La psicología combina creatividad, crecimiento y el ser un medio excepcional para el éxito profesional
Por Gabriel Espíndola
La psicología es una profesión actualmente llena de posibilidades. Un psicólogo o psicóloga pueden ejercer en áreas muy diversas que les permitan progresar como individuo y como profesionista. Y es que estudiar el comportamiento y las emociones humanas abre las puertas para aplicar nuestro conocimiento en cualquier lugar donde las personas tengan alguna clase de interacción.
En el mundo ejecutivo, los psicólogos somos parte de los departamentos de recursos humanos. En este puesto realizamos una gran variedad de funciones. No sólo estamos a cargo de la selección de personal, trabajamos también en la captación de talento y en la capacitación de las personas, mejoramos el clima laboral y producimos ambientes más amigables que permitan un incremento de la productividad y una mejor relación del personal con su centro de trabajo. Un psicólogo suele ingresar a las empresas como becario, esto gracias a programas universitarios como los de Eleia, donde buscamos que los alumnos antes del término de su carrera practiquen dentro de una organización, colaboren con ella y apliquen sus conocimientos. Sobra decir que, una vez dentro, gracias a la excelente formación que ofrece Eleia, los límites los pones tú.
En el ámbito clínico, por otro lado, el psicólogo desempeña una labor llena de recompensas como ser humano. El ser parte del proceso de cambio de una persona al escucharla y, con las herramientas que proporciona la licenciatura en psicología, ayudarla a construir una vida más significativa resulta una experiencia invaluable. Es este un trabajo lleno de creatividad, siempre con historias distintas y donde las emociones tienen un papel central. Las recompensas, sin embargo, no son solo personales. El contar con una buena formación hace de nuestro quehacer como psicólogos una actividad muy bien remunerada, similar a los médicos que trabajan en consultorios con honorarios que les permiten llevar una vida económicamente cómoda. Además, el beneficio de ser nuestros propios jefes nos permite combinar nuestro trabajo clínico con la docencia, la investigación, la consultoría y otras actividades que no solo pueden generar ingresos adicionales, sino que le dan variedad a nuestros días y nos permiten explorar otras facetas como individuos.
Para aquellos con una pasión por la enseñanza y el trabajo con niños y jóvenes, cabe mencionar que el psicólogo desempeña un papel muy importante dentro de cualquier comunidad escolar. Su trabajo se centra en la detección de dificultades; en la estimulación de las áreas de oportunidad; en el diseño de mejores programas, espacios, métodos de enseñanza; en la comunicación con los padres de familia; y en supervisar el clima académico y de trabajo para mejorar el desempeño de quienes conforman la escuela. Es un trabajo donde se está en contacto con múltiples personas y a distintos niveles, sean los alumnos, los docentes, los directivos y administrativos, o los padres de familia. Se trata de una labor noble, siempre interesante y bien remunerada.
Existen también otras actividades que, aunque quizá menos conocidas, son parte de nuestro quehacer profesional. Participamos, por ejemplo, en la economía, el marketing, el diseño y todo aquello relacionado con el consumo y con hacer mejor la vida de las personas. Además, somos parte de equipos de trabajo interdisciplinario que abordan de forma más compleja (y completa) fenómenos que vinculan distintas áreas laborales o de investigación. Tal es el caso de las neurociencias, el trabajo social, los hospitales, las clínicas de rehabilitación y nutrición, y el mundo de los deportes y los negocios, solo por mencionar algunos.
No lo notamos, pero todos los días estamos en contacto con situaciones o productos con los que los psicólogos estamos directamente relacionados.
Nuestra profesión es bien remunerada y tiene una flexibilidad excepcional. Por ejemplo, la edad o la maternidad no hacen la diferencia para el que trabaja como psicólogo; no son un impedimento, sino parte del cúmulo de experiencias que nos ayudan a ser mejores profesionistas. Lo que sí hace la diferencia es la formación.
La psicología se construye en el contacto diario con ella: la transmisión del conocimiento es progresiva y este debe volverse significativo a través de la experiencia. No basta con leer y responder exámenes. Es importante ejercitar lo aprendido, observar la realidad, ser guiado y corregido, y desarrollar al máximo nuestras habilidades y conocimientos por medio de la aplicación práctica. Por ello, el estudio de la psicología requiere de maestros excelentes, prácticas constantes y grupos del tamaño suficiente para fomentar el intercambio de opiniones, pero que al mismo tiempo nos permitan exponer nuestras propias ideas y profundizar en nuestros intereses.
¿Sabes algo? Así es como estudiamos y vivimos la psicología en Eleia.
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