¿Es posible una “Clínica Psicoanalítica de las Adicciones”?

Por Miguel Eduardo Torres Contreras

Frecuentemente surgen cuestionamientos sobre la visión que el psicoanálisis tiene acerca de las adicciones, en especial, las adicciones a las drogas. Sin embargo, se hace menos énfasis en la pregunta sobre el tratamiento de las adicciones desde el punto de vista psicoanalítico. Como todo fenómeno a comprender, es importante hacer un planteamiento adecuado. Por ello, más que dar por hecho que se puede atender a personas con un trastorno adictivo desde la perspectiva psicoanalítica, es más preciso plantear la posibilidad, o no, de una “Clínica Psicoanalítica de las Adicciones” (CPA).

En efecto, la pregunta sobre la posibilidad de una “Clínica Psicoanalítica de las Adicciones” es pertinente y se inscribe dentro de un contexto más amplio: la comprensión que el psicoanálisis tiene de las adicciones y el cuestionamiento constante que la gente hace sobre la recuperación de personas adictas. Hay una pregunta constante sobre si las personas con una adicción la superan del todo o si realmente se rehabilitan. También existe la idea de que, aunque una persona deje de ser adicta, siempre existirá la posibilidad de la recaída, la cual forma parte del trastorno adictivo. De esta manera, cuestionarse sobre la posibilidad de una CPA es necesario, porque esto permite reflexionar sobre el trastorno adictivo, sus características y los límites y las posibilidades del método psicoanalítico. La pregunta se complejiza aún más si se tiene en cuenta que hoy en día no podemos hablar de “el psicoanálisis”, sino de “los psicoanálisis”; es decir, diversas teorizaciones y métodos de trabajo para abordar las problemáticas psíquicas inconscientes de las personas, en este caso, de quienes tienen una adicción. Se trata entonces del encuentro entre dos complejidades: por una parte, la hipercomplejidad de los psicoanálisis y, por otra, la hipercomplejidad del fenómeno adictivo. Esto lleva a una primera conclusión: la respuesta a la pregunta sobre una clínica psicoanalítica de las adicciones no será fácil. De entrada, no se puede pretender una respuesta única, sino que puede haber distintas posturas y se requiere hacer, por lo mismo, una serie de precisiones y matices.

La posibilidad de una clínica depende de cómo se concibe el trastorno adictivo desde una visión psicoanalítica determinada, y, también, de los alcances del método psicoanalítico, entre otras cosas. Si se toma el psicoanálisis freudiano, no hay una respuesta clara que responda la pregunta motivo de este artículo, lo cual no quiere decir que no exista la posibilidad de realizar algunas reflexiones al respecto. En efecto, en los escritos de Freud hay alusiones esporádicas sobre las adicciones. Aunque Freud no escribió un texto específico sobre este tema, a lo largo de su obra hay ciertas afirmaciones sobre la manera en la que concibe el trastorno adictivo, que van desde la constitución psicosexual de la psique hasta las dificultades que enfrenta el ser humano en su entorno social como ser cultural.

En la carta 79 dirigida a su amigo Fliess del 22 de diciembre de 1897, le dice:

Se me ha abierto la intelección de que la masturbación es el único gran hábito que cabe designar ‘adicción primordial’, y las otras adicciones sólo cobran vida como sustitutos y relevos de aquella (el alcoholismo, morfinismo, tabaquismo, etc.). El papel de esta adicción es enorme en la histeria, y quizás halle aquí, en todo o en parte, el gran obstáculo que todavía me espera. Desde luego que a raíz de ello se suscita la duda sobre si esta adicción es curable o si el análisis y la terapia se detendrán aquí y deberán conformarse con mudar una histeria en una neurastenia. (Freud, 1897/1992a, p. 314)

Desde esta perspectiva freudiana, las adicciones tienen sus raíces psíquicas en la masturbación. Hay que precisar que, en ese momento, Freud todavía no proponía la fase de desarrollo psicosexual oral. Cabría preguntarse si esta afirmación también se aplica a las adicciones no tóxicas, como la ludopatía. La respuesta es afirmativa. En su texto “Dostoievski y el parricidio”, al analizar la adicción al juego del escritor ruso, Freud (1928/1992b) sostiene: “Si la manía del juego, con sus infructuosas luchas por deshabituarse y sus oportunidades de autocastigo, es una repetición de la compulsión onanista, no nos asombrará que se haya conquistado tan gran espacio en la vida de Dostoievski” (pp. 190-91).

