Sublimación, reparación y procesos creativos

Por Aurora Geraldine Salazar Madero

 

El presente texto tiene su origen en el trabajo de mi tesis doctoral, realizada en el Centro Eleia, titulada Sublimación, reparación y procesos creativos. Este proyecto fue dirigido por la Dra. Ana María Wiener y contó con la valiosa colaboración del Dr. Jorge Salazar, además de muchos otros profesores que, con infinita generosidad, acompañaron este proceso de elaboración, iniciado en 2018 y culminado en octubre de 2024. En este documento se presentan las conclusiones, opiniones y aclaraciones relacionadas con los conceptos estudiados en dicha investigación.

 

En el psicoanálisis, al igual que en la mayoría de las disciplinas que abordan la salud y la enfermedad humanas, abundan los estudios y artículos centrados en esta última. Se observa, por tanto, una mayor profundidad e interés en describir los procesos patológicos y “no funcionales” que en explorar los procesos saludables. Hace algún tiempo, incluso, se debatió intensamente la necesidad de definir la salud más allá de su simple opuesto: la “ausencia de enfermedad”.

 

Este artículo presenta las conclusiones de un trabajo que tiene como objetivo destacar, en nuestra labor como psicoterapeutas —independientemente de la corriente a la que pertenezcamos—, conceptos psicoanalíticos que se distancian de lo patológico y lo mortífero. Desde mi perspectiva, es fundamental mantener presentes estos conceptos para no sucumbir al peso del dolor que suele inundar nuestros consultorios en la práctica diaria. Rescatar estas ideas nos permite contrarrestar la desesperanza y la frustración que, en ocasiones, pueden llegar a apoderarse de nosotros.

 

Con frecuencia, se considera al psicoanálisis como una corriente sombría; sin embargo, la profundidad no implica oscuridad ni vacío. Asimismo, la neutralidad no debe confundirse con indiferencia o frialdad. Los tres procesos que se abordan aquí se fundamentan en el amor, la gratitud y una identificación introyectiva con la pareja creativa. Este texto busca arrojar luz sobre el concepto freudiano de sublimación original y sobre el enriquecimiento que aportaron a este proceso las escuelas kleiniana, postkleiniana, americana y lacaniana, con el fin de rescatarlo del olvido. Del mismo modo, se invita a ampliar nuestra caja de herramientas a partir de conceptos más recientes, como la reparación y la creatividad. Aunque estos tres procesos —sublimación, reparación y creatividad— no son sinónimos, comparten un hilo conductor común: la elaboración y la creación de símbolos.

 

La sublimación es un destino pulsional distinto de la negación y la represión; representa una transformación en algo diferente que, al mismo tiempo, vela y devela la pulsión y la sexualidad infantil. Esta transformación requiere un yo suficientemente fuerte (según la escuela americana), lo que permite obtener un resultado de “ganar-ganar”, ya que se evita el conflicto mientras se logra descargar la pulsión.

 

Por otro lado, la reparación es vital tanto para la persona como para sus vínculos con los objetos internos y externos, elementos con los que construye su identidad y totalidad. Los procesos creativos, en cambio, implican una fantasía que enlaza a la vida, funcionando como el “cuarto nudo” de Lacan, y luchan por establecer vínculos. Por esta razón, entre otras, pueden observarse remisiones de patologías graves durante periodos de intensa creatividad.

 

En nuestra práctica clínica, buscamos ofrecer a nuestros pacientes nuevas salidas: recontar su historia, construir un aparato para pensar o resignificar su experiencia. Esto, en mi opinión, exige que despleguemos nuestra creatividad, que utilicemos la pulsión de vida y muerte entrelazadas, y que pongamos todo al servicio del paciente. Esto incluye sublimar nuestros propios impulsos, como los voyeristas o masoquistas, mientras favorecemos el desarrollo de la creatividad y abrimos espacios para que el paciente explore sus propias sublimaciones.

 

Para lograrlo, son necesarios diversos procesos, como la reparación (concepto kleiniano), que surge de la culpa experimentada en la posición depresiva y da inicio a la búsqueda de símbolos propiamente dichos. Todo esto se sustenta en un aparato para pensar (según Bion), el cual se construye a partir de la relación con la madre y de su capacidad para transformar las experiencias beta en alfa. Además, depende de la existencia de un “tercer espacio” dentro del sujeto, forjado por una madre suficientemente buena que crea un área de ilusión (Winnicott) y un padre que cumple su función al instaurar la ley del padre, lo que abre el registro de lo simbólico en el sujeto.

 

A partir del trabajo de mi tesis, llegué a la conclusión de que estos tres procesos —reparación, creatividad y sublimación— surgen a partir de la pérdida, la falta, la frustración, la agresión y el dolor. Sin embargo, es importante destacar que, según varios autores, la ausencia y el vacío por sí solos no son suficientes para acceder a estos procesos. Es necesario contar con un objeto bueno con el que sea posible identificarse; un objeto cuya función continente-contenido (según Bion) pueda ser integrada e introyectada, o la ley del padre (según Lacan), que permite el acceso al registro de lo simbólico. Esto también puede ocurrir a partir del encuentro con el objeto hablado y el impacto estético descrito por Meltzer.

 

En el trabajo clínico con los pacientes, lo que ofrecemos es un espacio nuevo, una relación inédita, un objeto nuevo que, al mismo tiempo, puede representar todos los objetos que han sido significativos en su vida. Se trata de una presencia lo suficientemente neutral como para permitir el despliegue del mundo interno del paciente, pero que también requiere ser una figura constante, presente todos los días a la misma hora.

 

Freud (1911/2011) ya lo señalaba: nunca debemos sugerir sublimaciones a los pacientes ni abandonar nuestra postura psicoanalítica sin memoria ni deseo. Sin embargo, sí podemos brindar un espacio que facilite el despliegue de salidas y caminos más benignos para ellos. Esto se logra simplemente construyendo ese espacio junto al paciente, a través de la relación terapéutica.

 

Referencias:

Freud, S. (2011). Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber). Obras completas (Vol. 12). Amorrortu. (Obra original publicada en 1911).

Klein, M. (2012), Obras completas de Melanie Klein – Amor, Culpa y Reparación, Madrid, Paidós.

Muller, J. (1987), Lacan´s View of Sublimation, Am. J. Psychoanal, 47 (4)

Winnicott, Donald W. (1993), Realidad y juego, Barcelona, Gedisa

Di Benedetto, Antonio (1993), Sublimation in the Light of the Work of Bion and Matte Blanco, Rivista Psicoanal., 39 (1): 63-79

Meltzer, Donald (1974), Estados sexuales de la mente, Buenos Aires, Kargierman, 199-212

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