Distintos tipos de identificación

Por Miguel Eduardo Torres Contreras

 

El concepto de identificación es un concepto fundamental en el psicoanálisis freudiano. A partir de que Freud introduce este término para explicar diversos procesos psíquicos, el psicoanálisis postfreudiano continuó el desarrollo y comprensión de los diversos procesos identificatorios que se dan en la vida psíquica del ser humano.

Desde el punto de vista etimológico, el término “identificación” proviene del latín y significa la acción o el efecto de reconocer lo mismo en el otro, o ser reconocido por el otro en lo mismo. La primera vez que Freud usó el término de identificación fue en una carta que escribió a su amigo W. Fliess a finales de 1896 en la que comentaba sobre la agorafobia de una mujer histérica. Decía Freud a su amigo que, al no salir a la calle, esta mujer reprimía su deseo de juntarse con el primer hombre que encontrara, por lo tanto, “envidia a la prostituta y está identificada con ella” (De Mijollá, 2014, p. 413). Años después, en el historial clínico de Dora, menciona varias situaciones donde la joven se identifica con su padre, con la gobernanta, con la madre o con las primas. Freud llama a todas estas situaciones “identificación histérica”.

En su estudio sobre Leonardo da Vinci, la identificación con la madre será un proceso psíquico fundamental que explica la homosexualidad en los varones, en este caso la homosexualidad del genio italiano. Para Freud, el varón homosexual ha tenido un vínculo libidinal muy intenso con la madre, al cual no quiere renunciar, y, debido a esta dificultad, termina identificándose con la madre, siendo como ella. Esto posibilita la elección de un objeto de amor homosexual: elegir a jóvenes varones que lo representan a él cuando fue amado por la madre. Se trata, pues, de la “identificación homosexual”.

Poco tiempo después, en el texto de Duelo y melancolía (1917/1992), Freud habla de otro tipo de identificación, la “identificación melancólica”. En efecto, ante la dificultad de aceptar la pérdida del objeto (la esposa, el padre, un hijo), o de una situación que hace las veces de objeto (la patria, el trabajo, la libertad), el sujeto se identifica con el objeto muerto, y este es un punto fundamental para el devenir melancólico. Freud (1917/1992) lo expresa con esa bella y célebre fórmula: la sombra del objeto cayó sobre el yo. Esto explica el talante sombrío, triste y desvitalizado del sujeto melancólico. Hablando en términos metapsicológicos, Freud concluye que se ha pasado de una investidura de objeto, a una identificación con éste. Esta fórmula, la utilizará más tarde para explicar lo que llamará “identificación secundaria”, a través de la cual se forma el superyó. En la conflictiva edípica, el niño o niña tiene que renunciar a la satisfacción libidinal con el objeto incestuoso, pero esa renuncia es una renuncia sui generis. ¿Cuál es la razón? Por un lado, renuncia a la investidura libidinal, pero, por otro, se identifica con esos objetos parentales, y de este proceso deviene el surgimiento del superyó. Con este planteamiento, la identificación deja de ser un proceso psíquico que se da sólo en la psicopatología, también se da, y de manera fundamental, en la constitución “normal” de la mente. Así, tanto el yo como el superyó se forman con base en identificaciones.

En un texto previo a esta comprensión de la identificación como parte de la formación del psiquismo (en particular del superyó), Freud había hablado de la “identificación primaria” y de la identificación en los fenómenos de masas, es decir, la “identificación con el líder”. El texto en el que aborda estas identificaciones es el de Psicología de las masas y análisis del yo (1921/2004). La identificación primaria es la primerísima identificación e implica un proceso en el cual el niño o niña pequeño toman como modelo al padre y la madre. Freud resume este proceso con la fórmula: ser como el padre. Sobre esta identificación primaria se dará luego la identificación secundaria. En cuanto a la identificación con el líder en los fenómenos de masas, para Freud éste representa el ideal del yo de los seguidores y eso es lo que posibilita que éstos sean dóciles a la voluntad de aquél y, también, que los seguidores puedan identificarse entre sí, porque comparten el mismo ideal.

En la teoría psicoanalítica de Lacan, el concepto de identificación también tiene una importancia fundamental, poniendo el acento en el papel de la imagen. Define la identificación como “la transformación que se produce en el sujeto cuando asume una imagen” (en Evans, 1997, p. 107). Asumir una imagen significa reconocerse en ella, y apropiársela como si fuera uno mismo esa imagen. Lacan hará una distinción entre “identificación imaginaria” e “identificación simbólica”. La primera es un proceso que se da en el Estadio del Espejo por el cual se crea el yo. El infante ve su reflejo en el espejo y se identifica con esa imagen. Identificarse con esa imagen externa, que está fuera de sí mismo e incluso en contra de sí mismo hace que el sujeto se constituya como un rival de sí mismo (en Evans, 1997). Por lo tanto, esta constitución del yo (yo ideal), a partir de la identificación imaginaria, conlleva un monto de alienación y agresividad. Por su parte, la identificación simbólica es la identificación con el padre en la fase final (tercer tiempo) del Complejo de Edipo, y da origen a la formación del ideal del yo. Esta identificación simbólica es una identificación secundaria.

También Lacan hace mucho énfasis en su rechazo de las posturas de ciertos autores que sostienen que uno de los fines del análisis es la identificación con el analista. En contrapartida, sostiene que no sólo es posible traspasar el plano de la identificación con el analista, sino que es una de las condiciones de un verdadero análisis. Por lo tanto, uno de los objetivos de todo genuino tratamiento analítico es el cuestionamiento de todas las identificaciones del analizante, de tal suerte que ya no se concibe a sí mismo como antes.

Como se puede notar, la noción de identificación en Freud es polisémica. A partir de que Freud propuso el concepto de identificación para designar uno de los procesos psíquicos más importantes que constituyen la psique, los autores postfreudianos profundizaron en esta noción. Lacan es uno de ellos, con su aportación de la identificación imaginaria y la identificación simbólica.

 

Referencias bibliográficas.

De Mijollá, A. y De Mijollá, S. (2003). Fundamentos del psicoanálisis. Editorial Síntesis.

Evans, D. (1997). Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano. Paidós.

Freud, S. (1992). Duelo y melancolía. Obras completas (Vol. 14, pp. 235–256). Amorrortu. (Obra original publicada en 1917).

Freud, S. (2003a). Fragmento de análisis de un caso de histeria: Dora, tres ensayos de teoría sexual. Obras completas. (Vol. 7, pp. 1–108). Amorrortu. (Obra original publicada en 1905).

Freud, S. (2003b). El yo y el ello. Obras completas. (Vol. 19, pp. 1–66). Amorrortu. (Obra original publicada en 1923).

Freud, S. (2004). Psicología de las masas y análisis del yo. Obras completas. (Vol. 19, pp. 1–136). Amorrortu. (Obra original publicada en 1921).

Laplanche, J. y Pontalis, J. B. (1996). Diccionario de psicoanálisis. Paidós.

 

 

 

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