En la misma carta 79, Freud se pregunta si la adicción primordial es curable y, dado que ésta es el fundamento de todas las adicciones posteriores, entonces la pregunta se extiende también a éstas últimas. Si la adicción primordial no es curable, el psicoanálisis tiene que conformarse con que su expresión patológica se transforme en un trastorno menos grave. Así, esta pregunta sigue siendo vigente: ¿Las adicciones son “curables”? ¿Debemos conformarnos con que se transformen en un trastorno menos severo? Aquí se plantean dos cuestiones: una es la “curabilidad” de una adicción y la otra sobre los límites del psicoanálisis en general, y específicamente sobre sus límites en cuanto a las adicciones.

Otra arista de la visión freudiana sobre las adicciones está en El malestar en la cultura (1930/1981). Ahí, Freud sostiene que hay tres fuentes de desdicha y sufrimiento en el ser humano: el cuerpo, destinado a la ruina y la disolución; el mundo exterior, con sus fuerzas hiperpotentes, despiadadas y destructoras; y, finalmente, los vínculos con otros seres humanos, que, al parecer, suelen causar más dolor que las otras dos fuentes de sufrimiento. Por lo tanto, no es de extrañar que el ser humano busque atemperar sus exigencias de felicidad mediante diversas alternativas, como la soledad y el recogimiento. Otra opción es pasar a la ofensiva y, con los demás hombres, someter a la naturaleza. Sin embargo, hay una opción más: influir sobre el propio organismo, ya que, a fin de cuentas, todo sufrimiento es sólo sensación y existe mientras se experimenta. Así, la ingesta de sustancias psicoactivas (SPA) (es decir, la intoxicación) es el método más tosco pero el más eficaz para lidiar con el sufrimiento. Freud (1930/1981) comenta: “No creo que nadie haya penetrado su mecanismo, pero el hecho es que existen sustancias extrañas al cuerpo cuya presencia en la sangre y los tejidos nos procura sensaciones directamente placenteras, pero a la vez alteran de tal modo las condiciones de nuestra vida sensitiva que nos vuelven incapaces de recibir mociones de displacer” (p. 78). Las adicciones, entonces, son la vía más directa para poder luchar contra el sufrimiento inherente a la existencia humana.

Estos son sólo dos puntos de la visión freudiana sobre las adicciones. Desde Freud hasta nuestros días, se ha escrito sobre las adicciones y cómo entenderlas desde la teoría psicoanalítica. Sin embargo, aunque existe una producción teórica, no es tan abundante. La producción de textos sobre el trabajo clínico psicoanalítico con personas con una adicción es aún menor. Esto trae a escena nuevamente la pregunta sobre la viabilidad de una clínica psicoanalítica de las adicciones. Hay quienes sostienen que sí es posible realizar tal clínica, sin embargo, apenas está en construcción. No obstante, también se ha dicho que el dispositivo psicoanalítico tiene límites y sus posibilidades no alcanzan para atender a personas con un trastorno adictivo.

La comprensión de las adicciones, así como las propuestas sobre una clínica psicoanalítica de las adicciones y los aportes de lo que hoy se conoce como Adictología, son algunas de las cuestiones que se abordarán en el curso “Las adicciones y los problemas de alimentación”, que se impartirá en línea en el Centro Eleia. Será un gusto contar con tu participación.

 

Referencias:

Domínguez, M. (2012). El adicto tiene la palabra. Metapsicología de las adicciones. Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico.

Freud, S. (1981). El malestar en la cultura. Obras completas (vol. 21). Amorrortu editores. (Obra original publicada en 1930).

——-. (1992a). Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud (1886 – 1899). Obras Completas (vol. 1). Amorrortu. (Obra original publicada en 1897)

——-. (1992b). Dostoievski y el parricidio. Obras Completas (Vol. 21). Amorrortu. (Obra original publicada en 1928)

Le Poulichet, S. (2005). Toxicomanías y psicoanálisis. Las narcosis del deseo. Amorrortu.  

 

Compartir: