Psicoanálisis del Adolescente
Marta Puig
Si bien es cierto que desde su nacimiento el ser humano vive experiencias que implican movimiento y transformación en su subjetividad, la adolescencia es un momento crucial ya que los jóvenes enfrentan una experiencia inédita con la aparición de un cuerpo sexuado, susceptible de procrear. Se encuentran con la ardua tarea de integrar esta imagen corporal cuando al interior de su mente coexisten emociones contradictorias y un estado de confusión. Dentro de ellos, se disputa entonces, una batalla entre el niño y una nueva forma de sentir y pensar; ésta es una pérdida que se cumple inexorablemente hasta la llegada de la madurez. El adolescente experimenta una gran tensión entre su cuerpo sexuado y una mente infantil, por lo que requiere tiempo para tolerar la ausencia de esta etapa y poder guardar en su interior todo lo sentido y vivido desde su nacimiento.
En la adolescencia, la identidad está en pleno proceso de elaboración; es cambiante y dinámica. Dentro de la mente confluyen distintos personajes que dan lugar a actitudes y formas de ser con valores diferentes, llenos de contrastes y contradicciones. A veces puede predominar el niño pequeño que no quiere sufrir frustraciones, para el que nada es suficiente y que busca gratificación inmediata; además, no quiere responsabilizarse de sus actos. Su valor es la comodidad: espera que los demás se hagan cargo de sus necesidades y resuelvan de manera inmediata las dificultades. Mientras que, en otros momentos, se siente ahogado en la familia, manifiesta desprecio y coraje hacia los padres y cuestiona sus ideales. Desea hacer las cosas por sí mismo, lo cual genera un clima de lucha de poder en casa: el adolescente defiende su derecho a tomar decisiones sobre su cuerpo y su espacio. También necesita separarse y diferenciarse de la familia cuando la sexualidad está a flor de piel. A veces, los únicos ideales que atiende con pasión son los de su grupo de amigos, en tanto adquiere la capacidad para encontrar una pareja y ejercer una función dentro de la sociedad.
Para algunos adolescentes, este trabajo genera crecimiento, el cual se logra cuando pueden pensar y cambiar sus valores —del egoísmo y el amor propio a la preocupación y el cuidado de los otros. De igual forma, toleran la ausencia y las dificultades, se aprecian y agradecen las cualidades de aquellas personas que son significativas. Estas estratificaciones al interior de la mente no tienen que ver con la edad, sino con el funcionamiento mental y las motivaciones inconscientes. Solo se puede progresar emocionalmente en la medida en que se llevan a cabo modificaciones internas que permiten ampliar el conocimiento de uno mismo y dan significado a las experiencias.
Hemos mencionado que los elementos indispensables en la formación psicoanalítica del Centro Eleia son el estudio, el análisis personal y la supervisión. Por esta razón, en este seminario se hace una revisión lo más completa posible de todo lo que se ha escrito en psicoanálisis sobre la adolescencia, desde sus comienzos hasta nuestros días. Aquí se sigue el espíritu plural que caracteriza a Eleia, para lo cual abordamos distintos modelos teóricos y clínicos que se complementan para comprender los diferentes aspectos de esta etapa. Sabemos que no existe una sola teoría que dé cuenta de todo lo que sucede en este periodo de la vida, por lo que se estudian autores de diversas corrientes: aquellos que piensan la adolescencia como una etapa dentro de las fases del desarrollo psicosexual, los que la ven como una transición entre la sexualidad infantil y la sexualidad adulta, psicoanalistas que se centran en estudiar el tema del duelo, los que enfatizan los mecanismos defensivos que los adolescentes utilizan frente a la sexualidad y los aportes contemporáneos que piensan la adolescencia como un estado mental.
Se revisan una gran variedad de situaciones, tanto normales como patológicas, dentro del proceso adolescente. Los motivos más frecuentes de la consulta adolescente en situaciones normales son la confusión, la angustia, la tristeza y la rebeldía. En situaciones familiares benignas, estos síntomas se modifican con el tiempo y con las identificaciones de los padres que alientan el desarrollo del self. Se trata de una fase obligada para llegar a la madurez. Con respecto a las situaciones patológicas que pueden perturbar el desarrollo, se incluyen adolescentes con conductas peligrosas, con un sufrimiento interno muy intenso —no neurótico—, y con comportamientos que van desde la adicción al alcohol y a las drogas hasta conductas depresivas, intentos de suicidio, anorexia y bulimia, absentismo escolar y vandalismo.
En cuanto al entrenamiento clínico de los alumnos, en las supervisiones grupales nos adentramos en el estudio de lo que ocurre en la sesión analítica. Buscamos transmitir cómo se crean las condiciones emocionales que propician una relación de intimidad entre el analista y el paciente para explorar los significados inconscientes, sin dejar fuera la compresión de los aspectos culturales en la conformación de la identidad.
Este seminario se imparte dentro del Doctorado en Clínica Psicoanalítica del Centro Eleia, conoce más de este programa académico, haciendo clic en el enlace.