¿Es la psicología una profesión sin campo de trabajo?
Por Guillermo Nieto Delgadillo
Una de las preocupaciones más extendidas entre quienes piensan estudiar psicología es que tiene poco campo laboral y que, encima, suele ser una profesión muy mal pagada. Dicha idea se debe, en parte, a que solemos reducir la psicología al estereotipo que nos muestran las series de televisión y las películas, donde los psicólogos suelen ser individuos grises, encerrados en un consultorio, que hablan poco y se limitan a asentir con la cabeza cada tanto mientras escuchan hablar a sus pacientes.
La realidad, sin embargo, no podría ser más distinta. La psicología clínica (el área a la que me dedico, por cierto) es muchísimo más interesante, activa y compleja de lo que nos muestra la televisión. Además, es parte de una disciplina más amplia y diversa de lo que la gente suele pensar. Recordemos que la psicología tiene como objeto de estudio el comportamiento humano y sus motivaciones, lo que amplía su campo laboral de forma exponencial y nos ofrece posibilidades más extensas de las que, en un principio, pudiéramos imaginar.
Comencemos por la psicología forense (también tan de moda gracias a la televisión), encargada de auxiliar en la impartición de justicia. En el caso de la justicia civil, por ejemplo, el psicólogo forense deberá evaluar tanto la conducta como la motivación de las personas enfrascadas en un proceso de divorcio, donde puede ser necesario decidir quién de los familiares es más apto para cuidar a los hijos. Ésta no resulta una tarea sencilla, ya que, además de los reportes, cuestionarios y pruebas psicológicas que se tienen que aplicar a los miembros de la familia, la responsabilidad profesional es mucha y los psicólogos deben regirse por una ética sólida que busque no perjudicar ni a los menores ni a sus padres. Pero, regresando al punto, ésta es sólo una de las muchas actividades que puede realizar un psicólogo forense; variarán dependiendo de si se trata de psicología penitenciaria, civil, de testimonio o testigo, etcétera.
La psicología educativa es otra rama extensa y muy popular. Dentro de sus tareas y responsabilidades se encuentran las de comprender la mente del estudiante (niño, adolescente o adulto) para ayudarle en su proceso de formación académica, personal y profesional, ya sea si tiene dificultades con sus métodos de estudio, o si tiene una crisis personal relacionada con amigos o familia. La orientación educativa y la tutoría son dos de las subdisciplinas más importantes de esta rama, que requieren de un acercamiento constante tanto con los alumnos como con los padres de familia. Es una profesión apasionante y energizante que, además, por su naturaleza, tiene un campo de trabajo muy extenso.
También, en las últimas dos décadas, una rama que ha cobrado mucha fuerza es la psicología deportiva. Ésta se encarga de comprender los procesos de motivación y emoción en los deportistas, tanto amateurs como profesionales. Un buen psicólogo deportivo ayuda al competidor en las derrotas y en las victorias, ya que, de manera irónica, el ganar puede conllevar riesgos igual de importantes que el perder. El manejo psicológico de las lesiones y de los retiros es vital para el futuro de las personas que se dedican al deporte, y es responsabilidad del psicólogo deportivo seguir de cerca los procesos profesionales y de vida de los deportistas.
Ahora bien, uno de los campos que, a nivel personal, considero más apasionantes es el de la psicología organizacional. Toda empresa tiene una estructura y organización propias, acordes a su misión y visión, las cuales abarcan absolutamente todos los puestos. El psicólogo organizacional se encuentra presente en todos los procesos y subprocesos de una empresa para asegurar el bienestar físico y mental del empleado. Dentro de sus responsabilidades se encuentran la selección y reclutamiento de personal, la creación de programas de capacitación y motivación de los empleados, el acompañamiento psicológico al trabajador y el diseño de puestos de trabajo acordes a las necesidades tanto de la empresa como del empleado. Estos psicólogos tienen capacidades administrativas y personales, ya que toda empresa busca (en teoría) maximizar su productividad sin descuidar el bienestar de sus empleados.
Para concluir, retomaré el campo de la psicología clínica, ésa tan mal retratada por el cine y la televisión. El psicólogo clínico puede trabajar en instituciones hospitalarias o de forma privada en su consultorio, pero no son sus únicos campos laborales. Asimismo, tiene como tarea la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de la salud mental del individuo que se encuentra en sufrimiento psicológico y que busca ayuda para cambiar conductas o para comprender las motivaciones de éstas. Este campo cuenta con distintos enfoques de trabajo, dependiendo de su concepción del origen de la conducta y de la mente humana. Por ejemplo, asociados a la psicología clínica solemos escuchar los términos de psicoterapia psicoanalítica, humanista, conductual o cognitiva —por mencionar algunas— que, a su vez, tratan a los pacientes de forma individual, en pareja o en grupo.
La psicología es una disciplina tan amplia que, por cuestiones de espacio, me resulta imposible describir todos sus campos de acción a detalle. Me quedé con ganas de platicarles sobre la psicología social, la comunitaria, la neuropsicología… será en otra ocasión.
Por lo pronto, si alguien tiene miedo de no encontrar trabajo como psicólogo, quédese tranquilo: hay trabajo. Y mucho.
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