Ansiedad durante la adolescencia
Por Daniela Bustamante Rosas
Son varias las razones por las cuales es natural que aparezcan sentimientos de ansiedad durante la adolescencia. Esto se debe a que es una etapa en la que surgen muchos cambios en ámbitos fundamentales de la vida. En este artículo, vamos a explicar cuáles son los principales motivos que subyacen en la ansiedad durante la adolescencia.
Diversos autores, como Aberastury, Brady, Blos, Laufer y Urribarri, plantean que los cambios corporales son fundamentales en la vida emocional de los adolescentes. Para comenzar, es importante diferenciar los conceptos de pubertad y de adolescencia. El primero se refiere al aspecto biológico, anatómico y fisiológico del proceso, es decir, a todos los cambios hormonales y físicos, tanto visibles como no visibles. El segundo, en cambio, se refiere a todas las novedades en el ámbito de lo psicológico, lo social y lo emocional. Es muy importante comprender que todos los cambios derivados del proceso de la pubertad tienen un impacto significativo en la mente del joven.
Tratemos de imaginar las vivencias de una persona cuyo cuerpo empieza a cambiar: crece de estatura, empiezan a verse sus extremidades desproporcionadas, aparece vello en lugares donde antes no había, inician sensaciones de excitación sexual que no puede controlar y empieza a emanar olores extraños. A esto, sumemos las primeras eyaculaciones y la primera menstruación. Algunos autores, como Urribarri, sugieren que estas vivencias son difíciles de asimilar porque el cuerpo se vive como si estuviera fuera de control, como una entidad que cambia sin que el joven pueda decidir el modo y el ritmo, y de la que, además, no puede saber el resultado final.
Lo anterior es una de las principales causas de ansiedad en la adolescencia: la dificultad para asumir los cambios corporales, que al mismo tiempo están cargados de sexualidad. Con esto último, quiero subrayar que parte del trabajo mental que se requiere en el adolescente es el de integrar los impulsos sexuales y la excitación, sin que esto le resulte algo terrible y amenazante.
Otra razón por la cual suelen aparecer sentimientos de ansiedad durante la adolescencia es que en esta etapa se da un cambio muy relevante en la relación con los padres. Para los jóvenes surgen muchas emociones contradictorias que los llevan a cuestionar, a distanciarse e incluso a entrar en conflicto con sus papás. Aberastury (1988) lo explica en términos de un proceso de desidealización de los padres de la infancia. Normalmente, los niños tienen una imagen grandiosa de sus padres: los ven como personas que pueden hacer cosas maravillosas, piensan que poseen la verdad acerca de todo en la vida y sostienen con ellos una relación de dependencia; además, suelen poner en ellos su sentimiento de seguridad y, usualmente, buscan complacerlos. Esto conforma un núcleo de confianza muy importante en la vida de los niños. Lo que sucede en la adolescencia es que todo ese ideal se viene abajo.
El adolescente suele volverse crítico con sus padres, comienza a cuestionar sus vidas y todo lo que hacen. En muchas ocasiones, incluso adoptan una actitud de desprecio y devaluatoria hacia ellos. Esto da como resultado que se sientan perdidos y solos porque ya no cuentan más con la imagen interna de esos padres ideales, protectores y poseedores de la verdad. Todo esto genera intensos sentimientos de ansiedad porque hay una pérdida de las figuras que habían aportado al niño toda esa seguridad.
Es importante mencionar que atravesar por esta situación, difícil tanto para los hijos como para los padres, es necesario para que se fundamenten las bases de la independencia y la madurez. Cuando el adolescente es capaz de cuestionar a sus padres, también tiene la posibilidad de diferenciarse y de constituirse como individuo. De otra manera, permanece como un niño que no crece, que no piensa por sí mismo y que no se siente capaz de tener una identidad propia.
La pérdida de la identidad de niño es otra cuestión que suele causar ansiedad durante la adolescencia. El adolescente pierde algunos privilegios que corresponden a los pequeños; ahora se les atribuyen más responsabilidades, se les exige más en la escuela, ya no basta con obedecer y ser complacientes para obtener lo que quieren. Además, tienen la tarea de encontrar nuevos intereses y pasatiempos, distintos de aquellos que solían darles satisfacción en la infancia. Una joven de dieciséis años, por ejemplo, cuenta, con tristeza, que antes disfrutaba mucho de asistir a los scouts, pero ahora le resulta una tontería. En lugar de asistir a sus reuniones, se queda en casa; dice sentirse enojada, encerrada, sin saber con qué entretenerse y con ganas de romper cosas.
Para concluir, es importante mencionar que la ansiedad es un aspecto normal de la adolescencia porque se están atravesando procesos complejos que requieren de un esfuerzo emocional y mental. Incluso, cierta dosis de ansiedad es necesaria para el desarrollo. El problema es cuando dicha ansiedad es excesiva y el adolescente no cuenta con medios internos y redes de apoyo externas para comprender lo que le sucede y encontrar momentos de alivio.
Referencias
Aberastury, A. y Knobel M. (1988). La adolescencia normal. Paidós Educador.
Blos, P. (1977). Psicoanálisis de la adolescencia. Joaquín Moritz.
Meltzer, D. (1998). Adolescentes. Spatia.
Sánchez-Armass, B. (2017). Los procesos psíquicos de la adolescencia [Tesis de doctorado, Centro Eleia]. Eleia Editores.
Urribarri, R. (2015). Adolescencia y clínica psicoanalítica. Fondo de Cultura Económica.