La teoría de la angustia en psicoanálisis

Por Guillermo Nieto Delgadillo

 

La angustia es uno de los estados afectivos más displacenteros que podemos sentir, y ninguno de nosotros se ha librado de ser afectado por ella en alguna ocasión de su vida. Una de sus características más importantes es que, la gran mayoría de las veces, ni siquiera podemos saber por qué nos sentimos angustiados, lo que hace más difícil lidiar con ésta.

Este desconcertante fenómeno fue uno de los objetos de estudio del psicoanálisis, incluso desde que éste recibiera dicho nombre. Desde una etapa muy temprana de su formación profesional, Freud se ocupó de la angustia a través del estudio de ciertas patologías que, en su momento, fueron llamadas neurosis actuales, e incluían dos enfermedades conocidas como neurosis de angustia y neurastenia. Varios años antes de la publicación de su obra La interpretación de los sueños, el padre del psicoanálisis escribió varios artículos sobre el asunto, mencionando que dichas enfermedades, en buena medida caracterizadas por un monto importante de angustia, eran simplemente el resultado de una sexualidad deficiente, por así decirlo.

Más pronto que tarde, se encontró con otra clase de neurosis. La histeria, las fobias y las neurosis obsesivas se convirtieron en el objeto de estudio principal de Freud, lo cual dio cabida al descubrimiento del psicoanálisis y a la formalización de conceptos como inconsciente, represión y conflicto psíquico, entre otros.

Estas enfermedades también presentan un monto importante de angustia[1], pero, a diferencia de las llamadas neurosis actuales, Freud descubrió que eran la manifestación de deseos reprimidos que habían logrado surgir de una forma disfrazada debido a una falla en el mecanismo de la represión, que se convertiría en el responsable de que los pacientes se sintieran angustiados. A falta de una posibilidad para surgir directamente a través de los deseos sexuales, la libido era transformada en angustia.

Esta concepción sobre el origen de la angustia permaneció vigente durante varios años. El tema de la angustia en sí se convirtió en uno de los ejes centrales de la teoría psicoanalítica. En artículos como La represión, Freud menciona que el meollo y la finalidad principal de la represión es lidiar, más que con las representaciones, con los estados afectivos displacenteros y evitar el desarrollo de angustia. Sin embargo, ésta falla en la medida en que aquella regresa, ya sea a través de los síntomas o de alguna otra forma.

No fue sino hasta la publicación del importante artículo “Inhibición, síntoma y angustia” que Freud desarrollaría una segunda teoría de la angustia, en la que ésta ya no era el resultado de la represión ni de la libido que no había podido surgir. La teoría dio un giro de 180 grados y, ahora, la angustia era el fenómeno primario que daba origen a la represión. En otras palabras, reprimimos porque, en algún momento, nuestra mente emitió una señal de angustia sobre algún impulso, como una especie de señal de peligro, para que entonces la represión se pusiera en marcha.

La angustia se asoció a distintas fuentes de peligros externos e internos, como el nacimiento, la pérdida del objeto, la castración, la pérdida del amor del objeto y la pérdida del amor del superyó. Los síntomas tenían la finalidad de evitar el desarrollo de angustia al prevenir la situación de peligro original. De alguna u otra manera, el síntoma lograba ligar esa angustia a otro objeto; en realidad, parecía una manera muy elegante de lidiar con los conflictos.

Varios autores posteriores a Freud dieron pasos muy relevantes en torno a la angustia. Una de las aportaciones más importantes al tema es la de Melanie Klein. Su teoría del funcionamiento mental lo divide en dos modalidades: por un lado, tenemos la posición esquizoparanoide, y por otro, la posición depresiva. Dichas formas de funcionar se caracterizan por poner en marcha mecanismos de defensa específicos y por un tipo de relación con los objetos que, en buena medida, está asociada a un tipo de angustia.

En la posición esquizoparanoide, el tipo de angustia es, básicamente, persecutoria. Las personas sienten que corren peligro, se ponen suspicaces, desconfiadas e inclusive violentas. Cuando uno tiene la sensación de que lo van a despedir del trabajo por haber cometido una equivocación o por haber tenido un pleito con un colega, estamos hablando de este tipo de afecto. Sucede lo mismo cuando nos encontramos en el tráfico, nos molestamos con otro conductor y luego tenemos la sensación de que podría seguirnos. Este es otro ejemplo del mismo tipo de angustia. En realidad, buena parte del tiempo funcionamos bajo este esquema.

El otro tipo de angustia, asociado a lo que Klein llama posición depresiva, tiene que ver con una preocupación genuina por nuestros objetos de amor, después de darnos cuenta de que los hemos lastimado con nuestra forma de ser. Es un sentimiento asociado al penar por los objetos. Este afecto es difícil de soportar, ya que implica hacerse cargo de lo que ha hecho a los demás y a uno mismo, para poder llevar a cabo un proceso de reparación de la persona o de la relación. Una disculpa realmente sincera implica este tipo de funcionamiento.

Lo que uno hace en una sesión psicoanalítica es detectar qué afecto experimenta el paciente para intentar describirlo e interpretar su origen. Existe una gran cantidad de conceptos y estudios psicoanalíticos asociados a la angustia, lo que vuelve imposible mencionarlos y explicarlos todos. Es un tema sumamente complejo y apasionante que está presente en casi todos los aspectos de la vida. Por ello, vale la pena intentar comprenderlo para lidiar con él de la mejor manera posible.

Referencias:

Freud, S. (1915). La represión. Obras Completas de Sigmund Freud. Amorrortu.

Freud, S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia. Obras Completas de Sigmund Freud. Amorrortu.

Klein, M. (2015a).“El duelo y su relación con los estados maniaco-depresivos. Amor, culpa y reparación. Paidós. (Obra original publicada en1940).

Klein, M. (2015b). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides. Envidia y Gratitud y Otras Obras. Paidós. (Obra original publicada en1946).

 

[1] Incluyendo la histeria, a diferencia de lo que se suele pensar.

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