Psicoanálisis, fantasía y embarazo

Por Gabriel Espíndola

El embarazo es un proceso fascinante que produce las más diversas emociones en el psiquismo de quien lo experimenta y de quienes lo atestiguan. El estudio de la mente durante este periodo es complejo, pues además de ser una vivencia única cargada de significados, es un desafío físico y mental.

Para dar lugar al nacimiento del hijo, la mujer vive un conglomerado de fenómenos físicos y psíquicos en un breve periodo de alrededor de cuarenta semanas. No existe una ultrasonografía psicoanalítica, pero el psicoanálisis ha desarrollado múltiples propuestas y modelos explicativos para estudiar la mente inconsciente de la mujer embarazada. De esa manera, conforma un método para comprender la construcción del niño como objeto interior antes de que se convierta en uno exterior.

Psicoanálisis, fantasía y embarazo explora el escenario psíquico donde transcurre la gestación a través de la teoría, principalmente en las líneas freudiana, kleiniana y postkleniana, y de ejemplos clínicos que van acompañando la exposición.

Comienza con el capítulo “Lo femenino y las teorías sexuales infantiles”, que establece una base con las ideas de Freud sobre la sexualidad femenina, así como las reformulaciones sobre el mismo tema que hicieron las autoras posfreudianas y Melanie Klein. En el segundo capítulo, “Estudios psicoanalíticos sobre la mujer embarazada”, se muestran los aportes de los distintos grupos en Europa,  Estados Unidos y América del Sur. Aquí se exponen ideas que se fueron sumando a la discusión, tales como la relación de las crisis emocionales del embarazo con la crisis maduracional; el embarazo como un estado de crisis que exige al yo; la posibilidad de los cambios corporales durante la gestación como indicadores de las exigencias al psiquismo y el papel de la regresión durante este periodo.

El tercer capítulo, “Un relato del interior”, se detiene de manera puntual en las propuestas de la Dra. Joan Raphael-Leff. Su trabajo en hospitales y centros de atención a la mujer embarazada, junto con una sólida formación psicoanalítica dentro de la escuela británica contemporánea, le permite desarrollar un setting donde, en lugar de extrapolar el psicoanálisis a las instituciones, lo utiliza como una lente de comprensión del fenómeno, lo que le lleva a adaptar diversas estrategias a las necesidades institucionales.

En ese sentido, se destacan las aportaciones que el psicoanálisis ha realizado a la psicología clínica mediante la psicodinámica y el conocimiento profundo de los fenómenos psíquicos. Todas ellas son herramientas de enorme valor, pues permiten encontrar un libreto que dé sentido a las emociones tan intensas que la mujer experimenta en este periodo, además de que brindan al terapeuta posibilidades interpretativas para la contención y elaboración de la ansiedad, así como el sufrimiento de las pacientes.

El libro pone particular atención a los sueños, un material excepcional para la construcción y descubrimiento de significados inconscientes. En cada capítulo se podrá encontrar una variedad de ellos; sin embargo, es en el cuarto y último, “El embarazo en la clínica”, donde se halla de manera más extensa la evolución del proceso gestacional y su manifestación en la vida onírica.

Por medio de una revisión detallada de diversas propuestas teóricas, junto con el relato de pequeñas viñetas, se intenta reconstruir, con la mayor cercanía posible, los escenarios que se manifiestan al paciente y al analista en la sesión. Las herramientas con las que se ve el fenómeno inconsciente del embarazo son aquellas que el psicoanálisis ha planteado tradicionalmente; es decir, los sueños, la transferencia-contratransferencia, el encuadre como sostén y las asociaciones de la mujer. La sección “El embarazo en la clínica” está dedicada a hablar de las peculiaridades de la terapia psicoanalítica mientras la paciente atraviesa este periodo y la forma en que la gestación tiñe su mente y, por lo tanto, el tratamiento.

¿Quién es el que la habita? ¿Cómo es? ¿Qué quiere ahí adentro? ¿Hay marcha atrás? Estas son algunas de las preguntas que despierta en la madre el “bebé de fantasía”, el cual, si bien apenas comienza a materializarse, en realidad ya se ha ido formando desde la infancia, conforme la niña ha ido dando respuesta a los enigmas infantiles de la vida temprana y del Edipo.

En el interior, el bebé funciona como una pantalla proyectiva; la madre vuelca en él toda clase de emociones, muchas de ellas bondadosas y propias del vínculo amoroso, pero también otras llenas de agresión. Es por ello que el trabajo terapéutico ha de dirigirse a integrar las tonalidades con las que se va coloreando el embarazo, de modo que la madre construya una mente que permita un vínculo comensal y sea así un potencial continente para el bebé. Esta integración de las emociones implica una nueva digestión de muchos de los misterios infantiles. Así, se abre la puerta para nuevas explicaciones de lo materno, el interior, la relación entre los padres, la diferencia anatómica sexual, la intrusión, la curiosidad por el cuerpo de ella y el de su propia madre, las riquezas y tormentos que esconde, las identificaciones, lo que es, lo que ama y desea.

La elaboración de este texto es el resultado de varios años de trabajo en una institución dedicada a la atención en psicoterapia de mujeres embarazadas y con pacientes que durante el proceso analítico han cursado por uno o varios embarazos. La práctica institucional y la del consultorio privado tienen sus particularidades, pero esto no quiere decir que una sea el cobre y otra el oro; más bien, son labores diversas, con beneficios y complicaciones diferentes. Sin embargo, el psicoanálisis abre en las instituciones un campo privilegiado para la observación de los fenómenos y la intervención en ellos. En el último capítulo se incluyen un par de ideas respecto de este asunto y la experiencia adquirida en ambos settings.

Si bien no toda mujer es madre, todas llegan a cuestionarse la posibilidad de serlo. La maternidad es parte central de lo femenino y la decisión de asumirla o no, una pregunta ineludible. El cuerpo exige respuestas y propone misterios, y la respuesta para este enigma se construye desde la infancia, aunque se concrete tiempo después.

 

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