Celebrando 100 años de ‘El yo y el ello’: aportaciones desde la metapsicología

El Freud Museum, ubicado en Londres, presenta una exposición temporal sobre ‘El yo y el ello’, que tiene como motivo conmemorar el centenario de la publicación del texto freudiano, ocurrido el año pasado. La Asociación Psicoanalítica Internacional organizó, en honor al texto y a dicha exposición, la publicación de The Ego and the Id. 100 Years Later, además de un encuentro virtual el pasado sábado 11 de mayo de 2024. El webinar tuvo la participación de psicoanalistas diversos, cuyas ponencias se centraron en las lecturas e interpretaciones, alcances y limitaciones de la teoría desarrollada por Freud en el texto de 1923. Esta fue una época difícil para el autor, quién para entonces sufría los estragos del cáncer mandibular y las consecuencias de un mundo posterior a la guerra.

Habría que destacar el ambiente plural de la conversación sostenida entre los panelistas. Aunque algunos tenían una afiliación post-kleiniana y otros un interés en la psicología del yo, ambos grupos intentaron integrar las distintas lecturas que surgen de la propuesta freudiana. A pesar de que se reconoció la actualidad del texto original, también se plantearon preguntas como: ¿Qué ha cambiado en la clínica? ¿Cómo entender, por ejemplo, los factores no neuróticos en pacientes más graves? ¿Qué pasa con el yo en dichas patologías? ¿Qué está en juego en los primeros momentos entre una madre y un bebé en relación con el yo?

Además de esto, la dinámica del encuentro permitió desarrollar puntos de vista complementarios. A continuación, se muestran algunos de los ejes del encuentro:

De acuerdo con la lectura propuesta por Herbert Blass, miembro de la Asociación Psicoanalítica Alemana, si bien Freud sostiene que el yo es flexible y, por ende, tendrá diferentes niveles de funcionamiento a lo largo de la vida del sujeto, éste es también rígido en la medida en que está subyugado a los mandatos del superyó, del ello (del cual es un sector organizado) y la realidad externa. Aún más, esa misma plasticidad puede ejemplificarse con la metáfora del jinete que cabalga y que Freud mismo propone. El yo, afirmó Blass, primero está orientado a sí mismo y después a los objetos; sin embargo, esa doble orientación lo convierte en un conjunto de identificaciones en las que el juego entre lo interno y lo externo no dejará de tener lugar jamás.

Por su lado, Cordelia Schmidt-Hellerau, parte de la Asociación Psicoanalítica Suiza, se adentró en el modelo de la mente y explicó la unión teórica entre la pulsión de vida y muerte cuando se intenta conservar el monto de excitación, al tiempo de que el yo busca mantener al ello y al superyó satisfechos sin violentar las reglas impuestas por la realidad exterior. La panelista abrió la posibilidad de interpretar la agresión en función tanto de la sexualidad como de la preservación, donde la muerte y la vida están entrelazadas en el modelo que ella propone de una madre cuidando a un bebé. Por momentos, ésta tendrá que llevarlo a un estado de calma (similar al sopor y la ensoñación) y, por otros, a la excitación propia de la vida. Schmidt identificó en la díada madre-bebé el foco teórico para explicar que la presencia del otro regula al yo, lo cual parece un antecedente importante para teorías y escuelas contemporáneas. La regulación que realiza el yo está vinculada con la capacidad que los cuidadores han enseñado a esa instancia a través de la gratificación, la frustración y la consistencia.

La similitud entre Schmidt y Eric Marcus, de la Universidad de Columbia, estribó en que éste último encuentra en la lectura de un yo robusto la clave para comenzar a hacer un registro simbólico de situaciones que, en otro caso, no pasarían por lo metafórico, por ejemplo, como sucede en la psicosomática. Asimismo, Marcus habló de lo concreto de algunas patologías, en las que el “jinete” (el yo) no logra dominar a su “caballo” (es decir, las pulsiones del ello y las exigencias del superyó), porque se percibe a sí mismo en una debilidad que le impide cumplir con sus funciones. Así, en lugar de que el yo tenga fuerza, los que acaban por dominar son el ello y el superyó.

Fue Gohan Homayounpour, del Grupo Freudiano de Tehran, quien concluyó el encuentro con la idea de la importancia del superyó para el ello y el yo, a pesar de no estar en el título del texto freudiano. Resaltó que es gracias al heredero del Complejo de Edipo que los seres humanos nos inscribimos en la cultura, ya que sin él caeríamos en el territorio fuera de la eticidad; es decir, la barbarie. Es interesante notar que, en la ausencia de mención de tal instancia, Freud destaca más que nunca su valor vital. El superyó, en estrecha relación con las figuras de autoridad que representan los padres de la infancia, impone al yo mandatos imposibles de cumplir, pero a la vez establece una guía para actuar.

A manera de conclusión, es necesario mencionar que Catherine Goetschy, profesora de Centro Eleia, cuenta con el libro El yo y el ello. La segunda tópica y sus desarrollos. Con una profundidad teórica y una lectura amena, este texto abre las puertas del texto de Freud a los estudiantes e invita a una reflexión sensible sobre el tema. Este volumen está disponible en los planteles de nuestra institución.

 

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