Magaly Vázquez

¿Quién no ha escuchado los mitos alrededor de estudiar psicología o ejercer de psicólogo?  “Los ingresos son muy bajos”, “Es una carrera saturada”, “No hay trabajo”, “Terminas emocionalmente afectado”… La lista sigue y sigue.

Aunque la psicología ha sido estigmatizada por estas y otras creencias erróneas, la realidad es que es una profesión que ofrece crecimiento laboral, muchas alternativas para ejercerla y la posibilidad de obtener los recursos económicos para vivir bien.

Por ejemplo, el área clínica le ofrece al psicólogo la opción de trabajar en hospitales, clínicas o en un consultorio privado atendiendo pacientes. Es un área en la que es de suma importancia el especializarse, pues deben adquirirse tanto el entrenamiento como los conocimientos necesarios para evaluar, diagnosticar e intervenir adecuadamente a los pacientes que acuden a tratar un malestar emocional.

Por otro lado, un psicólogo laboral puede trabajar en empresas o en instituciones públicas o privadas en el área de recursos humanos. Su trabajo consiste en entrevistar, evaluar y contratar a las personas más afines al puesto que se busca, tomando en cuenta las habilidades y capacidades tanto intelectuales como personales del candidato.

Otra área es la psicología educativa, en la cual se trabaja en el diseño y en la optimización de los programas de enseñanzas y en la detección de problemas escolares. Este tipo de psicólogos pueden laborar tanto en escuelas como en instituciones públicas y privadas dedicadas a la educación, además de las áreas de orientación vocacional y psicopedagogía.

El psicólogo social, por su parte, es aquel que labora en centros comunitarios, asociaciones civiles o instituciones públicas diseñando e implementando programas para mejorar las condiciones en las que se desarrollan las relaciones humanas.

Aunque existen muchas otras áreas en donde un psicólogo puede ejercer su profesión, lo más importante es comprender que su presencia es trascendental sin importar el medio laboral del que se trate.

Esta importancia ha aumentado en las últimas décadas, pues como resultado de la globalización el ser humano se ha convertido en una máquina de producción que vive únicamente para trabajar. Como consecuencia de este ritmo de vida las cifras de síntomas depresivos y de ansiedad, así como de trastornos mentales han ido en aumento. No es casualidad que en México recientemente se actualizó la ley NOM 35, la cual estipula que las empresas tienen la obligación de proteger a sus trabajadores del estrés laboral, así como detectar los factores que afecten su salud mental e intervenir adecuadamente.

Aunque el camino para reconocer que la importancia de la salud mental es la misma que la salud física ha sido sumamente difícil, cada vez se toma más en cuenta no sólo el bienestar emocional de las personas, sino también a los profesionistas encargados de velar sobre este.

Como consecuencia de esto, el año pasado se lanzó el Plan Nacional de Desarrollo de la Profesión de las y los Psicólogo en México 2018 – 2024, el cual busca que cada vez sean más requeridos, que sus salarios aumenten y que se les facilite el estudio de posgrados, algo de suma importante, sobre todo en el área clínica.

Hoy en día, en un mundo tecnologizado y sobrecargado de información, en el que abundan las soluciones rápidas, casi mágicas, que prometen liberar al individuo de todo sufrimiento emocional a través de pastillas, cursos o seudoterapias, estudiar y ejercer la psicología es rescatar al ser humano en su esencia.

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