¿Por qué algunos bebés no pueden dormir?

Por Michelle Aymes

En la actualidad, escuchamos frecuentemente que las dificultades para dormir en los bebés son de las principales causas de incomodidad en la madre y en el vínculo con él. Asimismo, es común escuchar cosas como “ya pasará el tiempo y podrá dormir” sin que el adulto considere que probablemente hay algo que le aqueja psicológicamente a ese pequeño.

Es por medio del llanto que el bebé nos comunica que algo le molesta ‑física o emocionalmente‑, pues es el cuerpo el escenario donde expresará sus conflictos emocionales. Entre ellos están las dificultades para poder dormir, las cuales son la manifestación de un síntoma ante un inconveniente interno, muchas veces interferido por el vínculo temprano con la madre.

Al igual que cualquier otro individuo, para que un bebé logre conciliar el sueño es muy importante que pueda sentirse tranquilo y seguro, además de que, a lo largo del día, debe percibir que ha recibido experiencias placenteras, para que al llegar la noche pueda descansar. El niño debe tener un sentimiento de seguridad con él mismo y principalmente con la relación con la madre, pues la necesidad de la presencia atenta de ella está presente en todo momento; y es que ella es quien se ocupa en darle la seguridad necesaria para que el sueño llegue y tome posesión de su bebé, por eso él consigue calmarse y dormirse al escuchar la voz tranquilizadora de ella, un arrullo o canción de cuna.

Por el contrario, si se encuentra ansioso y temeroso es probable que tarde en conciliar el sueño o que despierte constantemente por la noche. Cuando un bebé no puede dormir es porque sus necesidades físicas y emocionales no han sido gratificadas, lo cual es un factor que genera tensión en él. El juego durante el día ‑incluso con los más pequeñitos‑ puede ayudar a liberar tensiones o elaborar algún evento traumático.

Por ejemplo, una pequeña de año y medio se asustó mucho al ver caer a su abuelo de una silla, en el día se quejaba al señalar su cabeza comunicando que su abuelo se había golpeado. Durante algunos días, despertaba asustada buscando la silla rota de la cual se había caído su abuelo, al mismo tiempo que señalaba su cabeza e imitaba un llanto. En repetidas ocasiones, ponía sus muñecos en la bañera y los tiraba. Este juego le generaba mucho placer y alivio de la ansiedad, no sólo de la situación externa, sino también de lo que le representaba a ella en su mundo interno.

Hoy en día se piensa que el trastorno del sueño en los niños no sólo tiene que ver con las angustias infantiles, sino también con las angustias de la propia madre o incluso del padre. Lo que lo causa suele ser un elemento inconsciente de la actitud parental. Por ejemplo, hay padres a los que les surge un enorme temor a que su bebé muera, por lo que compran aparatos para medir su respiración y que emiten una señal de alerta para prevenirlos de que su bebé está en peligro, o bien, padres que velan el sueño de su bebé con la angustia de que, si no lo hacen, algo muy malo podría pasarles. También nos podríamos encontrar a quienes, presas del pánico ante los momentos de angustia del bebé, se sienten con dificultades para poder tranquilizarlo.

Debido a lo anterior, pueden aparecer carencias en la estimulación motriz del bebé, o abandono afectivo a causa del cansancio o depresión en la madre, donde se propicia el alejamiento emocional con su hijo. Si el bebé no duerme, la madre se enoja y él lo vive como un rechazo a sí mismo. Recordemos que Freud refiere que la madre es, además, calmante “para-excitación” y que contribuye a preservar a su bebé contra excitaciones difusas: lo hace dormir (Lebovici, 1990).

Por otro lado, la etapa de la dentición es un momento importante, ya que suelen aparecer dificultades para dormir tanto por las incomodidades físicas que puedan estar sintiendo, como por la aparición de fantasías que tienen que ver con morder, devorar, generando así angustia de dañar el pecho que lo alimenta.

Lo anterior se relaciona bastante con el hecho de que el niño que tiene una incomodidad física tendrá la necesidad de sentirse unido a un lazo afectivo, físico y sensorial que le facilita el retorno a la vida intrauterina de la cual siente necesidad, brindándole así seguridad y bienestar.

Otra de las razones que tendríamos que considerar en por qué algunos bebés no pueden dormir tiene que ver con las ansiedades de separación, las cuales en algún momento de la vida pueden aparecer, de manera que, muchas veces, los mismos niños piden a la madre que se quede un momento para poder dormir, que les den un objeto, o bien, chupan su dedo como una manera de lidiar con la transición del estado de vigilia al de dormir.

 

Referencias

Winnicott, D. (2012). Acerca de los niños. Buenos Aires: Paidos.

Dolto, F. (1996). La causa de los niños. Barcelona: Paidós.

Lebovici, S. et al. (1990). Tratado de Psiquiatría del niño y del adolescente. Tomo VI. Madrid: Biblioteca nueva.

Dweck. S. (2018). Podcast. Sara Dweck: Trastornos del sueño en niños. Blog del Centro Eleia. Recuperado de https://www.centroeleia.edu.mx/blog/podcast-sara-dweck-trastornos-del-sueno-en-ninos/

 

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