Mi experiencia en el doctorado en clínica psicoanalítica
Por Antón Aguilar
Cursé el Doctorado en Clínica Psicoanalítica en el Centro Eleia en la generación 2020 – 2023. Puedo decir que es una experiencia que disfruté mucho y que recomiendo ampliamente, dado que me enriqueció profesional y personalmente. En mi opinión, se trata de un programa académico riguroso y plural, que enfatiza la traducción o aplicación clínica de los conceptos y enfoques que se estudian, y en el que el aprendizaje se desarrolla en una atmósfera de calidez y de franqueza.
La calidad del doctorado se sustenta, en primer término, en la aptitud y disposición de su planta docente. Los profesores son analistas experimentados que conocen a fondo las teorías psicoanalíticas contemporáneas. Cuentan con publicaciones que se han convertido en obras de referencia, y tienen la virtud de transmitir su saber de forma generosa y en un lenguaje accesible. Creo que se necesitan muchos años de estudio y mucho talento para lograr explicar de manera sencilla las ideas complejas de autores psicoanalíticos cuya lectura puede ser densa, trabajosa y desafiante.
Un gran acierto del doctorado es que incluye una materia de supervisión clínica en cada semestre y que suele impartir el mismo profesor que dicta la materia teórica que se está revisando. Eso permite probar, experimentar o, hasta cierto punto, “jugar” con los conceptos teóricos en su expresión clínica. Por ejemplo, si se han revisado ideas de orientación kleiniana o poskleiniana, como la identificación proyectiva, se puede ilustrar ese concepto con el material que se supervisa. Esto ayuda tanto a comprender mejor la teoría como a ampliar nuestro repertorio de herramientas de trabajo clínico con nuestros pacientes.
Algo que valoro mucho es que las clases, y en especial las supervisiones, transcurren en un clima cálido y receptivo y en un ambiente que genera un intercambio de perspectivas honesto y de amor a la verdad. Para trabajar mejor es necesario escuchar en dónde puede uno mejorar y cómo hacer las cosas de forma distinta, siempre con señalamientos bondadosos y amables. Los psicoterapeutas en formación podemos a veces ponernos demasiado teóricos, llegar a conclusiones apresuradas, o comunicar nuestras interpretaciones de forma abigarrada o a destiempo. Quizá replicando la atmósfera que idealmente prevalece en la sesión analítica, los supervisores son benevolentes, pero también asertivos y capaces de hacernos comentarios honestos que ayudan al crecimiento y al desarrollo.
Un sello distintivo de Eleia es el interés por la pluralidad y la complejidad en el estudio y la práctica del psicoanálisis. Esto se dice fácil, pero es muy difícil de lograr. Supone un verdadero esfuerzo intelectual y emocional estudiar a profundidad los distintos enfoques psicoanalíticos sin idealizar unos o descartar otros. Uno a veces quisiera encontrar una teoría que diera cuenta de todo, pero eso no existe; sería seguir una vía que estrecha los horizontes en vez de ampliarlos. Dicen los Dres. Bleichmar, fundadores de Eleia, que hay que ir de la clínica a la teoría y no al revés. No se trata de imponer un enfoque, sino de aproximarnos a entender la complejidad de la mente. Por esta razón, entre más teorías conocemos, más amplio es nuestro repertorio para comprender a los pacientes. Cuando escucho durante una sesión, puedo pensar en una idea de Lacan o de Bion o de cualquier otro autor importante que en ese momento me ayude a entender lo que está pasando, o al menos a acercarme a una lectura posible.
Como alumno del doctorado disfruté, además, la convivencia y el intercambio con mis compañeros. Pertenecí a una generación que me permitió hacer amigos, compartir el entusiasmo por el estudio y el aprendizaje, así como crear una red de contactos profesionales que me ayuda a armar un consultorio, darnos a conocer y obtener más pacientes.
Otro aspecto importante es que en cada semestre hay que redactar ensayos para las materias teóricas. Aunque esto puede producir cierta ansiedad, considero que escribir nos obliga a leer, pensar y comprender mejor lo que se estudia. Cuando se es capaz de explicar una idea, enlazarla con otra e ilustrarla con un ejemplo o una viñeta clínica, se logra asimilar de mejor manera lo aprendido.
Los alumnos del doctorado también nos beneficiamos de la Clínica de Eleia, que ofrece tratamiento psicoterapéutico a bajo costo. Esto nos permite adquirir más experiencia y estar acompañados de una buena supervisión. Otros recursos provechosos incluyen el acceso a publicaciones especializadas de Eleia de forma gratuita, a una biblioteca muy completa y en expansión permanente, así como a los artículos que se compilan en la base de datos del Psychoanalytic Electronic Publishing (PEP).
En suma, considero que el doctorado me ayudó a ampliar y profundizar mis conocimientos, desarrollar mi capacidad de comprensión psicoanalítica, pulir mi técnica y trabajar mejor con mis pacientes. Creo que también me ayudó a expandir mi mente, a dar cabida a más posibilidades de lectura clínica, a dar más espacio a la incertidumbre y a desear continuar con el estudio como siguen actualizándose mis maestros, porque el doctorado es al mismo tiempo una culminación y un punto de partida.