Recomendación literaria: Blancura (2023) de Jon Fosse. Una narrativa interna puesta en palabras

Por Alba Leticia Pérez Ruiz

Con una historia aparentemente sencilla que relata los pensamientos de un hombre que conduce sin destino y se pierde en el camino, Fosse nos introduce en los complejos abismos emocionales de la mente humana. La historia nos lleva a cuestionarnos sobre la existencia a través de múltiples simbolismos, en los que la narrativa de un sujeto es suficiente para expresar el mundo interno del ser humano. Las palabras son protagonistas también en este libro, empujándose unas a otras y repitiéndose sin punto y aparte. Buscan salir a la conciencia a cada instante y crean un diálogo filosófico consigo mismo y con el entorno.

            Fosse nos impregna con el ritmo de su prosa, que permite poner en palabras aquello que pareciera imposible de expresar: el diálogo momento a momento de nuestro mundo interno. El texto nos hace poner en perspectiva distintos aspectos inherentes al ser humano: la complejidad de la mente, el sinsentido de la vida, la soledad del sujeto, la realidad psíquica, la percepción, las emociones y la transición de la vida a la muerte.

            La novela introduce una alegoría sobre la manera en que, muchas veces, el ser humano, aun al darse cuenta de que su camino lo está llevando hacia algo destructivo, complicado o poco creativo, lo cual lo puede sumergir en un vacío existencial de difícil salida, sigue adelante sin tomar en cuenta las señales que alertan sobre su propio encierro emocional:

Y así fui avanzando. Al final me metí por un camino forestal y a medida que me adentraba en él, las huellas de las ruedas se fueron haciendo tan profundas que noté que el coche empezaba a atascarse. Pero seguí adelante, hasta que el coche se atascó del todo. Intenté dar marcha atrás, pero no funcionó, así que paré el coche. Apagué el motor y me quedé sentado en el coche. Vaya hasta aquí he llegado, aquí me he quedado pensé, y me sentí vacío. Como si el aburrimiento se hubiera transformado en vacío. (Fosse, 2023, p. 8)

El protagonista se da cuenta de que está solo y que lo único que tiene frente a él es un bosque de árboles oscuros. Se adentra en este lugar frío y cubierto de nieve en busca de alguien más, mientras comienza un diálogo interno sobre sus decisiones:

En qué dirección debo ir no lo sé, y como no lo sé da igual que dirección tome. Simplemente tengo que echar a andar. Ando. Ando de frente. Pienso que esto no puede salir bien. Me voy a morir de frío y quizá fue justamente por eso que me adentré en el bosque, porque quería morir de frío. Pero es que eso no es lo que quiero. No me quiero morir, ¿O será justamente morirme lo que quiero? ¿Pero por qué me quiero morir? ( Fosse, 2023, p. 28)

La blancura puede tener muchos significados. La de la nieve, por ejemplo, podemos pensarla como símbolo de la frialdad que puede haber en la vida del sujeto; como una sensación que recorre el cuerpo y lo paraliza, lo estanca y no lo deja avanzar. Todo este estancamiento, junto con su contexto y el diálogo simbólico interno del protagonista sobre qué hacer y qué no hacer, nos conduce a reflexionar sobre la idea de que, a veces, ante ciertos sucesos o escenarios de la vida, queremos regresar sobre las huellas de nuestra historia personal. Intentamos encontrar o rescatar algo que perdimos en el camino de nuestras experiencias emocionales, algo que nos crea la ilusión de volver a tomar un camino placentero que ya no existe, porque ya no se puede vivir la experiencia de la misma manera.

            En el sujeto hay una búsqueda interior, una mirada hacia su “impenetrable oscuridad” que no puede descifrar. Luego, aparece la blancura en forma de una silueta desconocida, una “criatura luminosa”, símbolo de algo que se aclara en la mente: tal vez la excitación o algo creativo. No obstante, él duda de qué cualidades pueda tener. Primero le adjudica lo bueno, luego lo piensa como un ángel malo y, finalmente, lo integra en un ser con ambas cualidades.

Otro diálogo interno es con sus padres muertos, quienes aparecen como personajes que lo acompañan en su camino solitario:

Respondo que voy tan de prisa como puedo, solo que no sé a dónde ir, digo, y mi madre dice, que soy muy mío, siempre he hecho lo que yo quería, nunca lo que quería ella, siempre he escuchado solo a mí mismo, y ahora, pues ahora veo a donde me lleva eso, dice, me lleva a donde me tenía que llevar, dice mi madre, y yo no sé qué decir y oigo a mi madre decir que esto no puede seguir así, está a punto de morirse de frío, dice, y yo me pregunto por qué mi padre no dice nada, aunque la verdad es que él nunca ha dicho nada, pienso. (Fosse, 2023, p. 73)

Su diálogo con los padres podría pensarse como una reflexión sobre los vínculos emocionales con las figuras parentales internas, lo que da cuenta de lo difícil que resulta la comunicación en las relaciones interpersonales.

            En su reflexión sobre la soledad, con palabras simples relata algo más profundo:

Y evidentemente no eran mis padres lo que vi hace un rato, sería mi imaginación, porque estoy solo, solo en el bosque oscuro, más solo que la una, como se suele decir, más solo que la una. Pero ¿no he estado siempre así, más solo que la una?, pues sí, creo que sí, puede ser, y oigo a mi madre decir: ¿dónde estás? – y no suena como si estuviera ni cerca ni lejos, es como si la voz simplemente sonara, y luego se hace el silencio. (Fosse 2023, p. 66).

En algún momento de su viaje el protagonista se cuestiona sobre la posibilidad de salir de un encierro. Sin embargo, este encierro ocurre en su propia realidad psíquica, que ha construido por sí mismo, aunque sea involuntariamente. Sentirse atrapado y estancado implica no poder escapar de sí mismo.

            La narración hace alusión al sujeto que se enfrenta a su propio vacío, en una lucha entre una vida que no lo conecta o la muerte que lo libera. La blancura, en cierto momento, la vive como algo que lo calma y fomenta su creatividad; en otras instancias, la percibe como la nada, el vacío que lo desconecta. La oscuridad refleja sus impulsos internos desconocidos que le generan miedo. En la huida de sí mismo, el sujeto se pierde.

            En conclusión, a través de frases significativas, Fosse nos hace contextualizar nuestro propio mundo interno, y convierte el texto en un viaje introspectivo para reflexionar sobre nosotros mismos. Esta historia habla de cómo, a partir de una decisión sin complicación aparente, podemos adentrarnos en un camino complejo y enigmático que involucra un diálogo interno entre nuestros impulsos de vida y de muerte. Desde el inconsciente, se rescata la pulsión de muerte como una tendencia que lleva al protagonista hacia su propia oscuridad, como sucede en el bosque de árboles oscuros o su encuentro en el camino con un hombre de traje negro. En contraste, la pulsión de vida se manifiesta como esa luz resplandeciente que representa la blancura. El final de la narrativa puede pensarse como un viaje de manera onírica al inconsciente freudiano. A través de estados emocionales que abarcan la angustia, el miedo, la soledad, el aburrimiento, el vacío, la alegría o el desánimo, el protagonista transita por los laberintos conscientes e inconscientes de la mente humana. Esta prosa única da luz a las voces emocionales que permean los diálogos internos de la mente humana.

Referencias:

Fosse, J. (2023). Blancura. Random House.

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