Acceso al bienestar emocional: un derecho de todos
“Las enfermedades del alma son más peligrosas y numerosas que las del cuerpo”
– Marco Tulio Cicerón
Por Kathia Cavazos
Al reflexionar sobre nociones vinculadas con el título de este artículo, convendrá primero entender a qué nos referimos con el concepto de salud mental. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud): “la salud mental es un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”. Hoy en día suele ser mucho más frecuente que antes que escuchemos en diversos medios, y particularmente en redes sociales, sobre la importancia de atender lo que concierne a nuestros afectos. Constantemente se hace alusión a las razones por las que resulta tan valioso que la gente aprenda a identificar sus emociones, a expresar sus sentimientos e ideas, además de enfatizar la importancia de llevar a cabo procesos terapéuticos individuales o grupales, según el caso.
Si bien, aunque esta oleada de concientización ha permitido que muchas personas se acerquen a explorar su psiquismo, aún existen otras tantas que, debido a las propias dificultades de su mundo interno, se rehúsan a adentrarse en ese interesante viaje. Al mismo tiempo, habrá otros más que, aunque deseen hacerlo, no puedan acceder a servicios del tipo debido a las dificultades que les atraviesan e impactan en ámbitos políticos, sociales y económicos.
Este punto resulta de suma importancia, pues, aunque lo asentado por la OMS, promueve que la salud mental es un derecho humano fundamental, existe un grueso porcentaje de la población que no tiene posibilidad de que tan importante necesidad se vea cubierta. Tal hecho es crucial, ya que la interrelación entre cuerpo y mente permite pensar en cómo el deterioro psíquico se vincula también con el deterioro en lo orgánico, asunto que implica un desafío de suma importancia en cuanto al tratamiento de otro tipo de padecimientos, mismos que, en conjunción con otros factores, también se encuentran al alza.
Valdrá la pena agregar que, dentro del espectro de la salud mental, la línea de intervención psiquiátrica ocupa un lugar relevante y muy necesario en casos específicos. Sin embargo, como en el caso de los procesos psicoterapéuticos, existen trabas que dificultan la concurrencia.
En un nivel más amplio, habitar en una sociedad donde buena parte de sus integrantes tiende a presentar trastornos emocionales podría estar vinculado con índices más elevados en materia de delincuencia, por ejemplo, pues, bajo algunas líneas de comprensión psicoanalíticas, el monto de agresión que cada uno de nosotros posee está estrechamente relacionado con estructuras narcisistas o perversas, las cuales suelen relacionarse con los perfiles de quienes cometen actos que transgreden la ley en distintas formas.
A pesar de que estas y otras problemáticas estructurales tienen alcances tan significativos, resulta refrescante y esperanzador notar que, en el ejercicio de la promoción de la salud mental, cada vez existan más organizaciones comprometidas con llegar a aquellas personas interesadas en el cuidado de su mente. Sin lugar a duda, la labor efectuada en servicios como el que brinda la Clínica de Atención Comunitaria de Centro Eleia desde hace más de 20 años, permite que alrededor de 500 personas al mes puedan recibir atención terapéutica especializada a bajo costo, lo que la convierte en una de las instituciones más importantes del país. Si deseas obtener más información al respecto, no dudes en consultar la página web www. centroeleia.edu.mx, o marcar al 55 2758 2353, de lunes a viernes de 9:00 a 18:00 h.
Referencias:
Cicerón, M. (2005) Disputación III. Disputaciones Tusculanas. Madrid: Editorial Gredos.
https://centroeleia.edu.mx/ayuda-psicologica-df-centro-eleia
“Salud Mental” en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response