas, el analizando busca desorientar al terapeuta.
El uso de la transferencia en el psicoanálisis como recurso elemental en la comprensión de la mente del paciente destaca la relevancia de este tipo de transferencia. De forma general, los tratamientos buscan la verdad, mientras que las estructuras de personalidad con una tendencia mayormente destructiva buscan el sostenimiento de la mentira en su comunicación con el analista, lo cual puede llevarlo a extraviarse en la evaluación del estado afectivo y la realidad del paciente (Kernberg, 2004).
En el caso particular de los pacientes con una estructura de carácter psicopática, se han encontrado importantes fallas en el circuito cerebral relacionado con los procesos lingüísticos y afectivos, lo que les impide aprender de los sentimientos de forma habitual. Además, suelen utilizar el lenguaje como medio de manipulación, más que como vía de expresión de estados emocionales. Este asunto cobra relevancia, ya que implica la consideración de aspectos neurobiológicos que, sin lugar a duda, participan en la configuración de esta patología.
Tanto estas características como las propuestas desarrolladas por Kernberg coinciden en señalar la tendencia hacia la distorsión comunicativa. Desde la perspectiva psicoanalítica, y con ello transferencial, al terapeuta se le puede complicar la detección de los engaños y la posterior comunicación de esto al paciente. Una persona que incide en conductas engañosas proyectará con facilidad estas tendencias sobre el terapeuta, por lo que el analizando creerá que el analista también es deshonesto. En algunas ocasiones, la comunicación está tan viciada que se transforma en una “parodia burlona” de la situación psicoterapéutica (Kernberg, 2004).
Dadas estas condiciones, la apuesta de Kernberg se dirige hacia la confrontación del paciente, con tacto pero de modo directo. La propuesta podría parecer sencilla; sin embargo, hay una serie de patrones defensivos primitivos, como la identificación proyectiva y el control omnipotente, que están a disposición de la mente del paciente y complejizan en buena medida la solución de este problema común.
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Referencias:
Kernberg, O. (2004). Parte IV – Enfoques técnicos en la regresión grave. Capítulo 14. Las transferencias psicopática, paranoide y depresiva. La agresión en las perversiones y en los desórdenes de la personalidad (pp. 355–357). Paidós.