El mejor momento de las Jornadas: Su libro
Dra. Yolanda del Valle
Sentados en el estudio frente al librero, un grupo de colegas platicábamos animadamente cuando se nos ocurrió preguntarnos cómo se relacionaba cada uno con sus libros: yo apenas y anoto mi nombre en la primera página y de vez en cuando subrayo muy suavemente con lápiz; yo nunca los subrayo ni escribo en ellos, me parece deleznable, amo tanto a mis libros que hacerlo me parece un atropello; yo hago con mis libros lo que quiero: tomo notas con lápiz, subrayo con plumón amarillo, destaco lo central con tinta roja y escribo al margen lo que pienso… Uno de ellos nos confesó que cuidaba hasta lo indecible las ediciones especiales a las que colocaba sobre un atril en lo que las hojeaba para evitar que las pastas, las páginas o el lomo pudieran deformarse.
De una manera o de otra, nos quedaba claro que el libro es siempre un objeto cargado de significados. Regularmente nos interesa conocer qué dice, emprender un viaje a través del mismo, abrirnos a su comunicación, permitirnos sentir lo que transmite, analizarlo, contrastar lo que expone con lo que hemos leído anteriormente. De la misma manera, al revisar el escrito vamos interiorizando las ideas que leemos y éstas van pasando por un descodificador de sus múltiples significados y por una especie de censura, efecto de nuestro juicio crítico. La lectura nos permite añadir un nuevo conocimiento, o bien recordar lo que ya habíamos leído pero que deseamos pensar de nueva cuenta; sin dejar de mencionar que algunas veces el libro no nos despierta ningún interés y terminamos tirándolo al basurero.
Uno es el libro, otro es la escritura como actividad que lo origina y lo habita, y otro más es la lectura, actividad creativa que corre por cuenta del lector. Esa lectura puede estar profundamente investida y valorada, vivida como fuente de placer y como un medio sumamente atractivo tanto para profundizar el conocimiento como para el enaltecimiento de la propia persona. Ahora bien, la lectura forma parte de una práctica constante a la que nos obliga el oficio del psicoanálisis: teoría y clínica, inseparables como lo son en nuestra ciencia, cuentan con que la lectura es canal obligado para enterarnos de la teoría y servirnos de ella en la clínica.
En la Jornadas 2015, Conflictos, pérdidas y angustias depresivas en los vínculos intersubjetivos, se desarrolló un rico trabajo intelectual que buscaba transmitir aquel conocimiento indescriptible que se obtiene en el consultorio y que debe pasar por un trabajo de reflexión y organización hasta su elaboración a través de la escritura. Los escritos que escuchamos de viva voz en el evento, transmitieron experiencias vividas en la privacidad del consultorio, así como ponencias de corte conceptual cuyo origen era el mismo. Contamos ahora con la publicación de todo aquel trabajo en un voluminoso libro sumamente cuidado. Es cierto que la primera publicación de los diferentes trabajos fue oral, ya que conocimos aquello desde la escucha; ahora corresponde disfrutar de cada una de las exposiciones desde la íntima relación personal con su contenido a partir de la lectura.
Bienvenido el libro que nos permite establecer un diálogo a solas con quien ha vivido un oficio compartido y buscó transmitir lo vivido y pensado poniéndolo por escrito. De esa manera nos brindó la oportunidad de pasar a un nivel más allá y apostarnos en el territorio de la reflexión y el pensamiento. En ese momento el significado del libro se transforma, lo mismo que nuestra relación con él.
Los invito a leerlo. Su tema nos incumbe a todos y la oportunidad de establecer una relación solitaria con el papel en su blanco y negro, lugar de aparición de las ideas o de los aspectos significativos de las observaciones, nos brinda una real posibilidad de apropiarnos de lo que en otro momento escuchamos pero que ahora podemos enfrentarnos a él marchando a nuestro ritmo, retrocediendo las páginas cuando deseamos retomar el hilo de las ideas, dándonos el tiempo de tomar nota de aquello que nos resulta significativo y sacando el libro de nuestro librero cada vez que deseemos consultarlo.
Ese momento específico de pensar el material que se desarrolló alrededor de las Jornadas, es el más valioso de la experiencia en su conjunto. Su edición captura todo el esfuerzo, recapitula lo más valioso y lo vuelve perdurable. Todo esto colocado en la dimensión del trabajo intelectual, de la razón, del pensamiento, que son alimento y material imprescindible en nuestro trabajo de escucha y de atención flotante.
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