Comprender a los niños en tiempos de aislamiento por pandemia
Por Daniela Bustamante Rosas
Muchos padres de familia se sienten inquietos sobre cómo manejar la situación de pandemia y aislamiento con sus hijos. Es una preocupación muy válida porque la mente de los niños, aunque en muchos aspectos funciona de manera similar a la de los adultos, requiere de un manejo emocional distinto, sobre todo porque los pequeños son dependientes de sus padres (Winnicott, 1965/2016). En el presente artículo hablaremos sobre algunas necesidades básicas de los niños y situaciones frecuentes que se presentan con ellos; también brindaremos algunas ideas que pueden resultar de utilidad para acompañarlos en estos tiempos.
Para los niños, lo más importante son los sentimientos de seguridad, confianza, amor y protección (Erikson, 1963). Algunas cosas que pueden hacer los padres para fomentar estas experiencias emocionales son:
- Hablar a los niños con la verdad, de manera clara, tranquila y con información que vaya de acuerdo con su edad y nivel de desarrollo. Existen videos o cuentos infantiles que les sirven para comprender la situación actual. Al final del artículo, adjunto un enlace que puede servir como apoyo.
- Tener rutinas a lo largo del día que ayuden al pequeño a sentirse en un ambiente seguro; por ejemplo, tener horarios más o menos fijos (no necesariamente rígidos) para la comida, el juego, las siestas, el baño y la hora de ir a dormir. Los expertos en crianza recomiendan que los niños tengan rutinas porque la predictibilidad de las actividades y de los momentos del día permite un mayor sentido de estructura interna y externa, así como una mejor internalización de los límites personales (“¿Quién soy?, ¿quién no soy? y ¿hasta dónde puedo llegar?”) (Giménez de Abad, 2008). En tiempos de pandemia, esto es muy importante porque los niños suelen percibir una mayor desorganización en su ambiente vital.
- Brindar alternativas de juego: permitir que el pequeño juegue con libertad donde se encuentre seguro, pero también dedicar al menos una hora al día para jugar con él. El juego es el recurso más importante con el que cuentan los niños para procesar las vivencias de su día a día. Existen múltiples opciones de actividades, según edades de desarrollo, para que se entretengan, aprendan y pasen momentos alegres. Una de mis pacientes dedicó varias de sus sesiones a dibujar al Coronavirus; en una ocasión, quiso hacer una piñata de este virus; y, a veces, inventaba historias en las que éramos científicas que descubríamos la cura. Fue evidente que estos juegos, así como la posibilidad de hablar de sus temores y fantasías, le ayudaron a disminuir su ansiedad.
- Permitir que el niño exprese sus emociones, reconocer que puede sentirse asustado, enojado, preocupado o frustrado y hablar al respecto. Algunos niños tienen mucho miedo de enfermar o de que algo malo suceda a sus seres queridos. Es importante que sepan que hay un peligro real y que debemos seguir las medidas de prevención, sin embargo, también hay que hacerles saber que las emociones son normales y que los adultos también las experimentamos; decirles cosas como: “Sé que tienes miedo, que te sientes enojado porque no puedes ver a tus amigos. A mí también me preocupa lo que está pasando, pero estamos para cuidarte y para platicar contigo de todo lo que tú piensas y sientes”. Con oraciones sencillas, como éstas, les transmitimos que estamos disponibles para ellos, que las emociones tienen un lugar importante y que, aunque no somos infalibles, podemos hacer mucho para acompañarlos y protegerlos.
No todo es malo, en cuanto al aislamiento derivado de la pandemia. Hay niños a los que, incluso, les ha venido bien porque han tenido la oportunidad de pasar más tiempo en casa, cerca de sus padres. Una pequeña de siete años, antes de que empezara el aislamiento, estaba teniendo problemas en la escuela: no ponía atención, se escapaba del salón, lloraba mucho y, con frecuencia, le dolía el estómago. Pasaba mucho tiempo fuera de casa: en la escuela y en clases extracurriculares. A los pocos meses de que comenzó la pandemia, empezó a mejorar en sus tareas escolares, se mostraba más atenta e interesada, ya casi no lloraba y los dolores de estómago desaparecieron. Es importante mencionar que los padres se mostraron muy cercanos y comprensivos con su hija; la pandemia los motivó a reflexionar acerca del tipo de relación que establecían con ella.
También es importante tener presente que hay casos en los que la pandemia agudizó problemas que ya estaban presentes; por ejemplo, la violencia intrafamiliar.
Sin duda, esta situación es nueva y extraña para todos y es un escenario que compartimos a nivel mundial. Cada uno de nosotros va encontrando la manera de vivirla y atravesarla. Definitivamente, no es mal momento para comenzar un tratamiento psicoterapéutico. Desde la intención de este artículo, me refiero a los padres de familia para que consideren si ellos mismos, alguno de sus hijos o ambos desean utilizar esta situación adversa para mejorar su situación emocional e interna.
Enlace cuento Coronavirus: 64c685_ef31d8e608fd4b528eae3132b67a445e.pdf (mindheart.co)
Referencias:
Doltó, F. (1987). Prefacio. En: Mannoni, M. La primera entrevista con el psicoanalista. Gedisa. (Obra original publicada en 1965).
Erikson, E. (1963). Infancia y sociedad. Hormé.
Esquivel y Ancona, F. (2010). Psicoterapia infantil con juego. Manual Moderno.
Giménez de Abad, E. (2008). Cómo poner límites a los hijos. Paidós.
Geissman, C. y Houzel, D. (2000). El niño, sus padres y el psicoanalista. Síntesis.
Winnicott, D. (2016). De la dependencia a la independencia en el desarrollo emocional. Los procesos de maduración y el ambiente facilitador: estudios para una teoría del desarrollo emocional. Paidós. (Obra original publicada en 1965).