Hijos víctimas del bullying: ¿qué papel juegan los padres?

Por Michelle Aymes

 

El bullying o acoso escolar es un tema complejo en el que intervienen diferentes aspectos y participantes. Si bien es un fenómeno que ha ocurrido desde siempre, en la actualidad existen programas tanto psicológicos como educativos que plantean diversas problemáticas y modos de intervención específicos.

 

La socialización es un aspecto importante para el desarrollo de los niños. En la familia y en la escuela se aprenden pautas de relación, así como las distintas formas de vinculación. Uno de los logros más importantes es pasar del vínculo exclusivo con los padres al interés cada vez mayor en sus pares y la integración a un grupo. Lo anterior favorece la separación paulatina de sus progenitores, al mismo tiempo que promueve la independencia y seguridad, entre otras cosas.

 

El juego cooperativo, el sentido de empatía, respeto y preocupación por el otro son valores que se construyen a lo largo del desarrollo de los niños. Por ejemplo, los más pequeños estarán centrados en sí mismos y les costará compartir o ser empáticos con otros. Sin embargo, más adelante, estos valores se irán construyendo junto con una mente mucho más integrada. Cuando esto no ocurre, o la socialización o integración con los pares está siendo obstaculizada, es importante preguntarnos qué es lo que ocurre en las emociones y en la vida interior de nuestro hijo.

 

Uno de los signos particulares de que un niño es víctima de bullying tiene que ver con el aislamiento (entre muchos otros signos más). Como padres, será importante entender el motivo del aislamiento, pues pueden existir diversas motivaciones. Por ejemplo, un niño puede aislarse por desconfianza en el medio, pero también por aspectos de agrandamiento, ya que los compañeros le parecen poca cosa o con poco interés para interactuar. Otros motivos pueden ser la ansiedad de separación con los padres, conflictos en la familia, aspectos depresivos o dificultades en sus impulsos.

 

Como padres, será importante favorecer la independencia de nuestros hijos y fortalecer su confianza. Es fundamental mantener un acercamiento afectivo con ellos, de manera que podamos conocer sus emociones y su desarrollo psicológico.

 

 

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