Diferencias y complementariedades de los diagnósticos psiquiátrico y psicoanalítico en los trastornos de la alimentación

Por Ana Livier Govea

Podemos encontrar con frecuencia cierta confusión cuando hablamos de psiquiatría y psicoanálisis. Aunque son disciplinas que se complementan, cada una posee una epistemología diferente. Veamos:

            Por un lado, la psiquiatría es una rama de la medicina, por lo que su interés se centra en el cuerpo y lo orgánico. Por ejemplo, cuando hay alteraciones psiquiátricas, la psiquiatría tomará en cuenta el desajuste bioquímico a nivel cerebral y la morfología, de tal manera que la conducta, el afecto y el pensamiento se explican desde estas perspectivas. Un dato relevante es que la psiquiatría se enfoca en la organización de diagnósticos que agrupan síntomas para estructurar el tratamiento de una enfermedad. El objetivo de la psiquiatría es el cuidado de la salud mental.

            Por otro lado, el psicoanálisis tiene como objeto de estudio la mente humana. Es un método de investigación y una herramienta de crecimiento mental. En este sentido, su principal objetivo es comprender en profundidad el funcionamiento mental, lo cual permite que el paciente se beneficie y progrese. Ahora bien, el psicoanálisis echa mano de la nosología psiquiátrica porque facilita la comunicación entre especialistas. Por lo tanto, para el psicoanalista es importante conocer de psicopatología para realizar buenas entrevistas diagnósticas y dimensionar la gravedad del cuadro que presenta cada paciente.

            Un psicoanalista pensaría que es necesario valorar el grado de enfermedad, ya que existe una gran gama de gravedad y sustratos emocionales. El psicoanálisis brinda las herramientas que nos permiten explorar de manera profunda las áreas más sutiles y delicadas de la mente. Sin embargo, a veces el método psicoanalítico no es el más adecuado para atender adicciones o anorexia, ya que la vida del paciente está en riesgo. En estos casos, se trabaja en conjunto con el psiquiatra, pues un paciente que tiene un trastorno de la alimentación puede requerir medicación para manejar los síntomas de ansiedad o depresión. En casos muy graves, se requiere la intervención de otros especialistas, como nutriólogos, terapeutas familiares, entre otros, quienes tendrían un papel prioritario en comparación con el tratamiento psicoanalítico, dependiendo del nivel de gravedad. En el caso de los trastornos de la alimentación y su complejo entramado, muchas veces es necesario apelar a intervenciones interdisciplinarias, las cuales pueden incluir la institucionalización.

Si quieres conocer más acerca de este tema, te invitamos al Curso “Las adicciones y los problemas de alimentación», en el cual se abordarán de manera puntual este y otros temas relacionados con esta compleja problemática.

 

 

 

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