Docencia en pandemia: nuestros recursos
Por Laura De La Torre Peguero
Uno de los retos actuales ha sido el mantener las aulas (virtuales) abiertas. ¿Tiene sentido seguir aprendiendo? ¡Claro! La escuela no solo es un espacio donde se adquieren conceptos teóricos sobre matemáticas, español, geografía, ética, sociología o psicopatología; es aquella instancia en la cual, conforme vamos pasando de grado, podemos encontrar personas externas a nuestro grupo familiar con quienes compartimos ciertas afinidades o nos enriquecemos con las diferencias. Estos individuos que nos encontramos en el camino pueden ser otros estudiantes o profesores que, en el mejor de los casos, nos brindan una red de apoyo para seguir desarrollándonos y creciendo más allá del ámbito intelectual.
Me enfocaré sobre todo en el rol y las tareas del docente, pues su papel es determinante. Son los maestros y maestras los que día a día se las ingenian para brindar y compartir sus conocimientos y experiencias. A inicios del año la “Comisión Institucional de Seguridad en Salud determinó la suspensión de actividades presenciales en toda la institución, a partir del sábado 21 de marzo, de modo que las actividades académicas y laborales se realizarían de manera virtual y a distancia con el fin de no afectar las trayectorias de los estudiantes” (Olave Leyva, 2020). Por lo anterior, el profesor con pizarrón, cañón o fotocopias ha tenido que mudar y transformar sus recursos para establecer una nueva conexión con sus pupilos. El espacio físico de la escuela, el salón, las pantallas para proyectores y las bancas que anteriormente eran brindados por la institución académica se han tenido que establecer en otro lugar. Es así como lo que antes era un comedor, una habitación o algún otro espacio de la casa del alumno o profesor se convirtió en el nuevo salón de clases. Antes los espacios eran responsabilidad de la escuela y hoy se deja la responsabilidad a cada miembro de la escuela de cuidar y proveerse de un espacio para aprender. Si los alumnos se siguen conectando es porque tienen esas ganas de encontrarse no solo con el contenido, que bien podrían “googlear”, sino con el docente que posee mucho más que recursos teóricos.
Los docentes ahora nos dedicamos a las actualizaciones en plataformas digitales y es así como las TICs (Tecnologías de la Comunicación e Información) se convierten en las mejores aliadas. Para el ciclo 2019-2020, hubo un estimado de más de dos millones de profesores de todos los niveles escolares que comenzaron a impartir clases a distancia, de acuerdo con la información de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Se tuvo que hacer una serie de reformas y cambios metodológicos que implicaron momentos de frustración y desesperación por sentirnos extranjeros digitales, pues la educación en línea no es tan sencilla como parecería; va más allá de enviar textos o videos.
Clase a clase fuimos dejando la nostalgia por pasear entre las bancas e invitar a participar al alumno que estaba cayendo en los brazos de Morfeo en la clase. Nos sentamos ahora frente a la pantalla de la computadora y nos las ingeniamos para “compartir pantalla”, dar la contraseña de kahoot o encontrar la función del pizarrón digital, así como otorgar el acceso para no dejar al alumno en la sala de espera. Cada uno de los maestros se las ha arreglado para diseñar y adaptar sus contenidos, además de enfrentar los efectos que la pandemia ha producido en su casa y vida personal. Los recursos del docente en tiempos de pandemia van más allá de un buen dominio de las plataformas y de sacar su visado para navegar en el mundo digital: implica un reto de transmitir esa calidez y pasión por la materia que imparte y la profesión que ejerce, esperando así que los alumnos puedan identificarse con estas funciones y replicarlas. Es así como se busca un vínculo significativo con ese grupo de cuadritos que se asoman desde sus casas y a quienes debemos cederles el pizarrón.
Los cambios no han sido sencillos para el alumno ni para el maestro. Sin embargo, la distancia tiene que generar un aprendizaje colaborativo donde alumnos y maestros puedan retroalimentarse, a la vez que involucrar a la familia. En esta temporada tenemos que armar esa red social para soportar esa red virtual.
Referencias:
Olave Leyva, J. I. (2020). La docencia en medio de la pandemia. Recuperado de https://www.uaeh.edu.mx/gaceta/2/numero16/junio/docencia.html
Selin Davis, L. (agosto 10, 2020). Así debería ser el aprendizaje a distancia en medio de la pandemia de coronavirus. Recuperado de https://cnnespanol.cnn.com/2020/08/10/asi-deberia-ser-el-aprendizaje-a-distancia-en-medio-de-la-pandemia-de-coronavirus/
Valdés, I. (agosto 4, 2020). La acelerada evolución de la docencia ante la pandemia. Recuperado de https://vanguardia.com.mx/articulo/la-acelerada-evolucion-de-la-docencia-ante-la-pandemia