Las redes sociales en la salud mental de los pacientes
Por Mariana Cisneros Verde
La tecnología se ha convertido en parte fundamental de la experiencia humana. Está presente en múltiples aspectos de la vida, como la comunicación, el trabajo, actividades recreativas y formas de establecer relaciones afectivas; es decir, en casi toda actividad que realizamos. Por ello, el teléfono celular, para muchas personas, se ha convertido en una extensión de su propio cuerpo, y con él, las redes sociales han pasado a formar parte de su día a día.
Estas últimas son una herramienta que permite mayor interacción con personas, pero, al mismo tiempo, aleja al usuario de sus contactos más auténticos, ya que son un medio por el cual se comparte solo una parte de la vida, y lo usual es que se compartan los fragmentos agradables y fotogénicos, dando una visión parcial de quiénes somos y quiénes son los demás.
No es exagerado plantear que el uso de la tecnología y las redes sociales ha modificado la manera en la que nos relacionamos unos con otros. Las dinámicas de las redes son parte de la cotidianidad en la vida de los pacientes y, por ende, permiten que se expresen conflictivas inconscientes o aspectos del carácter. Por ejemplo, la instantaneidad de los mensajes promueve la ilusión de que las personas siempre están o “deberían” estar disponibles para uno. Es frecuente escuchar que las personas quedan muy atentas a cuánto tiempo tardaron en responderles un mensaje o si fueron ignoradas.
Las redes sociales se nutren de aspectos infantiles y naturales de la personalidad, por ejemplo, la necesidad de ser vistos, reconocidos y amados. No es casualidad que en Twitter, Instagram, TikTok y Facebook, el ícono de likes sea un corazón, pues en la interacción en redes se da una constante de dar, recibir y medir cuánto amor se está recibiendo, dejando muchas veces la sensación de que no se recibe lo suficiente, o que otras personas reciben más.
En las relaciones personales es cada vez más frecuente escuchar problemas que, aparentemente, crean las redes sociales. Lo que comprendemos desde una mirada psicoanalítica, es que se presentan dichas conflictivas debido a que las emociones humanas, como los celos, posesividad, envidia, rivalidad, etcétera, se despliegan y manifiestan en los mecanismos de las redes. El subir fotos, por ejemplo, es un tema en la vida de los pacientes; algunos sufren por no tener suficiente presencia en la vida pública de sus parejas, otros porque no reciben suficiente atención como desearían o porque las parejas miran y tienen contacto con otras personas.
El sufrimiento no es originado por las redes sociales per se, sino por los conflictos que se despliegan en ellas, y las motivaciones inconscientes con las que se comparte u observa el contenido. Desde Melanie Klein, comprendemos que las fantasías y emociones son el filtro con el cual vemos el mundo, o dicho de otra manera, construimos el mundo a través de nuestro mundo interno. Si internamente tenemos conflicto con los celos, la rivalidad y la exclusión, las redes sociales serán el medio en el cual se cultivarán y expresarán dichas emociones. En otras palabras, lo que se mira en las redes está matizado por los conflictos inconscientes y mirar su contenido podría dejar inundada a la persona de sentimientos de inferioridad, reforzando la sensación infantil de que lo que hacen los demás es mejor, o tienen más, o la vida les es más fácil.
Las personas quedan capturadas por la idealización, como niños pequeños sintiendo gran curiosidad por la vida de los adultos y aspirando a ser como ellos. Si bien, el conflicto psíquico es parte de la vida humana, también el bombardeo de imágenes idealizadas y de modelos de vida específicos coloca a la persona en una constante comparación con dichos ideales; la gratificación automática que da el acceder a contenido estimulante y personalizado impacta en la dificultad para concentrarse en tareas más cotidianas o que pueden considerarse aburridas.
El debate sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental de las personas nos deja pensando que puede tener más que ver con cómo son utilizadas o con qué conflictos se expresan mediante éstas. Donald Winnicott plantea que encontramos al mundo que soñamos; en las redes sociales encontramos al mundo que se empareja con el mundo interno, pues sus algoritmos logran que se nos muestre aquello que tenemos en la mente, lo que provoca que estemos en contacto constante y directo con los conflictos que generan sufrimiento y que pueden afectar negativamente en la salud mental.
Referencias
Tabbia, C. (2021). Marco Conceptual. Clínica del significado. El vértice Bion / Meltzer, pp. 23-58. Asociación Psicoanalítica Argentina.
Winnicott, D. (1993). La naturaleza humana. Paidós. (Obra original publicada en 1988).