El paciente psicopático

Por Kathia Cavazos
Cuando hacemos alusión a la psicopatía, suele ser frecuente que surjan en nuestra mente una serie de términos que llegan a considerarse sinónimos de tal concepto. Palabras como perverso, antisocial y, a veces, incluso psicótico llegan a agruparse como categoría única, a pesar de que existen diferencias fundamentales en torno a dichas denominaciones. Resulta crucial realizar una distinción consistente entre estos conceptos, pues permitirá la ejecución de un mejor trabajo en consulta para aquellos que trabajan en el área de la salud mental. Además, su correcta aplicación podría favorecer los abordajes que se realicen a nivel social en poblaciones que presenten patologías del tipo.
En este artículo, tendremos en cuenta algunas ideas sobre lo psicopático, partiendo del hecho de que se trata de una entidad bien determinada, pues posee elementos particulares y observables clínicamente que permiten una comprensión más amplia y profunda del paciente.
Dicho lo anterior, ¿qué caracteriza a la psicopatía? De acuerdo con lo propuesto por Pérez-Sánchez (1977), podemos pensar en impulsividad, irresponsabilidad, relaciones amorosas superficiales, incapacidad para aprender de la experiencia y un carácter esencialmente defectuoso de la conciencia. Llama la atención que este listado permite reflexionar sobre la asociación más frecuente que se hace cuando se habla de lo psicopático; nos referimos al sujeto delictivo, aquel con alguna incidencia en una o varias actividades ilícitas manifiestas en cualquiera de sus posibles modalidades.
En el estudio de este tipo de patología, se ha llegado a cuestionar si, de hecho, todos los psicópatas son criminales. Sin embargo, perspectivas analíticas como la de la autora británica Betty Joseph (1960) introducen nociones como la del “equilibrio psicopático”, que se refiere a una fuerte intolerancia a la frustración o ansiedad que se resuelve con una tendencia a la actuación. Es decir, son personas que tienden a llevar a cabo acciones impulsivas antes de ser reflexionadas o experimentadas emocionalmente. La autora agrega que suelen tener una actitud exigente, controladora y voraz hacia sus objetos. Finalmente, una combinación de mecanismos defensivos primitivos les permite mantener un equilibrio precario que los protege de la psicosis (un estado de mayor gravedad). Este tipo de paciente no comete actos delictivos, sino que realiza esfuerzos intrapsíquicos que le permiten “funcionar” adaptativamente, a costa de tener una vida sumamente empobrecida en lo afectivo.
Estas dos perspectivas subrayan aspectos contrastantes en lo que respecta a la psicopatía. Si bien son dos formas de comprender el conflicto, existen muchos más abordajes que tocan el asunto de manera amplia. La relevancia de conocerlos radica en la constante exposición a la que todos estamos sujetos en una sociedad que, de muchas maneras, favorece el desarrollo de este tipo de rasgos. Además, el tema resulta valioso por su aplicación clínica para todos los interesados en el mundo de la psicología.
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Referencias:
Joseph, B. (1960). Some Characteristics of the Psychopathic Personality. Inter. J. of Psycho-Analysis. XLI.
Pérez-Sánchez, M. (1977). Consideraciones sobre la psicopatía. Revista uruguaya de psicoanálisis. ISSN 1688-7247. Barcelona. S/ p.p.