Las aportaciones del Doctorado en Clínica Psicoanalítica a mi práctica profesional
Por Guillermo Nieto Delgadillo
El psicoanálisis es una de las cosas que más me gusta hacer, porque lo encuentro apasionante. Hace varios años tomé la decisión de empezar la Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica en Eleia, debido a que mi propio análisis personal me resultó bastante interesante, y me ayudó tanto que di un giro de 180 grados a mi vida para dedicarme a esta profesión, quedando más que satisfecho y realizado en los ámbitos personal y profesional.
Las asignaturas teóricas y las supervisiones grupales me permitieron abrir mi consulta privada y, con mucho nerviosismo al inicio, empezar a ver pacientes por medio del servicio de Atención Psicológica de Eleia.
Concluí la maestría muy complacido y motivado a continuar con la supervisión privada y el estudio constante. El tiempo pasó y, aunque sentía progresos, también me frustraba cuando no entendía a los pacientes o se iban: cuestiones que son normales y que seguirán sucediendo toda la vida, ya que lidiamos con la mente humana y la incertidumbre.
Sabía que el Doctorado en Clínica Psicoanalítica existía y tenía la intención de inscribirme para el ciclo escolar de septiembre de 2020, sin embargo, durante una charla con mi supervisor, me animó a que me matriculara para el periodo anterior, el de 2018. Empezar a cursarlo fue una decisión acertada y me gustaría expresar por qué.
Recuerdo el primer día en que acudí al posgrado, donde las doctoras Ana María Wiener y Elena Ortiz se desempeñaron como profesoras y coordinadoras: estábamos en la clase de Trastornos de la sexualidad y psicopatía y supervisión clínica. Ese día, la doctora Ortiz puso un ejemplo de una mujer en duelo, quien, en un inicio de la sesión, le relata a su terapeuta lo triste que se siente por la pérdida del padre. Hasta ese momento, todo parecía desarrollarse como un duelo normal, pero en el momento siguiente, le cuenta que se le vienen imágenes a la cabeza del cuerpo del padre pudriéndose en el féretro, llenándose de gusanos. Elena comentó: “Eso ya no es un duelo, eso es masoquismo. Debemos poner mucha atención a todas las sutiles diferencias”. En ese instante, me di cuenta de que el doctorado me entrenaría para tener un ojo clínico bastante más agudo que el que había desarrollado hasta entonces. En la actualidad, estoy terminando el segundo año y me siento contento. La combinación entre la clínica y la teoría resulta muy provechosa para profundizar todavía más en la mente humana.
Al inicio del texto mencioné que en esta profesión lidiamos, de manera constante, con la incertidumbre. Sin embargo, el posgrado me ha permitido manejar tal factor un poco mejor, logrando que me sienta menos presionado dentro de las sesiones cuando no entiendo un material enseguida, algo que seguro perdurará a lo largo de mi carrera.
En cuanto al plan de estudios, puedo afirmar que es muy variado; una de las formas de pensar fundamentales en el Centro Eleia es el pluralismo y la integración. Tanto en la maestría como en el doctorado se imparten conocimientos de distintas escuelas psicoanalíticas, rescatando los aspectos más relevantes de todas ellas. Es muy enriquecedor poder estudiar a Melanie Klein y a Jacques Lacan en el mismo programa sin que existan conflictos. Además, contamos con asignaturas de psicopatología, así como de diversas corrientes teóricas que son abordadas con detalle y por medio de una gran cantidad de ejemplos clínicos.
En resumen, recomiendo el Doctorado en Clínica Psicoanalítica ampliamente a todo aquel que se interese por adquirir una visión clínica más profunda para atender mejor a las personas que acuden con nosotros por ayuda. Si bien, es cierto que debemos ser conscientes de que esta profesión necesita estudio y curiosidad constantes (aspecto positivo, porque uno nunca se aburre), y de que ningún posgrado no nos volverá los terapeutas perfectos (porque sabemos que no existe tal cosa), también es verdad que el doctorado de Eleia es una excelente oportunidad para enriquecerse en más de un aspecto, todo dentro de una comunidad de excelencia académica seria y apasionada por lo que hace.