El complejo de Edipo y la maternidad
Por Bárbara Sánchez-Armass
Desde que Freud describió el complejo de Edipo, esta teoría adquirió un lugar central para la comprensión de la estructura mental. Muchas personas piensan que el complejo de Edipo es una situación que ocurre solamente en la infancia, “cuando el hijo se enamora de la madre y percibe al padre como un rival”. Sin embargo, el complejo de Edipo es un principio que aún en la actualidad permite esclarecer múltiples aspectos en torno a la elección de pareja y la maternidad.
Primero, es importante aclarar que tanto para hombres como para mujeres se designa el mismo nombre: “complejo de Edipo”, y para ambos existe el positivo y el negativo. Esto quiere decir que los sentimientos de amor y la necesidad de ser amado son hacia el padre del sexo opuesto (positivo), pero también hacia el padre del mismo sexo (negativo). Así, por ejemplo, vemos que las niñas pueden portarse seductoras con el padre y decirle que se quieren casar con él. Pero en otro momento también desean ser la favorita de la madre y vivir por siempre con ella. En este caso, elaborar el Edipo implica que la mujer sea capaz de renunciar al amor prohibido, que tolere no ocupar el lugar de la madre y que frene su hostilidad hacia ella, para después identificarse con su femineidad y su capacidad maternal. Sin embargo, en todas las mujeres existen sentimientos infantiles de rivalidad hacia la madre, celos por el padre, sentimientos de exclusión hacia la pareja parental y de envidia hacia la capacidad creativa de la madre, entre otros.
Cuando en una mujer adulta prevalecen las emociones descritas anteriormente, suelen presentarse diversos conflictos dentro de su relación de pareja o con sus hijos. Por ejemplo, si persiste en ser amada por el padre y no renuncia al amor prohibido, entonces quizá elija a hombres que cumplan con esta condición: mucho mayores (o menores), casados o con una posición jerárquica mayor (jefes, maestros, etc.). También es posible que adopte una actitud infantil con su pareja para que la trate como a una niña. Por otra parte, el complejo de Edipo negativo puede verse reflejado en aquellas mujeres que no buscan un hombre, sino permanecen con la madre viviendo una vida en pareja, o bien, cuando se elige a una pareja homosexual.
El complejo de Edipo también causa repercusiones en la maternidad. Cuando una mujer tiene un hijo en su inconsciente, se pregunta: “¿Qué significa este hijo para mí?”. Las mujeres se inundan de fantasías en relación con el bebé en gestación. Quizá sientan mayor o menor afinidad dependiendo del sexo; supongamos que una mujer tiene sentimientos de rivalidad con otras mujeres o las menosprecie, entonces puede sentir desilusión de tener una niña. En cambio, si fue muy celosa de su hermano varón y espera a un niño, quizá lo trate con base en dichos sentimientos y lo excluya, o bien, se comporte con él de manera distinta que si fuera una niña. Es posible que una mujer considere que no será una buena madre, lo cual se vincula con sentimientos de inferioridad respecto a su propia madre, con la que se compara constantemente. Algunas mujeres se sienten deseosas de dar a luz un hijo varón. Freud pensaba que pueden tener distintas motivaciones para ello, tal vez quieran darle al padre un hijo, o bien, puede que trasladen a su hijo los deseos infantiles de haber sido hombre en vez de mujer.
Cuando el bebé llega y forma parte de la familia, la situación triangular persiste. Algunos padres se sienten excluidos, incluso desde que veían a su esposa embarazada. En ocasiones, mientras la ven hacerse cargo del bebé, creen que deben esperar a ser atendidos, como les sucedió en la infancia con los hermanitos. Esta es una de las múltiples causas por las que algunos hombres deciden emprender actividades que reafirman su importancia o valía justo cuando llega el recién nacido.
En la medida en la que los hombres toleran la exclusión y los celos, podrán llevar a cabo su función como padres. La pareja debe unirse poco a poco en una relación amorosa y seguir creciendo juntos, manteniendo a los hijos en el lugar que les corresponde.
Cuando observamos dificultades en ambos padres para conservar su espacio con respecto de los hijos, con frecuencia está en juego el tema edípico. Por ejemplo, algunas madres comentan que sus hijos se pasan a su cama durante la noche u observamos a otras que compiten con sus hijas, algunas más se muestran seductoras con los amigos de su hijo; el amor prohibido y la rivalidad se hacen presentes en la vida adulta de diversas maneras.
En el diplomado Psicoanálisis del embarazo y la maternidad revisaremos a profundidad estos temas y veremos los múltiples escenarios donde el complejo de Edipo se manifiesta en la vida de la madre, el hijo y la familia.