Cómo la COVID-19 cambió la terapia desde el punto de vista del psicoterapeuta

Por Miguel Eduardo Torres Contreras

Llevamos cinco meses de confinamiento y vamos para el sexto. La pandemia ha afectado nuestra vida en todos los aspectos, no solo en lo sanitario sino también en lo económico, lo educativo, lo laboral. Nuestra práctica clínica no es la excepción. Dado que la pandemia irrumpió a la manera de un evento traumático, lo que hemos estado haciendo en estos meses es tratar de reflexionar sobre los impactos en nuestra práctica, el significado que tienen aquellos y las respuestas posibles para seguir realizando un trabajo serio, ético y que contribuya a la comprensión de los pacientes de sí mismos.

Como es sabido, un mismo fenómeno puede ser abordado desde diversas perspectivas. La arista desde la que veremos los impactos de la pandemia en nuestra práctica clínica es la del psicoterapeuta y el psicoanalista. Desde nuestra visión, ¿cuáles han sido los impactos, las afectaciones, los retos que ha implicado esta situación para nuestra función psicoterapéutica? Sin la pretensión de ser exhaustivo, presento algunas reflexiones.

El cambio y la incertidumbre: un primer asunto al que tuvimos que responder fue el cambio que la situación ameritaba. A mediados de marzo pasado, las autoridades sanitarias del país comunicaron el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, el cierre de espacios educativos, laborales y recreativos y la importancia del confinamiento para evitar la propagación acelerada de contagios. Tuvimos una semana para encontrar la manera de responder a esta situación inédita. El diálogo con colegas y supervisores, la lectura de documentos de instituciones psicoanalíticas y los videos de especialistas de otros países, donde la pandemia inició antes o al mismo tiempo que en el nuestro, nos permitieron ir dando respuestas. Para quienes no habíamos tenido la experiencia de tener sesiones por teléfono o por videollamada, fue inquietante esta forma de llevar a cabo las sesiones. Se puso en entredicho nuestra decisión y preferencia por las sesiones presenciales y la valoración que hacíamos de las sesiones a distancia. Al principio tal vez muchos pensamos que el confinamiento no iba a durar mucho tiempo, quizá un mes o, a lo más, dos. ¿Cuándo regresaremos al consultorio? No lo sabemos. Una posible respuesta sería: cuando estemos en semáforo verde. ¿Y cuándo será eso? Tampoco lo sabemos. La incertidumbre continúa; también surgió en nuestras mentes en cuanto a la continuidad de los tratamientos: si los pacientes iban a proseguir debido a las afectaciones económicas; si eran pacientes que tenían alguna comorbilidad y mayor riesgo de contagio; si su trabajo era de los llamados esenciales, por lo que no se podían quedar en casa; etc. Cada uno de nosotros tuvo que lidiar con esto acorde con las propias resistencias, fantasías, ansiedades, formación teórica, experiencia clínica y momento vital.

El encuadre: sin duda alguna, la pandemia vino a modificar nuestro encuadre de trabajo. De parte del analista lo que se espera es su sostenimiento; de parte del analizado, tanto el respeto como la transgresión a dicho encuadre. En términos generales podemos decir que la responsabilidad del analista se ha desplazado parcialmente al paciente. Este tiene que buscar un lugar dentro de su hogar o su trabajo para tener la sesión, evitar que haya interferencia de ruidos, que la comunicación –sea por teléfono o por videollamada– no se interrumpa o falle, por mencionar algunas de las situaciones que ahora son parte de su responsabilidad. Si el consultorio del analista no estaba en su hogar y ahora atiende desde ahí, sucede algo parecido: también tiene que cuidar aspectos que antes no determinaban el encuadre, tales como posibles ruidos de familiares, vecinos, fallas del teléfono o de internet y hasta un espacio adecuado para dar la consulta. Podríamos decir que la asimetría en el sostenimiento del encuadre ahora se ha vuelto, en cierto modo, una simetría. Dado que la pandemia es un fenómeno que nos afecta todos, esto ha impactado en nuestra práctica clínica y ha generado aspectos simétricos en la relación analítica.

El pago y los honorarios: ante las afectaciones económicas que los pacientes viven es posible que se planteen la suspensión del tratamiento, la baja en el número de sesiones o la baja en honorarios. Frente a una situación como esta hemos tenido que valorar la situación de cada paciente y asumir una postura flexible; lo más relevante desde mi punto de vista es, salvo en casos excepcionales, que el tratamiento continúe, sobre todo en las condiciones actuales donde las ansiedades, fantasías y pensamientos de diverso tipo afectan la mente de los pacientes. Por otra parte, la forma de pago ha cambiado sustancialmente. Por lo general se hacía en el consultorio y en efectivo; ahora es mediante métodos electrónicos. Incluso puede que se realice en dos partes debido al tipo de cuenta bancaria que maneje el paciente. La relevancia simbólica que tenía el momento del pago dentro del consultorio ha perdido cierta fuerza.

Hay varias conclusiones momentáneas que podemos sacar de todo este cambio inesperado. La modalidad de un tratamiento a distancia es una situación excepcional; no es lo ordinario desde mi perspectiva. Hay que seguir reflexionando sobre las diferencias y coincidencias entre un tratamiento presencial y un tratamiento remoto. Asimismo, hay que observar con mucha atención los impactos de las sesiones a distancia en los distintos pacientes que atendemos. Por último, conviene tener una mirada histórica sobre los tiempos en que se ha desarrollado el psicoanálisis: Freud vivió la Primera Guerra Mundial, la Gripe Española que dejó millones de muertos y la crisis financiera de 1929. Klein vivió la Segunda Guerra Mundial y también la crisis de 1929. Tal vez podemos pensar que esta pandemia por COVID-19 sí tiene aspectos inéditos y al mismo tiempo forma parte de las vicisitudes del devenir histórico en el que llevamos a cabo nuestra práctica clínica; es probable que así permanezca en el futuro. Lo nuevo, a veces, no es tan nuevo.

Referencias

International Psychoanalytical Association. On the use of Skype, Telephone, and Other Remote technologies in Analysis. https://www.ipa.world/IPA/en/IPA1/Procedural_Code/Practice_Notes/ON_THE_USE_O_SKYPE__TELEPHONE__OR_OTHER_VoIP_TECHNOLOGIES_IN_ANALYSIS_.aspx.

American Psychological Association. https://www.apaservices.org/practice/news/covid19-psychology-services-protection?_ga=2.225111194.1021279784.1584297433-1239352084.1583853002.

 

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