La incertidumbre, lo siniestro y lo fantástico de la vida cotidiana en la narrativa de Amparo Dávila

Por Blanca Herrmann

La colección El huésped y otros relatos siniestros (Fondo de Cultura Económica 2018) es una rendija hacia la obra maestra de la escritora Amparo Dávila (Zacatecas, México 1928-2020). Historias como “La señorita Julia”, “El huésped” o “Matilde Espejo” nos lanzan hacia un mundo oscuro con personajes que rozan lo desconocido o se hallan próximas a amenazas de seres inciertos cuyas apariencias no son lo que parecen. En el primero, una oficinista solterona escucha ratones, alimañas o presencias de otro mundo que le arrebatan el sueño de tajo, y poco a poco su vida diaria se convierte en una obsesión por cazar lo que rasca sus paredes sin cesar. En el segundo, una ama de casa se siente amenazada por un visitante que su distante esposo trae un día a su hogar y que se queda a vivir en un cuartucho de la casa. Pronto este ser sin nombre ni forma comienza a alterar la vida cotidiana de la madre, los hijos y la ayudante de la cocina. La única manera de expulsarlo es mediante la unión de las mujeres de la casa en complot contra él. En el tercero, una elegante y rica casera se vuelve amiga de su inquilina y el esposo de ésta última. Ante el asombro e idolatría de la pareja, la casera los envuelve en historias sobre su vida: sus tres matrimonios, viajes por el mundo y muertes trágicas de sus seres queridos que la han dejado sola. Sin embargo, el arresto repentino de la anfitriona pronto revela que estas muertes no son tan inesperadas como parecen y que el hilo conductor de todas es justamente la viejecita inocente.

En sí, los catorce relatos reunidos encierran el mismo tipo de espacios, donde todo es incertidumbre y donde los personajes apenas comienzan a descubrir que un aura oscura los ha envuelto. Justo cuando están a punto de entender qué los acecha, el relato termina, y nos deja solos ante atmósferas sofocantes e inciertas que nos arrastran, a los personajes y a nosotros, los lectores, a la locura, tras descubrir juntos que lo racional tal vez no tiene cabida en los sucesos extraordinarios en los que se ven envueltos.

El terror de Dávila radica en la introducción de seres que parecen humanos, que aparentan estar vivos, o más bien que muestran cualidades fantasmales o animalescas. Esta liminalidad entre lo fantástico y lo racional es lo que construye un suspenso a lo largo de los cuentos, donde personajes como la protagonista de “Estocolmo 3” no saben discernir si la mujer que está sentada en una silla está viva o si es un fantasma, o si la amante de “Música concreta” que perturba la dinámica de una pareja aparentemente inquebrantable realmente se ha convertido en un sapo amenazante o si es solo la imaginación de la novia engañada. Dávila genera el terror a partir de lo cotidiano, por lo que sus tramas se vuelven aún más enigmáticas al imaginar que lo que viven los personajes podría pasarnos también a nosotros y que lo desconocido puede darnos una sorpresa en cualquier momento.

El encuentro entre lo cotidiano y lo fantástico permite vislumbrar una mirada hacia las relaciones entre hombres y mujeres de mediados del siglo XX, y cómo las estructuras patriarcales dominaban (e incluso ahora lo hacen) los cuerpos y mentalidades femeninas. Como comenta Guillermo Gutiérrez (2008): “Fantasía y realidad se convierten en una sola cara de la moneda. Pero también son cuentos impregnados de la ternura del amor, parten de las minucias de la vida cotidiana. Amparo Dávila explora y expone la soledad de los individuos confinados a un destino no previsto, en cuyo diccionario no existen las palabras felicidad y esperanza” (p. 85). Desde mujeres atrapadas en la domesticidad, madres que buscan proteger a sus hijos, mujeres solitarias que se enfrentan a las miradas hoscas de una sociedad que les exige alinearse a las expectativas de la búsqueda de una familia o incluso protagonistas masculinos que, como infantes al adentrarse en la adolescencia, se encuentran envueltos en temores y curiosidad hacia la sexualidad, los cuerpos cambiantes y los misterios oscuros de la vida adulta. Así, cada personaje tiene varias facetas, distintos avatares en los que la normalidad tal vez esconde lo ambiguo, lo violento y lo monstruoso. Cada uno se enfrenta a seres fuera de lo común, que reflejan una problemática sobre los sofocantes estándares que mujeres, hombres y niños deben afrontar.

Específicamente, esta edición de FCE ilustra los cuentos con el arte de Santiago Caruso, quien nos ofrece una perspectiva de las situaciones que transitan los personajes. Cada ilustración revela un “enrarecimiento” de lo cotidiano. En palabras del artista: “[Dávila] trabaja literariamente con las estructuras de las evocaciones oníricas que le permiten enrarecer algo que ella debe saber bien qué es pero no cuenta” (citado en Fernández Cobo, 2021, p. 632). Así, encontramos imágenes que combinan rojos vivos en contraste con verdes, amarillos o cafés, reflejando los deseos, pasiones y miedos de los personajes frente a las paredes y espacios domésticos que habitan. Hay también mujeres encorsetadas y fragmentadas, que se miran en el espejo y callan, pues guardan un mundo al que no podremos acceder como lectores, sino solo intuir entre líneas y en cada trazo de las ilustraciones.

Referencias

Dávila, A. (2018). El huésped y otros relatos siniestros. Fondo de Cultura Económica.

Fernández Cobo, R. (2021). El horror de lo cotidiano en ‘El huésped y otros relatos’ de Amparo Dávila. Entrevista con el ilustrador Santiago Caruso. Arte, Individuo y Sociedad. 33. 629-635. 10.5209/aris.72015.

Gutiérrez, L. G. (2008). Las historias ocultas de Amparo Dávila. [Discurso Inaugural]. https://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/14_15_iv_dic_ene_2009/casa_del_tiempo_eIV_num14_15_84_86.pdf

 

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