La contratransferencia y las resistencias del analista

Por Mariana Cisneros Verde

 

Cuando Donald Meltzer hizo referencia a que la sesión psicoanalítica es “la conversación más interesante del mundo”, quedó implícito que la terapia psicoanalítica es un encuentro entre dos mentes: paciente y analista. El vínculo con el analista es cercano, de intimidad y contención; los pacientes sienten aprecio, admiración y confianza por el analista, lo que propicia que se desarrolle el encuentro psicoanalítico, ya que los aspectos amorosos permiten que se forme el clima para explorar los pensamientos más profundos y las emociones más intensas. Sin embargo, también están presentes otras gamas de emociones, como las hostiles: el temor a la dependencia, la posesividad, la rivalidad, la envidia, los celos y la competencia, que son parte de la vida mental de todas las personas. Se espera que estas emociones puedan desplegarse en el vínculo analítico para poder ser pensadas, pero se oponen como resistencia a la tarea psicoanalítica.

Las resistencias de los pacientes no abarcan, de manera exclusiva, las emociones hostiles; también el amor puede ser una resistencia, por ejemplo, cuando a los pacientes se les dificulta hablar de los aspectos de su mente o de vivencias que consideran malas o penosas, porque temen ser mal vistos por el analista, o cuando los pacientes buscan agradar al analista, distanciándose de la tarea analítica.

Mencioné, que la sesión analítica es el encuentro entre dos mentes, entonces, es evidente que en el analista también se despiertan conflictos y emociones que pueden ser efecto de la contratransferencia, o bien, de sus propios conflictos. La contratransferencia es un fenómeno psíquico que puede pensarse como una herramienta al comprender que las identificaciones proyectivas de los pacientes provocan efectos en el analista.

En ocasiones, distintos conflictos de los pacientes colocan al analista en una posición donde pareciera que no se puede acceder al paciente. En los pacientes con aspectos fóbicos, el analista podría identificarse con el temor que despierta la sexualidad y la hostilidad, dejando esos conflictos sin analizar; o con pacientes que tienden a crear pleitos, el analista, sin darse cuenta, podría someterse y no interpretar ciertos aspectos para no desatar la hostilidad del paciente. En ese sentido, en el analista se manifiestan resistencias para analizar áreas de la mente del paciente, originadas por el mismo paciente.

La contratrasferencia es inconsciente, por ello, el analista debe estar en contacto, atento a sus reacciones emocionales y supervisar. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, no todo lo que le ocurre al analista es provocado por el paciente; las resistencias que opone también pueden surgir de sus propios conflictos. El temor a que los pacientes abandonen el tratamiento es uno de los principales obstáculos que se manifiesta como resistencia del analista, por ejemplo, cuando los pacientes rompen el encuadre (llegan tarde, no pagan o no pagan a tiempo), el analista podría evitar analizar ese conflicto por temor a que el paciente se enoje, se sienta mal y abandone el tratamiento.

El narcisismo del analista también puede manifestarse como una resistencia, pues es doloroso y requiere fortaleza mental enfrentar las batallas que se libran en las sesiones. Como mencioné, se despliegan emociones hostiles que no conviene dejar de lado, pues sería promover una escisión, pero el analista podría evitar entrar en contacto con la gama de emociones hostiles que se despliegan en el “aquí y ahora” de la sesión. Recuerdo a una paciente que se peleaba con la vigilante del edificio del consultorio; se quejaba porque no la dejaba pasar cuando ella quería. Fue importante mostrarle que el disgusto no era sólo con la vigilante, sino conmigo, porque yo no estaba a su disposición. Esa interpretación permitió explorar aspectos de su mente curiosos, controladores y celosos en el vínculo transferencial.

El analista es intérprete y objeto de las pasiones humanas. También es un ser humano con su historia, problemas y situaciones personales, que pueden llevarlo a oponer resistencia para no ser impactado emocionalmente por determinados conflictos. Por ello, es fundamental la supervisión constante y el análisis del analista.

Referencias:

Meltzer, D. (1990). Metapsicología ampliada. Spatia.

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