Adicción: personalidad o síntoma

Por Gabriela Turrent

Las adicciones revelan la presencia de procesos patológicos complejos cuyo desarrollo supone la combinación de componentes sociales, biológicos y psicológicos. Aunque en todas las toxicomanías se observan dificultades en el control de impulsos, en la autorregulación y en la modulación de la ansiedad, lo cierto es que no existe un perfil con determinados rasgos de carácter o de personalidad que sea común a todas las personas adictas. Algunos farmacodependientes mantienen vínculos significativos, son empáticos, trabajan y, por momentos, controlan su consumo. Otros, en cambio, ponen en riesgo su vida y la de aquellos que los rodean, son violentos o presentan características psicopáticas e, incluso, tendencias criminales.

Los trastornos mentales son considerados por la psiquiatría actual como expresiones sintomatológicas y conductuales. Estos involucran factores genéticos, ambientales y psicológicos que actúan de manera complementaria y varían su intensidad de acuerdo con las características particulares y la historia de cada individuo.

Estudios médicos recientes comprueban que las adicciones se manifiestan biológicamente a través de alteraciones cerebrales en los circuitos de recompensa y en la disminución del funcionamiento de la corteza prefrontal (encargada del auto control y de la toma de decisiones). Estas respuestas son observables en todos los pacientes farmacodependientes, sin embargo, no explican las diferencias individuales, el tipo de consumo o las causas que originaron y propiciaron su desarrollo.

La predisposición genética puede hacer al individuo más proclive a sufrir modificaciones cerebrales y es un elemento clave en la correlación entre las adicciones con otros trastornos mentales (depresión, ansiedad, bipolaridad, trastorno por déficit de atención, entre otros). No obstante, para que los genes puedan ejercer su influencia patógena requieren de la presencia de estresores ambientales durante la infancia, así como de interpretaciones subjetivas acompañadas de ansiedad o de sensaciones catastróficas (Szalavitz, 2016).

Sigmund Freud (1916-17) acuñó el término serie complementaria para explicar la etiología de los padecimientos mentales. El fundador del psicoanálisis proponía que entre los factores exógenos (ambientales) y endógenos (predisposición hereditaria y conflictos psíquicos) se establece una compleja interrelación que puede variar de múltiples maneras y da origen a combinaciones particulares que solamente pueden descubrirse en el contacto íntimo con el paciente (ídem).

La perspectiva psicoanalítica no describe un modelo concreto de personalidad adictiva. “Muchos de los factores que tomamos como patognomónicos para el uso de drogas se pueden encontrar en pacientes neuróticos con o sin uso de drogas y estos factores pueden hallarse también en la depresión, delincuencias o psicosis” (Hartmann, 1969). Por esta razón, el psicoanálisis considera a las adicciones como síntomas inespecíficos, es decir, manifestaciones externas del funcionamiento psíquico inconsciente que sólo puede ser entendido a luz de la subjetividad.

El trabajo psicoanalítico con pacientes adictos revela que, aunque no hay un tipo de personalidad común a todos, existen condiciones psíquicas que favorecen su aparición. Por ejemplo, algunos defectos en los mecanismos defensivos facilitan que la droga actúe como medio para deshacerse “mágicamente” de los afectos agresivos, de catástrofes depresivas o de sensaciones de vacío. Tal sería el caso también de las fallas en el aparato psíquico, específicamente en la formación del ideal del yo, que se traducen en falta de determinación y ausencia de sentido de la vida. Asimismo, es común detectar en personas adictas deficiencias en los procesos de simbolización que obstruyen el contacto con las emociones y facilitan la descarga a través de actuaciones (Wurmser, 1974).

Las adicciones a veces se presentan en pacientes neuróticos para calmar sentimientos depresivos; en ocasiones son parte del funcionamiento fronterizo, donde la sustancia actúa como analgésico ante ansiedades que parecen difíciles de representar; del mismo modo, pueden desarrollarlas los pacientes melancólicos, que de forma velada desean sufrir y lastimarse; en pacientes con tendencias perversas y psicopáticas suelen formar parte de la dinámica de daño y destrucción.

Así como no se establece una personalidad adictiva como tal, tampoco los tratamientos ni los pronósticos serán comunes para todos pacientes desde la perspectiva psicoanalítica. Es necesario adentrarse en la realidad psíquica y entender tanto los conflictos como las circunstancias particulares que originaron y sostienen la adicción. A través de un vínculo íntimo el método psicoanalítico busca conocer las fantasías, las motivaciones y las ansiedades, asociadas al placer, al daño y al alivio temporal que la droga les ofrece.

Referencias

Freud, S. (1893-95). “Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud)”. En Obras completas, tomo II. Buenos Aires: Amorrortu, 1985.

Freud, S. (1916-17). “Conferencias de introducción al psicoanálisis”. En Obras completas, tomos XV y XVI. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1950 [1892-99]). “Fragmentos de la correspondencia con Fliess. Manuscrito G”. En Obras completas, tomo I. Buenos Aires: Amorrortu, 1985.

Hartmann, D. (1969). A study of drug-taking adolescents. The Psychoanalytic Study of the Child, 24:384-389.

Puig, M. (2009). Sobre la adolescencia. Perspectivas clásicas y actuales. Tesis de doctorado. México: Centro Eleia.

Szalavitz M. (2016). Unbroken Brain: a Revolutionary Way of Understanding Addiction. Nueva York: St. Martin’s Press.

Wurmser, L. (1974). Psychoanalytic Consideration of the Etiology of Compulsive Drug Use. Journal of the American Psychoanalytic Association, 22(4):820-43.

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