El bullying desde la perspectiva psicoanalítica
Por Anayansi Chávez
En la actualidad la agresión escolar ha sido investigada con más ahínco y se le ha denominado Bullying. Este término, que hace referencia al acoso escolar, no es nada nuevo, ya que ha formado parte de los salones de clase por generaciones. La violencia y sadismo (a veces meticuloso) hacia el otro nos obliga a ser más conscientes de este conflicto, de modo que no es posible mantenernos indiferentes ante la gravedad y consecuencias emocionales que produce.
De ningún modo se puede considerar una simple riña o trifulcas entre alumnos que se solucionan con “hacer las paces”, pues en muchas ocasiones se trata de una red que comprende a todos los miembros de una institución educativa, así como al ámbito familiar. Se trata de una o más personas que, bajo el respaldo de su poder, continuamente acosan al otro mientras se reduce su cualidad de sujeto, sin que exista una identificación.
Es importante tomar en cuenta que este fenómeno es más común en la adolescencia y por eso debe pensarse psíquicamente desde este periodo de la vida. Con la llegada de la adolescencia se anuncia el derrumbe del equilibrio y las certezas que proporcionaba la latencia. Irrumpe la sexualidad y ya no puede ser detenida. El adolescente necesita hacer uso de toda su fuerza para mantener a distancia el encanto de la pareja parental y, a la vez, surge una rabia narcisista, que sería la base de los eventos agresivos de los que hablamos.
Los sujetos que sufren de agresión, así como los que la infligen, necesitan un reconocimiento identificatorio. De esta manera las pulsiones sádicas y masoquistas aumentan debido a la culpa que les provoca la reedición de las fantasías edípicas. Por medio de la identificación los adolescentes forman complicidades inconscientes entre la tiranía y la sumisión. Se domina a través del miedo, que resulta tanto amenazante como protector (o pseudo-protector), pues el sujeto pierde el propio pensamiento, la iniciativa y la identidad. Se busca oprimir al otro con la destrucción de su autoestima. En este fenómeno la propia agresión se proyecta, de modo que se forma una triada entre el tirano, la víctima y los observadores, que no son capaces de identificarse con el dolor del sujeto subyugado y así se deshacen de su propia destructividad.
Para transformar estos fenómenos, las instituciones educativas, la familia e incluso la clínica deben de comprender la importancia de estos cambios en la adolescencia. En otras palabras, el mundo adulto debe tomar la batuta y sostener las angustias adolescentes, percatarse de las señales de agresión para no ser cómplices en el conflicto y, más bien, limitar estas prácticas cargadas de violencia.
En este curso se profundizará, desde una perspectiva psicoanalítica, cómo identificar, prevenir y detener el bullying, con la finalidad de proporcionar los conocimientos necesarios para afrontar dicha problemática.
Freud, S. (1914) Introducción del narcisismo. Argentina: Amorrortu Editores, Vol. XIV.
_________ (1916) Las pulsiones y sus destinos. Argentina: Amorrortu Editores, Vol. XIV.
Gutton, P. (1993) Lo puberal. Buenos Aires: Paidós.
Meltzer, D. (1974) Estados sexuales de la mente. Buenos Aires: Editorial Kargieman.
Conoce más del Curso El bullying desde la perspectiva psicoanalítica que se impartirá en el mes de febrero 2019.