¿Existen muchos psicoanálisis o uno?

Por Miguel Eduardo Torres Contreras

En el contacto cotidiano con personas del mundo psi, o fuera de éste, surge con cierta frecuencia una pregunta a quienes estamos dentro del ámbito psicoanalítico: ¿qué es el psicoanálisis? De esta interrogante se derivan otras, por ejemplo, ¿hay uno o varios psicoanálisis?, ¿qué es lo que define al psicoanálisis?, ¿cuál es la diferencia entre el psicoanálisis y otros métodos psicoterapéuticos? Conviene recurrir a la fuente primaria para responder al primer cuestionamiento, es decir, al fundador de esta disciplina, Sigmund Freud: “Psicoanálisis es el nombre: 1) de un procedimiento que sirve para indagar procesos anímicos difícilmente accesibles por otras vías; 2) de un método de tratamiento de perturbaciones neuróticas, fundado en esa indagación, y 3) de una serie de intelecciones psicológicas, ganadas por ese camino, que poco a poco se han ido coligando en una nueva disciplina científica” (Freud, 2006/1923[1922], p. 231).

De la anterior definición hay que destacar lo que sigue vigente: una investigación de los procesos psíquicos inconscientes, un método de tratamiento y un conjunto de construcciones teóricas que conforman una disciplina. Asimismo, es necesario dejar de lado lo que ya no es válido actualmente: sólo sirve para perturbaciones neuróticas. Hoy en día se atienden no sólo neurosis sintomáticas, sino también lo que se llama trastornos del carácter o caracteropatías, y a sujetos fronterizos. Por lo general, tampoco se acepta en la actualidad que el psicoanálisis sea una ciencia, aunque esto sigue siendo un tema de debate. En otras palabras, el psicoanálisis trata un espectro más amplio de padecimientos que sólo las neurosis sintomáticas, y es una disciplina dentro del conocimiento humano, pero no una ciencia en sentido estricto.

Una vez que se tiene claro lo anterior, es pertinente profundizar en aquellas características que le dan identidad al psicoanálisis y lo diferencian de otros abordajes psicoterapéuticos: ¿cuáles son los rasgos esenciales que le dan una identidad propia? Esta es una cuestión que, en los últimos tiempos, generó mucha polémica. Sin embargo, esto no es nuevo, casi desde el inicio del psicoanálisis Freud manifestó un interés claro en mantener la ortodoxia, la identidad psicoanalítica, pero por otra parte, algunos de sus discípulos propusieron planteamientos teóricos y técnicos sustancialmente distintos, que se podrían definir como la heterodoxia psicoanalítica.

En el mismo artículo ya citado en este texto, que Freud escribió para la Enciclopedia Británica, expresó los criterios esenciales de la identidad del psicoanálisis y de aquellos que se asumen como psicoanalistas: “El supuesto de que existen procesos anímicos inconscientes; la admisión de la doctrina de la resistencia y de la represión; la apreciación de la sexualidad y del complejo de Edipo: he ahí los principales contenidos del psicoanálisis y las bases de su teoría, y quien no pueda admitirlos todos no debería contarse entre los psicoanalistas” (Freud, 2006/1923[1922], p. 243, las negritas son mías). Sin embargo, el asunto es más complejo, porque surge el cuestionamiento ¿quién determina si se cumplen dichos criterios? Asunto que no abordaremos en este texto, pero que problematiza más esta cuestión.

Como puede notarse, la pregunta sobre lo que es y lo que no es el psicoanálisis generó tensiones y conflictos, que continúan hasta nuestros días. En efecto, R. S. Wallerstein, siendo presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA por sus siglas en inglés), publicó en 1988 el artículo “¿Un psicoanálisis o muchos?”, y en 1990 otro texto titulado “Psicoanálisis: el campo común”. La propuesta central de ambos escritos es la revisión de los puntos de vista comunes entre diversas corrientes psicoanalíticas, para generar un acercamiento entre ellas y la construcción de una teoría única y coherente del psicoanálisis contemporáneo. La respuesta no se hizo esperar; hubo diversos cuestionamientos a tal pretensión, desde los teóricamente más sólidos hasta los que descalificaron tal propuesta, ya que vieron en el intento de Wallerstein una imposición de lo que éste considera el verdadero psicoanálisis.

En 2005, la revista de la IPA publicó un intercambio entre R. S. Wallerstein y A. Green. La respuesta de Green a Wallerstein fue demoledora: lo que existe actualmente es un caos teórico en el psicoanálisis contemporáneo, asimismo lo que se llama pluralidad no es más que un conjunto de guetos sin auténtica comunicación ni intercambio teórico serio, y la solidez teórica de muchos artículos publicados en la revista de la IPA es muy endeble.

En 1993, O. Kernberg estudió los aspectos técnicos de las diversas posturas psicoanalíticas y publicó “Convergencias y divergencias en el psicoanálisis contemporáneo”, texto en el que propone nueve puntos de coincidencia entre las diversas escuelas, y siete puntos de divergencia. Kernberg es uno de los psicoanalistas que afirma que es posible llegar a un campo común entre las diversas corrientes psicoanalíticas. Por su parte, Greenberg y Mitchell (1983) sostienen que es muy difícil llegar a establecer una base teórica y técnica común entre los diversos psicoanálisis, porque existen, en el fondo, dos visiones sobre el ser humano mutuamente excluyentes: la que sostiene que es fundamentalmente un ser individual y la que afirma que es un ser social. En otras palabras, el modelo pulsional y el modelo de las relaciones de objeto son en el campo psicoanalítico los representantes de esas dos visiones sobre la naturaleza humana, la individual y la social. Como se puede deducir, no hay consenso sobre la posibilidad de construir un campo común entre las diversas posturas psicoanalíticas. De facto lo que existe son muchos psicoanálisis.

Finalmente, retomo los planteamientos freudianos y expreso que, desde mi punto de vista, hay tres pilares fundamentales que definen la identidad psicoanalítica: la afirmación sobre la existencia de procesos psíquicos inconscientes; la centralidad de la transferencia como fenómeno ineludible en el tratamiento y su interpretación, así como el uso de la contratransferencia por parte del analista; y la importancia de la sexualidad en la comprensión de la vida psíquica del sujeto y su interpretación. Cómo se entienden y cómo se abordan cada uno de aspectos es otro asunto, y ahí es posible una gran diversidad de posturas. Además, hay muchas otras aristas de esta cuestión tan compleja e imposible de abordar en tan breve espacio.

Bibliografía

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Chemama, R., y Vandermersch, B. (2004). Diccionario del psicoanálisis. Buenos Aires: Amorrortu.

Leiberman, C., y Bleichmar, N. (2013). Sobre el psicoanálisis contemporáneo. México: Paidós.

Freud, S. (2006). Dos artículos de enciclopedia: “Psicoanálisis” y “Teoría de la libido”. En Sigmund Freud. Obras completas, Vol. 18 (pp. 231-249). Buenos Aires: Amorrortu. (Obra original publicada en 1923[1922]).

Kernberg, O. F. (2007). Controversias contemporáneas de las teorías psicoanalíticas, sus técnicas y aplicaciones. México: Manual Moderno.

Laplanche, J., y Pontalis, J. B. (1996). Diccionario de psicoanálisis. Barcelona: Paidós.

Roudinesco, E., y Plon, M. (2005). Diccionario de psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

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