Diplomado Sobre la adolescencia

Por Bárbara Sánchez-Armass

La adolescencia es un proceso vital que se desarrolla en múltiples ámbitos: en lo corporal y lo mental, en la identidad y la sociedad, en lo individual, familiar y cultural. La integración de tales aspectos hace de esta etapa un momento muy particular. Para los padres, maestros u otros adultos, la adolescencia parece una fase tumultuosa e impulsiva; desde el interior del adolescente, se percibe como un proceso invasivo, cambiante y que desorganiza.

El joven tiene que hacer un duelo porque ya no idealiza a sus padres como cuando era niño y eso implica una separación de ellos. Observa que tanto su cuerpo como su mente cambian y se siente confundido, “¿quién soy yo?”. Le resulta difícil aceptar como propias las transformaciones corporales que vive y, además, se asusta de los deseos sexuales emergentes. Se enfrenta por primera vez a un cuerpo sexuado con fines reproductivos que rebasa su capacidad para comprender dicha función.

Algunos adolescentes se preguntan si estarán desarrollándose bien por dentro o si su físico corresponde con su género. Tienen la ardua tarea de acoplarse a ese cuerpo y asumir rasgos femeninos o masculinos, según sea el caso. Entonces, se cuestionan lo que aprendieron de sus padres y tratan de conciliarse también con lo que la sociedad les transmite acerca de dichos roles. Una chica se pregunta si el hecho de que le gusten los deportes rudos hace que deje ser femenina o un muchacho duda de su masculinidad sólo porque aún no le cambia el tono de voz.

Los adolescentes también deben responder a las presiones culturales alrededor de la imagen corporal. Desean alcanzar un ideal, a la vez que no tienen una certeza de cómo crecerá su cuerpo. Por momentos se sienten ajenos a él, ya que no pueden controlar los cambios. Se cuestionan a causa de las semejanzas y diferencias que perciben con sus padres. Aunque la sociedad y su familia tengan un rol importante, es dentro de ellos donde ocurre esta lucha con su mente, sus fantasías y su cuerpo.

La identidad suele construirse a partir de las imágenes que uno crea de los padres y de sí mismo. Dentro de la mente confluyen distintas voces internas que dan lugar a pensamientos y actitudes en la persona, los cuales conformarán su identidad. Un adolescente, por ejemplo, puede interiorizar la voz de sus padres que lo guían, limitan, protegen y sirven como modelo de inspiración. Asimismo, puede escuchar su parte más infantil que busca tener gratificaciones inmediatas, no hacerse responsable de sus actos y apelar a soluciones mágicas para sus conflictos. Pero también puede haber otra voz que cuestione los prejuicios sociales, que quiera sentirse aceptado, que luche por ser diferente y a la vez tema quedar excluido. El joven requerirá hacer un gran esfuerzo para acomodar dentro de sí todas las emociones y pensamientos encontrados; deberá pensar acerca de sus experiencias y darles sentido, asumir su sexualidad y prepararse para la búsqueda de una pareja, diferenciarse de los otros y, al mismo tiempo, formar parte de la sociedad.

Para algunos adolescentes este trabajo resulta muy difícil de llevar a cabo, ya sea por la intensidad de sus emociones (envidia, posesividad, celos, incapacidad de renuncia o de crecer gradualmente), por la relación con sus padres o por situaciones que estén atravesando y que generan ansiedades intensas (duelos, violencia, enfermedades o problemas familiares).

Las situaciones patológicas pueden perturbar de manera permanente el desarrollo de una persona. En este caso, los adolescentes experimentan los cambios de manera caótica, no reconocen su cuerpo como algo propio, no pueden diferenciar si les pertenece, si es de sus padres o algo ajeno. Otros lo perciben como algo peligroso o malo que debe ser castigado, entonces, vemos que se lastiman, se vuelven adictos a los tatuajes, vomitan o se drogan para anestesiar las sensaciones corporales. En otros casos, los adolescentes prefieren ser “malos” a sentir que no son nadie. El peor panorama es el del adolescente suicida, pues siente que no tiene otra salida más que terminar con su vida.

El psicoanálisis propone distintas ideas que se complementan para comprender los diferentes aspectos de la adolescencia. No hay una teoría única que dé cuenta de todo. En el Diplomado “Sobre la adolescencia” revisaremos una gran variedad de situaciones desde la teoría junto con ejemplos clínicos. Nos adentraremos en el tema de la identidad y el cuerpo, el individuo y la sociedad, lo normal y lo patológico dentro del proceso adolescente.

Para conocer más detalles del diplomado, consulta el siguiente enlace: https://www.centroeleia.edu.mx/diplomado-sobre-la-adolescencia

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